capítulo 10. ☃︎ ❄︎

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Caminaron por la solitaria avenida de la urbanización hasta la casa de Irene

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Caminaron por la solitaria avenida de la urbanización hasta la casa de Irene. SeokJin estaba a punto de llamar al timbre cuando SeokJin alzó una mano para detenerlo.

— Hagamos un pacto —le pidió—. Si tu amiga loca intenta desnudarme me defenderás. No puedes dejarme solo.

— ¿Y qué recibo yo a cambio de protegerte?

— ¿Es que no puedes conformarte con mi cara bonita? —le reprochó SeokJin, señalándose el rostro.

— El trato no me convence, lo siento —se encogió de hombros.

El inglés se inclinó hacia él peligrosamente.

— Tu madre dijo que teníamos que ser como uña y carne —le recordó—. Yo seré la carne, obviamente es más suave. Tú serás la uña sucia. Tenemos que obedecer a la señora Min.

— ¡Ni en tus mejores sueños! Me da absolutamente igual lo que mi madre diga.

Él insistió, contrariado.

— ¡Pero soy tu protegido, Yoongi! —explotó, con gesto apenado—. No puedes abandonarme a la deriva con la fiera de Irene, ¿acaso no te has fijado en cómo me mira? Sus pupilas se clavan en mis partes bajas como cuchillos; apuesto lo que sea a que a esa le va el sadomasoquismo.

— No exageres, Irene es una buena chica. No te pasará nada —concluyó él, pulsando el interruptor del timbre. Se oyó un sonoro “ding dong”.

— Son las campanas de mi funeral —susurró Jin.

Se arrepentía muchísimo de haber caído en la trampa de Taehyung. Él no quería estar allí, hubiese preferido pasar la noche calientito en su cama, lejos de todos aquellos monstruitos a los que no lograba comprender. Tenía miedo.
El corazón le palpitaba con fuerza en el pecho cuando la chica abrió la puerta, ignoró totalmente a su acompañante y fijó sus ojillos azules en los ojos cafés de SeokJin que dio un respingo hacia atrás al oír su aguda voz.

— ¡Jinnie! ¡Has venido! ¡Ya pensaba que no llegarían! Pasen, pasen... —les indicó, haciéndose a un lado.

Él se inclinó hacia YoonGi. Dentro de lo malo malísimo, el chico era lo menos malo malísimo por simple comparación. El listón estaba alto, rozando el límite de lo humano.

— Conviértete en mi hermano siamés durante el resto de la noche —le rogó.

— Como no te calles, me convertiré en tu hermano perdido —amenazó el otro, aunque disimuló ante la atenta Irene, que les observaba cruzada de brazos.

En cuanto se despistó, su amiga asió del brazo a SeokJin, que la miró aterrorizado como si aquella fuera la mayor de todas las catástrofes posibles. El americano rió por lo bajo y se dijo que, en realidad, su compañero tenía verdaderas razones para estar asustado.

Dentro se encontraban los demás. Jin clavó su mirada en la de Taehyung, que le observaba receloso. Seguramente había supuesto que no iría, pero ahí estaba él, manteniéndose firme a pesar de la apocalíptica situación, dispuesto a arrebatarle su falsa corona.

﹆ bat kisses; jin ∙ su.Where stories live. Discover now