Capítulo 15 - Para enseñar la verdad, preciso es aprender a oírla

72 7 2
                                    

La verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio.

Cicerón (106 a. C.- 43 a. C.)

20 de abril 2015

Nueva York, EE. UU.

Un mes, nueve días, doce horas, quince minutos, cuarenta y cinco segundos, era el tiempo exacto que había transcurrido desde que Lorena había perdido la amistad de Nicholas.

Tiempo en que el silencio se volvía el enemigo de la verdad que tanto buscaba gritar.

Las primeras dos semanas, luego de lo ocurrido, Lorena llamaba a Nicholas a su móvil, con la esperanza de que este le contestara y la dejara explicarse, pero en lugar de eso, solo obtuvo como resultado que Nicholas cambiara de número.

Las otras dos semanas siguientes, intentaba que este la recibiera en su consultorio, pero con la insistencia solo obtuvo que se le prohibiera la entrada a la zona donde este laboraba dando consulta.

Y los últimos nueve días, antes de tomar su camino al trabajo, intentaba ingresar al edificio donde residía el pelinegro, pero justamente al noveno, le notificaron que este había desalojado, yéndose a otro lugar a vivir.

En ese tiempo, Lorena aparentaba ante los demás estar bien, llevar su vida como normalmente lo hacía, pero se derrumbaba al cruzar la puerta de su departamento.

Al final de cuentas era una de las cosas que mejor sabía hacer, ¿no?, disfrazar su tristeza con sonrisas, mantener la cara en alto y decir estoy bien, aunque todo en su vida se estuviese derrocando.

— Buenos días — saludó Hanna ingresando de forma distraída, a la oficina de Lorena.

— Buenos días, Hanna — regresó el saludo sonriendo, la pelirroja.

Esta se encontraba parada frente a su escritorio, esperando a que su asistente y amiga, despegara su atención de su tableta y la mirara.

— Hoy tienes una junta con Nike, en punto de las dos de la tarde, de ahí, una comida con...

— ¡Feliz Cumpleaños! — gritó Lorena, cuando notó que Hanna, al parecer, no tenía la menor de las intenciones por dejar de recordar los pendientes de la tarde.

— Pero... — la castaña quedó sorprendida, cuando se percató de su jefa, misma que sostenía un pequeño pastel entre sus manos y a un costado, un par de obsequios.

— ¡Vamos, sopla a las velitas! — le dijo emocionada —. No te olvides de pedir primero un deseo — le recordó.

Lorena no podía no estar emocionada por el cumpleaños de su amiga, porque de verdad, sin Hanna estaría hundida por completo en la depresión y no saldría de la soledad de su departamento.

SATURN © [#1 Cerises] ✔️ NUEVA VERSIÓNWhere stories live. Discover now