Parte 10

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Entré a clases y para suerte mía en ese nuevo año escolar me tocaría con la maestra de ingles que le solía poner pañales a sus alumnos para evitar que fueran al baño, quería provocarla para que desde el primer día me pusiera un pañal, tenia tan cerca mi sueño anhelado de ser puesto y cambiado por alguien más. Así que el primer día ni bien comenzó su clase le pedí permiso para ir al baño, lastimosamente el resultado no era el que esperaba, pues solo abrió la puerta y me dejó ir. Cada día que pasaba le pedía permiso para ir al baño a la profesora, inclusive, aunque no tuviera ganas.

Unas semanas mas tarde le hice la misma petición, pero esta vez se acercó a mí y me dijo agitando el dedo índice y con las cejas fruncidas: -Te voy a poner un Pampers-. Mis ojos seguramente se iluminaron al recibir esa gran noticia, en ningún momento me negué, solo le respondí de manera afirmativa. Para mala fortuna mía al parecer ella se olvidó y nunca llegó a ponerme un pañal, por lo que cada día seguía insistiendo, hasta que un viernes pido permiso para ir, y ella molesta, para la clase y dice: -Niños esto no puede seguir así, me interrumpen la asignatura, les pondré pañales-. Yo estaba con una alegría rebosante otra vez. La miss Gabby se volvió a dirigir a nosotros y nos dijo: -¿Alguien aquí puede traer un paquete de pañales para toda la clase?-. Un compañero alzó la mano y respondió que él podía, "Que genial" pensé, estaremos todos en pañales.

Llegó la nueva semana, pero aquella fantasía no llegó a cumplirse, de hecho, aún no se cumple, que me cambien los pañales hasta día de hoy sigue siendo el anhelo mas esperado de mi vida. Por fortuna todavía tenía pañales en casa que Milenko me había obsequiado meses atrás. Pasó el año lectivo sin éxito alguno, respecto a lo de usar pañales en clase, si hubiera sido más valiente, hubiera tenido el valor de pedirle a esa maestra que me ponga un pañal.

Llegó diciembre con sus vientos de espíritu navideño, solidaridad y amistad. Mi mamá todos los años antes de navidad hace una colecta con sus amigas y compra cosas para ayudar a los más necesitados.

Un día se reunieron con cosas que habían comprado, entre ellas había una que resaltada con un rojo candente de forma cuadrada. Creí que era una broma, pero otra vez el destino me estaba cruzando con ellos, la verdad ya hace varios meses que los últimos pañales de Alenka se me habían acabado, y tenía unas insaciables ganas de volver a usar unos.

Esperé y esperé, vigilando pacientemente el tan anhelado paquete, las horas pasaron y este se quedó olvidado en un rincón de la sala. Sin pensarlo mucho lo agarré, lo observé y esos colores, esas siluetas, me eran muy familiares.

Eran ellos, los primeros que use, la primera vez que robe un pañal en casa de Milenko, esos eran, Huggies Natural Care, los del paquete color rojo, esa fue mi primera vez usando un pañal limpio, inolvidable para mi esa memoria. Tan agradables y gratas sensación que tuve con este, por más efímero y corto que fue su uso.

No pensé en las consecuencias simplemente, me llevé el empaque arriba a mi cuarto, era la primera vez que tenía un paquete entero solo para mí. Me encerré en mi baño y no salí de este hasta haberlos escondido bien, que nadie los pudiera encontrar, solo yo.

El resto de la tarde y la noche transcurrieron de manera normal, traté de irme a dormir, pero mi cuerpo yacía lleno de insomnio y un poco de curiosidad. Me levanté de la cama a medianoche, cerré la puerta de mi baño con mis temblorosas y miedosas manos, y le tranqué seguro.

Saqué el paquete de reluciente color carmesí, lo sostuve en mis manos, y no lo podía creer. Al fin tenía un paquete solo para mí, palpándolo desde afuera podía sentir unas pequeñas y delgadas prominencias apiladas, eran los pañales organizados estricta y muy apretadamente en fila. Lo dejé encima de una mesa, y con una emoción de otro planeta comencé a abrí dicho paquete.

Mi infancia en pañales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora