¿Cómo criaría a un Bakugou? (Bakugo Katsuki)

Tiempo compartido

Bakugou Katsuki
Eiji: 8 años
Kazui: 4 años

—Estoy en casa— Me anuncie en el momento en que puse un pie en mi hogar.

—¡Oh! Bienvenido— No había una imagen más caliente que mi esposa recién bañada, en ropa interior, solo usando una de mis camisas como pijama

—¡Espera!— Exclamó en el mometo en que la presione contra mi cuerpo con fuerza

—¡¿Qué?!— Renegue al ver que como solo me esquiva

—Toma un baño primero, apestas a sudor— Se quejo

—¡Por supuesto que lo hago, acabo de llegar del parullaje!—Exclame molesto

—¡Shhh!— Me silencio con su dedo indice —No hagas tanto ruido, acabo de dormir a Kazui—

—Agh, por lo menos dame un maldito beso— Ella sonrió en respuesta de aceptación

Realmente esperaba un buen beso de bienvenida, pero en cambio ella se paró de puntitas he hizo que inclinara la cabeza para besar mi frente  

—¿Estas conforme con solo un beso? Báñate y prepárate, Kazui tomó todo su biberón y Eiji fue a jugar al parque toda la tarde—

—Oh mujer, te haré ver el cielo— Dije a lo que ella sonrió para darse la vuelta y subir a la habitación

Sin otra cosa mas en la cabeza, subí junto a ella para darme un baño, ansioso de recibir mi caliente premio.

En cuanto salí del baño, la vi recostada sobre la cama, leyendo un poco. Subi a la cama, haciendo a un lado su libro y robando un fogoso besos de sus labios.

—¡Esta fría, idiota!— Se quejo del agua que goteaba de mi cabello aún mojado

—Siempre te digo que tienes que secarte bien el cabello o tendrás un resfri...— Pero no tenia intención de escuchar sus excusas para aplazar el evento principal —Hey! ¡Espera! Mnnn— De forma adorable intentaba separarse de mi bruto agasajo, pero yo era su hombre y sé muy bien lo que  le hace seder

—¿Primero te me insinúas y luego te pones tímida?— Me burle

—¡No me estoy poniendo tímida! Solo por hoy... te dejare hacer lo que quieras— Y ella levanto para mi la camisa que traía puesta, mostrandome la sexy lencería que había comprado antes para ella.

¡Joder, si! Le haria gemir hasta quedarse afonica y con la mente en blanco

—¡Mierda!— Maldije a todo el puro mundo cuando el sonido de mi alarma de emergencia sonó con fuerza.

—Tú ropa— Ella me lanzó del cajón de a lado un par de ropas, que tome mientras revisaba mi teléfono.

—¿Qué pasa?— Pregunto

—Un villano estrelló un puto camino en la parte trasera de una estación y está en riesgo de que colapse— Explique lo que debía resolver

—¡Mierda! Tuvieron todo el puto día para llamarme y debieron hacerlo ahora, todavía estoy duro— Escupia una maldición con cada paso que daba hacia la puerta de mi hogar.

—Pues usa tu fuerza de voluntad para que baje— Se burló ella —No olvides tu mochila—

—Si— Tome la mochila que me señalaba

—¿Te quedarás en la oficina hoy?— Pregunto

—Algo me dice que el día libre de mañana también se acabo, cara de angel...— Dije con pena la saber que no tendría tiempo para ella