Mi infancia en pañales

Parte 11

Pasé un año entero sin saber nada acerca de estas enigmáticas prendas absorbentes. Se acercaba otras fiestas navideñas y mi mamá seguía con sus planes de hacer caridad, esta vez ella y sus amigas ya no se reunirían en mi casa.

Era de mañana, y ese día estábamos solos mi madre y yo, ella iba a salir a esa reunión, pero no me podía quedar solo en casa, así que me llevó. Creí que la iba a pasar muy aburrido en esa reunión, pero al llegar estaba la hija de una amiga de mi mamá. Para no estar aburrido me fui a jugar con ella a su cuarto.

Era el típico cuarto de una niña de ocho años, pintado de rosa con muñecas, bebés y princesas. Algo me llamó la atención encima de una butaca rosada, no podía creerlo ¿Podría ser lo que tanto anhelaba? Pues si lo eran. Encima habían unos pañales apilados de manera muy ordenada, uno arriba del otro "¿Para que ella tendrá pañales?¿Será que ella también le gustan?", esa y otras miles de preguntas invadían mi mente sin darme tregua, me quedé en un estado de limbo mientras me seguían lloviendo preguntas y conspiraciones.

De pronto ella me llama, y comienza a mostrarme cada parte y cada una de las cosas que tenía en su cuarto. Al finalizar le dije: -Emily, y esos pañales que están allá encima ¿Son tuyos?-.

-Si, son míos, esa es mi pañalera-. Dijo mientras se me dibujaba una gran sonrisa en la cara.

Le hice otra pregunta. -¿Entonces tú usas pañales?-. Dije de manera atrevida y curiosa.

-¡Noooo!-. Respondió enojada. -¡Yo no uso pañales!-. Le clave una mirada de confundido y respondió. -Quizá lo malinterpretaste, los pañales son míos, pero yo no uso pañales, lo uso para mis muñecos ¿No ves?-.

A lo que miro de manera panorámica la habitación veo a sus grandes muñecos en pañales. Estos asemejaban a ser bebés, hasta el tamaño era muy preciso. Ahora todo tenía más sentido. Me cogió de la mano y me enseñó con mayor detalle sus muñecos diciéndome: -¿Lo ves?-. Luego de su armario sacó el paquete de los dichosos pañales. -¿Si ves? Este es el paquete que me compraron para jugar con ellos-. Dijo refiriéndose a sus juguetes.

La ilusión que tenía de ella se cayó al piso y se rompió, ella iba a ser la primera persona que conocía que le gustaban los pañales, pero no era así, estaba equivocado. Pero aún así quería unos de esos pañales, tenía que cogerme unos cuantos, pero no sabía cómo.

-¡¡Emilyyyyy!!!-. Se oyó un grito a lo lejos. -Baja para que saludes a tu tía que ha venido a verte con su hijo-. Mi pulso cardiaco se aceleró, creo que esa sería mi gran oportunidad. Señalándome de manera amenazante me dijo: -Quédate aquí, y no te muevas-. Acto seguido salió de su habitación me puse manos a la obra.

Me levanté del suelo donde me encontraba, caminé hacia aquella butaca donde reposaban los pañales encima y cuando los iba a agarrar pensé: "Va a ser un poco obvio que cuando ella se fue había unos pañales aquí encima, pero al regresar ya no estén estos". Me quedé pensando un poco y se me ocurrió cogerlos directamente del paquete, no habría manera de saber si cogí o no unos cuantos.

Así que me metí en el armario, saqué un pequeño paquete de pañales color amarillo, el estilo de las letras se me hacía familiar, cuando leo bien eran Huggies, me puse muy contento ya que eran mis pañales preferidos. Cogí dos, y sin darles una buena ojeada me los guardé, en el interior de mis calzoncillos.

(Así eran los Huggies que tenía Emily en su cuarto, el mismo modelo de empaque, era 2009 cuando tenía 10 años).

Luego oí que mi mamá me llamaba, la parte delante de mí pantalón se hallaba muy abultada, ya que llevaba dos pañales ahí, la gente quizá al verme pensó que era una persona dotada con un bulto muy grande, pero en verdad llevaba los pañales en esa zona.

La razón por la que me llamaba era porque había llegado su mejor amiga, y está tiene un hijo un par de años menor que yo, pero que incluso hasta hoy en día me sigo llevando muy bien con él. Los salude a ambos. Luego me quede conversando con él por bastante tiempo, hasta que me dijo: -¿Qué tal si después de esto te invito a mi casa?-. Dijo a lo que yo respondí de manera afirmativa, su casa era muy divertida.

Le consulto a su mamá que respondió de manera afirmativa, al igual que la mía. Entonces una vez acabada esa reunión me iría a su casa a su jugar. Mi mente ya pasaba la idea, que tendría que aguantarme las ganas de usar pañal hasta llegar a mi casa, tenía una emoción que me ponía los pelos de punta, de tan solo pensar en la maravillosa sensación que me generaban al usarlos.

Me dirigí al baño, solo para poder contemplarlos y examinarlos por fugases momentos. Los saqué y su sensación al tacto era tan agradable como las yemas de mis manos rozaban suavemente la superficie de estos era algo indescriptible. Sus dibujos estilo vintage, aunque eran simples, en mi opinión eran perfectos.

Sin duda el mejor pañal que he usado, una lástima que ya no esté disponible ese modelo en mi país. Quisiera haberlos usado por más tiempo, haber disfrutado de ellos solo un poco más, pero su uso fue muy efímero, pero cada segundo que pasé en ellos valió la pena.

(El modelo del pañal Huggies Classic, era simple, pero para mí sus dibujos eran mis favoritos, en la simpleza esta la perfección).

No fue en ese baño donde me los puse, simplemente los observé de manera detenida, me los volví a guardar como los traficantes llevan sus paquetes de mercancía en las piernas. Salí y esperé hasta que ya fue turno de irme a la casa de mi amigo el cual le llamábamos Gustavito, ya que era el menor de su familia. Inclusive hasta hoy en día le seguimos diciendo así. Nos despedimos de Emily y del resto de personas que estaban en esa reunión.

Me trepé en el carro de su madre y partimos rumbo a su casa, que en verdad no quedaba lejos.

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Estos pañales Huggies Classic, no es que dejaron de existir ni nada de eso, de hecho, siguen sacando nuevos modelos, pero simplemente dejaron de importarlos a mi país. Pero solo ese modelo, ya que siguen vendiendo los Active sec, Natural Care, Pull Ups, Little Swimmers, Goodnites, etc.