Parte 7

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No sabía que responder, había sido agarrado con las manos en la masa, y ni no había manera de evadir lo sucedido. Simplemente deje que mi corazón hablara por mí, abriendo la boca los ecos de mi alma salieron y dijeron: -Si, es que me parecen cómodos, y me gusta cómo se siente llevar uno puesto-. Respondí muy avergonzado.

-¿Por qué tanto afán que tal se siente? ¿Se siente bien?-. Dijo intrigado a lo que había dicho anteriormente.

-Ponte uno y ahí me dices que tal son para ti, porque para mí son una pasada-. Dije.

-No los voy a probar, pero si algún día quieres unos me avisas. Te doy la confianza de ir y coger los que quieras, eso si no los vayas a botar en mi casa, luego creerán que soy yo al que le gustan-. Replicó. -Pero, te advierto que ahora ella solo está usando pañales para dormir, pero una vez que deje de mojar la cama, van a botar todos los pañales que ella tenga, y según mi madre que eso sucederá dentro de poco-.

No podía creer lo que me había dicho, me había abierto las puertas al paraíso, podía coger los pañales que quería y usarlos. Se me dibujó una enorme sonrisa en el rostro. Salimos del baño, y me fui a casa con un pañal. Me lo quité en casa y lo escondí muy bien, almorcé y emprendí de regreso el viaje a la casa de mi amigo, que ahora era mi fiel cómplice. Esta vez llevaba una mochila, para poderme llevar unos cuantos pañales a casa. Toque el timbre, me salió a recibirme diciendo: -¿Y esa mochila?-. Con gran duda.

-Quiero llevarme unos cuantos pañales a casa ¿Me apoyas?-. Dije con gran confianza.

-Si dale entra-. Apenas me abrió me advirtió que esperara en la sala de arriba. Cumpliendo sus órdenes, fui y lo esperé ahí.

Después de un par de minutos se acercó a mí y dijo, ven que ahora ella no está. Fuimos al baño de su pequeña hermana. Observamos el lugar donde permanecían estos absorbentes y suaves artefactos, que tanto placer me han brindado, que han despertado mi curiosidad a lo largo de mi vida.

Cogí dos pañales de tiras, y dos tipos calzón. Abrí el compartimiento de más abajo, para ver los paquetes de estos pañales, ya que me moría por saber que marca y que modelo eran. Pero en este solo se hallaban pequeñas y coloridas bombachas de princesas.

Lo cerré y ambos salimos de ese lugar prohibido, seguido de eso nos quedamos en la sala jugando por el resto de la tarde, hasta que el sol se comenzó a poner sobre los horizontes, ya era tiempo de regresar a casa, pero esta vez regresaba con un gran y valioso botín de tierras distantes. Llegue a mi casa, y fue una noche normal, sin pañales involucrados.

Un nuevo día, se asomó por mi ventana, me desperté y curiosidad fue la que me impulsó a dar un salto de mi cama. Luego de desayunar y vestirme me puse manos a la obra. Cogí mi computadora portátil, saqué de la mochila los pañales que me habían obsequiado el día anterior. Me encerré en baño, que pronto sería mi laboratorio ultrasecreto, puse en el mesón del lavabo todos los pañales a la vista, los separé en dos tipos, los de tiras y los de elástico, coincidentemente los de tiras todos tenían un diseño similar, y todos los de elástico también tenían un diseño similar entre ellos, lo cual me permitió deducir que habían dos diferentes marcas ahí presentes. Después de una exhaustiva búsqueda en internet, encontré la marca y el diseño de los misteriosos desechables.

Los de tiras eran unos pañales colombianos, que solo se encuentran en Colombia, Ecuador y los países cercanos. En un paquete amarillo, con la mascota de la marca en primer plano, la cual era un patito, venían estos pañales llamados "Pequeñín Extraconfort plus", los pañales eran grandes, según la descripción estos tenían una gran capacidad de aguantar grandes cantidades de orina, quería probar si era cierto. Los pañales tenían un colorido estampado del personaje de la marca, con pijama o durmiendo.

Mi infancia en pañales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora