– Tuvimos una complicación – dijo Vegetta en voz baja mientras se limpiaba la sangre que todavía salía de la herida en su cara y todos volteaban a ver al teñido que seguía en brazos del albino.

– Pudo notarlo, ahora pasen, los Dioses enviaron algunas pociones para curarlos – dijo con una sonrisa levantando la entrada a su tienda para que pasaran.

Uno a uno entraron a la carpa y se sentaron en unas almohadas en el suelo que rodeaban una mesa redonda que tenía un juego de té encima y esperaron a que Merlón entrará.

– Hicieron un buen trabajo Héroes, pueden descansar el resto de la semana  – habló con tranquilidad sacando botellita con un líquido brillante que parecía oro líquido y lo vertió en la tetera y comenzó a servir el líquido en las tasas de té.

– Con esto quedarán como nuevos, no se les olvide agradecer a los dioses luego – los héroes miraron el líquido durante unos momentos antes de tomarlo, tenía un sabor dulce en su lengua y una fragancia a vainilla que relajo todo su cuerpo.

Unos segundos después sus heridas comenzaron a brillar del mismo color dorado que el líquido y comenzaron a cerrarse poco a poco hasta que la luz desapareció dejando solamente un recuerdo de donde antes se encontraban las heridas. Todos soltaron un suspiro de alivio al ver como las heridas y el dolor de sus cuerpos desaparecía dejando solo una sensación de tranquilidad dentro de ellos.

– ¿Podría tener lo que queda de la poción para analizarla? – dijo Luzu con una sonrisa esperando poder replicar un poco aquella sustancia milagrosa, pero el anciano le enseñó la tetera vacía y su emoción se esfumó.

– Lo siento joven Luzu, los dioses me dieron lo exacto para siete tazas – dijo con una pequeña sonrisa divertida mientras se daba la vuelta para calentar agua y sacar una bolsita de lo que creían era té de jengibre.

Todos se quedaron en silencio esperando que Merlón terminara de preparar el té mientras jugaban con sus tazas para matar el tiempo y de vez en cunta llevaban sus miradas hacia donde se encontraba el albino sentado, todavía con Rubius en brazos  con una expresión calmada en su rostro como si la persona que se aferraba a él con fuerza se tratase de un amigo de toda la vida y no de una persona con la que sólo había intercambiado un par de frases en los últimos meses.

El sonido del agua hirviendo dentro de la tetera fue lo único que rompió aquel terrible silencio y Merlón se volvió nuevamente hacia los héroes con su característica sonrisa amable y comenzó a servirles el té mientras ellos decían un pequeño gracias y mantenía la taza caliente en sus manos, esperando que se enfriara un poco para poder tomar.

– Nadie va a mencionar lo que le pasó a Rubius – rompió el silencio Fragan tomando un sorbo de su té y sintiendo la mirada asesina de Willy sobre el mientras atraía más al teñido hacia él.

– Nunca había actuado así – susurro Mangel sin levantar la mirada y acariciando levemente el lugar donde Rubius lo había arañado.

– Nunca lo habíamos visto transformarse, pero pensamos que era porque le gustaba más estar es su forma humana – siguió Lolito dándole unas palmaditas de consuelo en el hombro a Mangel.

– Eso no tiene sentido, los híbridos siempre nos sentimos más cómodos en nuestra forma animal, porque así estamos más conectados con la naturaleza,  nuestros instintos y nos sentimos más protegidos – habló Fragan confundido mirando entre Mangel y Lolito y entre Willy y Rubius buscando una explicación.

– Alguno sabe cómo es posible que personas que no creen en los dioses terminan comunicándose con ellos o como aquellos que dedican toda su vida a ellos nunca han recibido alguna señal de su existencia – interrumpió Merlín llevándose la taza de té a los labios, llamado la atención de todos en la mesa.

¿𝚀𝚞𝚒é𝚗𝚎𝚜 𝚜𝚘𝚗? | RuwigettaWhere stories live. Discover now