capítulo 49. ☃︎ ❄︎

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más al rato subiré el capítulo final. de verdad, muchísimas gracias por haber sido parte de esta historia¡! ♡

 de verdad, muchísimas gracias por haber sido parte de esta historia¡! ♡

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La noche había caído. 

YoonGi montó en el coche de su padre, y Jin se acomodó en el asiento del copiloto y se abrochó a toda prisa el cinturón.

— ¿Por qué nunca me has dicho que tenías el carné de conducir?

Min se encogió de hombros como toda respuesta mientras ajustaba el espejo del retrovisor. Se pusieron en marcha poco después.

— ¿Tú no tienes todavía el carné?

— No, acabo de cumplir los dieciocho —le recordó—. En Inglaterra somos civilizados, por eso no permitimos que niños de dieciséis años circulen por las calles a su antojo.

Min no confiaba demasiado en el modo de conducir de YoonGi, era similar al de Jungkook; al parecer la falta de calma frente al volante era un problema familiar.

— ¿Sabes...?, estaría bien que pararas cuando hay una señal de Alto o un semáforo en rojo.

—Sí, pero por aquí no pasa nadie, créeme— replicó.

Encendió la radio del coche y comenzó a cantar entusiasmado. SeokJin se esforzó por no gritar y bajar del vehículo a toda prisa como último recurso para salvar su vida.

— Relájate! —le pidió.

— ¿Falta mucho para llegar?

— No. Y deja de aferrarte al asiento, me pone nervioso.

— ¡Mis nervios están a punto de estallar en mil pedazos, así que no me hables de los tuyos!

— ¡Jin, si sigues gritándome acabaremos teniendo un accidente de tráfico!

— ¡No me extrañaría! ¿Crees que han puesto aquí estos semáforos para decorar las calles con lucecitas de colores porque es Navidad?

YoonGi ignoró sus comentarios durante el resto del trayecto. SeokJin se tranquilizó cuando él disminuyó la velocidad y se aproximaron hacia un cartel gigante protagonizado por una hamburguesa.

— ¿Adónde me llevas?

YoonGi frenó cuando llegaron al carril adecuado, donde había una enorme fila de coches.

— ¡Bienvenido a McDonald's!

— ¡Santo Dios! —SeokJin se llevó una mano a la cabeza—. ¿Te has vuelto loco? Ante esto no pienso ceder, y me da igual que sea el deseo de tu vida.

Min dejó de contestar la infinidad de improperios que Jin le dedicó y avanzó por el carril del McAuto, hasta que llegaron a la ventanilla principal. Pidió dos menús y apenas unos minutos después le entregaron la comida con un “gracias por su visita, vuelva pronto”.

— Nunca volveremos —le dijo el inglés a la joven empleada, serio y sin apenas pestañear.

YoonGi pisó el acelerador a toda prisa, evitando así que Kim originara más problemas. Estacionó el coche en una calle cualquiera y sacó las hamburguesas de la bolsa de papel.

— Veamos... esta es para ti —comentó al tiempo que se la tendía a SeokJin. Él la miró con asco y la apartó a un lado—. Y aquí están las papas y la bebida.

— Yoon, en serio, todavía no has entendido que soy vegetariano y que odio la comida grasienta.

— Tú no has entendido esta tarde que visto de otra manera y que no me ha gustado la tienda a la que me has llevado.

— Pues estabas muy guapo...

— Tú también estarías muy guapo comiendo hamburguesas.

— No me hagas esto, por favor.

A YoonGi  le dio pena que el contrario terminara dejando atrás todo su orgullo suplicando de mala manera.

— Está bien—suspiró—, pero solo un pequeño bocado para probarla. Y las papas te las comes sí o sí.

— No.

— Sí, vamos, abre la boca —le pidió dirigiendo la hamburguesa hacia sus labios—. Vamos, no te resistas.

Finalmente, Kim tuvo que ceder. Le dio un bocado ridículo a la hamburguesa y masticó mientras miraba al pálido como si estuviera planeando asesinarlo de un momento otro.

— ¿Y bien...?

— No me gusta.

YoonGi puso los ojos en blanco, le dio las papas y se propuso disfrutar de su propia cena. Jin se comió las papas en silencio, meditando sobre la cantidad de calorías que estaba ingiriendo. En realidad, dejando a un lado lo poco saludable que era aquella comida, el bocado de hamburguesa no había estado mal, aunque nunca lo reconocería delante de su novio. Pero lo que sin duda le maravilló fueron las papas fritas -algo nada habitual en su dieta-, estaban deliciosas.

Tras terminar de cenar en el coche se dirigieron hacia el cine más cercano. Min quería ver una película titulada Gran Torino y Seok aguantó el tipo como pudo. Tras acomodarse en la sala, respiró hondo e intentó imaginar que todas las personas que le rodeaban no estaban realmente allí quitándole el oxígeno. Yoon le cogió la mano en silencio y apoyó la cabeza en el hombro del pelinegro. Probablemente era la primera vez que ante los ojos de los demás parecían una pareja de lo más normal.

Cuando la película acabó montaron de nuevo en el coche y reanudaron el camino a casa.

Mientras esperaban que uno de los semáforos se pusiera en verde para avanzar, ambos se miraron, y Min sonrió.

— Creo que esta misma noche voy a gastar mi último deseo.

— ¡No! Pensaba pedir ahora un deseo mío. —Jin frunció el entrecejo—. No seas egoísta, YoonGi.

— El hecho de que tú, justamente tú, me llames egoísta me da escalofríos, ¿es que no tienes vergüenza? —Aceleró cuando el semáforo finalmente se puso en verde.

— ¿Cuál es tu deseo? Quizá podamos cumplirlos a la vez o algo así.

Tras la reflexión de SeokJin formulada en voz alta, YoonGi le miró sorprendido. Jamás hubiera creído que tales palabras fueran a salir de su boca.

— Me parece perfecto.

— Bien —Kim sonrió—. Pues mi deseo es... ¡que me des mi regalo de Navidad de una vez por todas!

—Jin... —el americano lo miró de reojo ―, recuerdas que cuando nos compramos los regalos tú y yo no nos llevábamos demasiado bien, ¿verdad?

— Sí, recuerdo perfectamente —se cruzó de brazos—. ¿Qué estás insinuando?

— No insinúo nada, solo quiero que no te hagas muchas ilusiones.

— Demasiada tarde: ¡llevo días ilusionado pensando en mi regalo!

﹆ bat kisses; jin ∙ su.Where stories live. Discover now