Parte 6

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Reaccioné y me subí los pantalones, sin quitarme el pañal, pensé que Alenka se preocuparía si me demoraba mucho en el baño, entonces salí de este lo más rápido posible. Me senté a su lado y seguimos jugando, pasaba desapercibido el pañal, ya que ella ni se percató que llevaba uno puesto, a los pocos minutos me llamó Milenko. Fui donde el, y al parecer ahora tenía una pequeña sombra que me seguía.

Fui a donde el me llamaba, y cerró la puerta con llave para que aquella mini persona que me seguía no entrara. Nos quedamos un rato en silencio. -¿Que hacemos ahora? Me voy a aburrir-. Dijo Milenko.

-No se-. Respondí. -Juguemos a algo-.

-Dale-. Dijo Milenko.

-Bueno yo digo algo, y tú tienes que hacer lo que yo te diga ¿Entendido? Dale tú comienzas-. Dije.

Luego Milenko se quedó pensando en algo por varios minutos hasta que dijo: -No se me ocurre nada, comienza diciendo algo que quieres que haga-.

-Está bien, pero tienes que hacerlo si o si, prométemelo que lo harás-. Le advertí. Respondió moviendo la cabeza verticalmente.

-Anda al cuarto de Alenka, coge un pañal y póntelo-. Dije con toda la seriedad del mundo.

-¡¡¿¿Me estás diciendo en serio??!!-. Dijo Milenko sorprendido, de seguro no se esperaba algo así.

-Si, habló muy en serio, anda y hazlo-. Le dije.

Protestó y se puso a hacer un berrinche cuál niño pequeño que necesita un pañal. -No lo haré, me niego a hacerlo, dime otra cosa que quieres que haga, todo menos eso-. Se sentó en el piso exclamando disgustado. -De aquí no me muevo, no voy a hacer eso-.

Luego de varios fallidos intentos de insistirle, me di por vencido, sonó un peculiar sonido, Milenko le quitó el seguro a la puerta y la abrió. Era Alenka, se hallaba aburrida y quería jugar con nosotros. -Está bien-. Dijo Milenko. -Vamos a jugar a las escondidas, nosotros nos encondemos y tú nos buscas, pero para que perdamos tienes que atraparnos-.

Apoyó sus brazos y cabeza contra la pared y comenzó a contar, lo cual solo pudo llegar al tres, ya que era una niña muy pequeña, debimos deducir que no iba a poder contar mucho. Tratamos de escondernos, pero apenas lo intentamos, ella ya había terminado de contar, y comenzó a perseguirnos. Hasta quedar acorralados en un baño, en el cual nos metimos Milenko y yo, cerramos la puerta, queríamos esperar a que ella se aburra y se vaya.

Los minutos pasaban y ella no se daba por vencida, seguía afuera montando guardia, esperando a que uno de los dos saliéramos. Me comenzaron a dar ganas de hacer pis, vaya suerte la mía, estaba encerrado en un baño y tenía pañal. Cualquiera de las dos opciones por hacer era buena, pero algo en mí no quería mojar el pañal, hasta el día de hoy no sé qué fue, quizá el miedo de desbordarlo y mojar mis pantalones frente a mi amigo, quizá si ahora estuviera en ese momento, optaría por aguantarme las ganas, ya que estaba en un mismo baño con Milenko. Pero si mal no recuerdo ya se me estaba comenzó a escapar las ganas y tuve que tomar una decisión rápido. -Voy a orinar-. Dije, mientras me ponía de pie y caminaba hacia el retrete. -¡No me mires, ni se te ocurra voltear a verme!-. Exclamé.

Me desabroché el pantalón, lo abrí un poco, y me comencé a despegar las cintas del pañal, pero con una sutileza extrema, para que estas no hicieran ni el más mínimo ruido. Bajé la parte delantera de este, alcé la tapa del baño y comencé a orinar, provocando el peculiar sonido de la orina golpeando contra la superficie líquida del baño. Una vez terminada esa labor, pegué las cintas del pañal, me subí el pantalón y en un abrí y cerrar de ojos, la verdad venció a este cayendo al suelo, me incliné para cogerlo y subírmelo de nuevo.

Al darme media vuelta estaba el, mirándome desconcertado, con una mirada tan fija que era capaz de perforar mis vísceras. Su miraba decía decenas de palabras mezcladas con confusos pensamientos, yo en cambio me costaba un esfuerzo sobrehumano mirarlo a la cara y aguantarle su mirada, lo único que pude hacer fue bajarla. Luego de incómodos momentos de estruendoso silencio, con una voz cortada dijo: -¿Por qué tienes puesto uno de los pañales de Alenka?-.

Mi infancia en pañales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora