capítulo 43. ☃︎ ❄︎

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[2/2]. <3

Se acomodaron sobre las esterillas y algunas mantas arrugadas

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Se acomodaron sobre las esterillas y algunas mantas arrugadas. A pesar de que cada uno se había sentado en un extremo, gracias al espacio reducido de la tienda estaban muy juntos. Jin suspiró. ¿Qué tenía qué decir? Lo había olvidado. En realidad se había pasado la noche anterior memorizando un discurso bonito y extremadamente sensiblero, pero ninguna de las palabras que había planeado acudían ahora a su mente. Se había quedado en blanco.

— ¿Y bien? —YoonGi, cruzado de brazos y sentado al estilo indio, parecía impaciente por escuchar su discurso.

SeokJin respiró hondo.

— Esto... Yo creo que... —balbució—. Bueno, es que yo... claro, ya sabes... ¿me entiendes, verdad? Era lo que quería decir...

— ¿Qué? —Él lo observó divertido. Obviamente no había entendido nada.

— ¡Pues eso, Min! ¿Qué más quieres que te diga? Si no puedes comprenderme... Era eso... y tal... —se miró las manos, confuso. Estaba sudando a pesar del horrible frío que hacía.

— Jin... ¿cómo quieres que te entienda si aún no has dicho nada coherente?

SeokJin alzó la vista y se perdió en sus ojos. Había vida en ellos.

Había transparencia. Todo estaba en su sitio, todo tenía su lugar. ¿No había dicho nada coherente? Quizá YoonGi tenía razón, porque no recordaba las palabras que acaba de pronunciar, se sentía demasiado intranquilo. Se asustó: podía oír incluso los latidos de su corazón. Empezaba a molestarle el tenso silencio. Cogió mucho aire de golpe.

— Gi, ¿entiendes que... te quiero?

Más y más silencio. Ambos en un mundo paralelo, lejos de todos los demás. YoonGi tragó saliva despacio y advirtió que estaba a punto de llorar.

— Sí.

— Entonces lo entiendes todo —concluyó Jin.

Sonrieron. Él se acercó despacio. Alzó un dedo en lo alto y, extrañado por sus propios actos, acarició con lentitud las lágrimas que se escurrían por su rostro. Incluso llorando era lindo, ¿era eso posible? Probablemente influía lo que sentía por él.

— No llores —le susurró—. Llorar... está mal.

— ¿Quién te ha dicho algo así? —YoonGi encontró sus ojos e intentó que no le temblara el labio inferior al hablar.

— Mi padre —contestó, hablando muy bajito—. No hay que llorar, ¿por qué lo haces?

YoonGi respiró hondo. Tenía mocos y agradeció que SeokJin se sacara un pañuelo limpio del bolsillo y lo limpiara con delicadeza.

— ¿No te da asco? —preguntó él.

— Un poquito. —Jin le sonrió—. Pero después de mis propios mocos, los tuyos son los que menos asco me dan del mundo.

— Oh, ¡qué bonito, Jin!

YoonGi lo abrazó entre risas. Comenzó a llorar con más intensidad. Kim procuró no caer hacia atrás, dado que el americano se había tirado sobre él con todas sus fuerzas, y ahora su piernas rodeaban la cintura del mayor y ya no había espacio entre los dos siquiera para respirar. Cerró los ojos, y durante unos segundos creyó encontrarse en medio del océano, al vaivén de las olas relajantes. Despertó de aquel trance al escuchar de nuevo los sollozos de YoonGi.

— Pero ¿por qué lloras?

— Porque tengo miedo.

— ¿De qué tienes miedo? —preguntó, y besó con ternura su cuello.

— De ti.

SeokJin sintió un pequeño escalofrío recorrer todo su cuerpo.

— Yo... no te haré daño.

— Eso dicen todos.

YoonGi se separó un poco de él, rompiendo aquel abrazo, para poder mirarlo fijamente.

— Si engañaste a esa chica, ¿por qué no harías lo mismo conmigo?

— Porque no eres ella y porque aquello fue una estupidez que cometí por idiota.

— Obviamente, no soy mujer. Pero, ¿Eso es todo?

El todo lo eres tú, GiGi.

Cerró los ojos y se calmó cuando los labios de YoonGi rozaron despacio los suyos. Aguantó las ganas de sonreír para poder sentir plenamente el contacto de aquel beso. Min besó después la punta de su nariz, sus mejillas, la frente y bajó por la barbilla hasta saborear delicadamente uno de sus hombros. Jin se estremeció y lo abrazó más fuerte. Temía hacerle daño, temía presionar demasiado su cintura. Se concentró en escuchar la acelerada respiración del americano. Empezaba a sentir que no podría quedarse quieto como una roca durante mucho más tiempo, así que acogió el rostro de YoonGi entre las manos y lo obligó a mirarlo.

— Esta noche dormiré contigo —le dijo, sonriente.

— ¿Esta noche? —SeokJin torció el gesto—. ¿Por qué no ahora?

— Son las dos del mediodía. —YoonGi ojeó confuso su reloj.

— Podemos dormir... la siesta.

No le dio tiempo a responder. Jin lo tumbó sobre las mantas y cogió una de ellas, tapándolos a los dos. Lo abrazó y apoyó la cabeza en su pecho. Tiritó.

— Yoon, tengo frío.

— Eres como un bebé.

YoonGi rió y le frotó con una mano la espalda, infundiéndole calor. SeokJin sonrió agradecido ante sus mimos. Advirtió el resultado de la charla y su corazón palpitó alegre. Estaba perdonado, y daría lo mejor de sí para no volver a lastimarlo.

﹆ bat kisses; jin ∙ su.Where stories live. Discover now