capítulo 46. ☃︎ ❄︎

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A la mañana siguiente, cuando todos despertaron, recogieron las tiendas y las demás y pertenencias y comenzaron a caminar siguiendo la ruta que les llevaría hacia el conocido destino

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A la mañana siguiente, cuando todos despertaron, recogieron las tiendas y las demás y pertenencias y comenzaron a caminar siguiendo la ruta que les llevaría hacia el conocido destino. Todos estaban más tranquilos, y apenas surgieron percances entre bostezos y caras de sueño. 

SeokJin estaba molesto. Subir y bajar montañas en pleno invierno y a primera hora de la mañana no era una de sus aficiones. Estaba a punto de quejarse cuando, tras salir de las inmediaciones del bosque, de pronto descubrió el nuevo reto al que debería enfrentarse.

Un enorme lago congelado se extendía entre las altas montañas que lo rodeaban. El aire gélido silbaba con fuerza, escurriéndose después entre los árboles que dejaban atrás. Los chicos aplaudieron animados y gritaron manifestando su alegría, a excepción de Kim.

— Todos vamos a morir —presagió.

YoonGi le cogió del brazo para darle fuerzas y lo sacudió, feliz, quitándole importancia a sus palabras.

— No te preocupes, tonto. Seguro que lo pasamos genial.

— No vuelvas a llamarme tonto—le alzó un dedo en alto a modo de advertencia.

—De acuerdo, intentaré no hacerlo a menos que me sirvas la oportunidad en bandeja. —murmuró YoonGi, riendo.

Se habían quedado algo rezagados del resto del grupo, que ahora corría hacia la inmensa superficie de hielo. Una lámina de plata, a lo lejos. Jin admitió en silencio que menos era un paisaje bonito; el vacío y la sencillez a veces eran suficientes. El hielo brillaba bajo la luz del sol casi imperceptible. Al él le gustaban las cosas que relucían, como el oro o los diamantes; era un símbolo de fortuna y prestigio.

— ¡Vamos, vamos con los demás!

— Bien, pero solo porque quiero ver el lago un poco más de cerca —puntualizó él.

Comenzaron a caminar hacia allí. Parecía que todo se deshacía a su alrededor, como si los colores se deslizaran al reflejarse en la superficie helada.

El pelinegro analizó rápidamente a los presentes: Jungkook y Nam saltaban con todas sus fuerzas sobre el hielo como si se hubieran propuesto romper la superficie, caer al agua y morir lentamente congelados.

— ¿Qué intentan hacer? —le preguntó a Min, temeroso.

— ¿Sinceramente? No tengo ni idea, pero prefiero no averiguarlo.

Otros jugaban a deslizarse por el hielo, y los demás se lanzaban bolas de la nieve blanda que quedaba alrededor. Hacía muchísimo frío, pero Seok se esforzó por encontrar la parte positiva de todo aquello: la piel. frío era eno para

— ¡Vamos, Jin!

Él negó con la cabeza.

— No quiero saltar sobre el hielo, ni que me tiren bolas de nieve a la cabeza... ni nada de eso —añadió, señalando a HoSeok, que acababa de tumbarse sobre la superficie helada como si aquello fuera lo más normal. Ni siquiera Jin asintió y comenzó a moverse despacio, balanceándose a un lado y otro. Recordó una canción de George Winston que le gustaba, 'Invierno', y se dejó llevar por las imaginarias notas del piano. Sus pies se deslizaban por el hielo cada vez con más valentía, se alegró de estar allí y haberse atrevido a concederle aquel extraño baile, y como toda respuesta lo abrazó con fuerza.
YoonGi seguía sus movimientos en silencio. En realidad nunca había sabido bailar ni tenía intención de aprender a hacerlo. Pero tiempo atrás había leído un libro que relataba una entretenida historia y se dijo que algún día él también viviría esa experiencia y bailaría sobre un lago congelado como hacían los protagonistas de aquella novela.

Pero ahora YoonGi temía que el final de su propia historia no fuera tan feliz e idílico como solía ser el de los libros que disfrutaba. Recordó que les quedaban apenas unos días que compartir y se contuvo para no frustrarse. Pensó en el tiempo que habían malgastado discutiendo y odiándose, y luego admitió que quizá gracias a todo aquello ahora estaban juntos. Todo había sido muy intenso desde el día que SeokJin llegó al aeropuerto, tanto los buenos como los malos momentos.

— Te vas a ir —le dijo.

Jin se apartó un poco de él para poder ver su rostro. No lloraba, pero tenía los ojos acuosos. A este también le dolía marcharse, aunque no lo demostrara del mismo modo que YoonGi.

— Ya lo sé, nos queda poco tiempo —contestó—. Pero anoche estuve pensando... en algo que quizá podríamos hacer.

— ¿A qué te refieres?

— Una lista —Seok siguió moviéndose de un lado a otro, despacio, mientras hablaba—. Cada uno podría escribir en un papel todas las cosas que le gustaría que hiciéramos juntos y durante los días que nos quedan intentar cumplir la mayoría de esos deseos, ¿qué te parece?

— Es una idea perfecta, Jin—se puso de puntillas y lo abrazó—. ¡Pero apenas nos queda tiempo! —se quejó—... aunque podríamos irnos ya, nosotros dos solos. —Miró a su alrededor—. Seguramente los demás querrán pasar aquí el resto del día, como todos los años.

SeokJin lo sujetó por los hombros y lo miró fijamente.

— Marcharnos ya de aquí sería mi mejor regalo de Navidad y algo que te agradecería el resto de vida.

YoonGi se esforzó por no reír, aunque debía de haber supuesto que para el inglés la idea de irse sería un regalo caído del cielo. Le cogió de la mano y fueron a despedirse de los demás.

﹆ bat kisses; jin ∙ su.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang