¿Cómo criaría a un Bakugou? (Bakugo Katsuki)

Ambiente romántico

Bakugou Katsuki
Eiji: 7 años
Kazui: 3 años

Mi esposa apareció, yo solo veía la televisión en el sofá de la sala.

—Buenos días, cara de ángel, tu desayuno esta sobre la mesa, apresúrate o se...– Cerré la boca en cuanto sentí el peso de mi mujer sobre mi

—Buenos días, cariño— Murmuro sobre mi oído, abrazándose a mí con más fuerza, presionando su pecho sobre el mío

—¿Qué te pasa hoy, mujer?— Pregunte divertido

—Solo quiero ser mimada por mi esposo, ¿Hay algo de malo con ello?— Pregunto, sosteniendo mi rostro entre sus cálidas manos

—¿Tienes trabajó hoy?— Pregunte

—Una pequeña junta por la tarde— Respondió

—Bien, entonces tú marido te tratará bien esta mañana— Dije para besarle, llevando mis manos a su trasero

—¡Papá!— Entró corriendo Eiji a la habitación

—¡Me voy a bañar!— Gritó mi mujer, bajando de un brinco y subiendo a la habitación casi corriendo

—¿Qué?— Respondí de mal genio, al llamado tan desesperado de Eiji.

—Kazui y yo estábamos jugando a las escondidas, pero ya no lo encuentro ¡Ayúdame!— Me dijo, mostrando que estaba realmente preocupado

Me levante a buscarlo, de mala gana, pero al mismo tiempo preocupado, con el miedo de que el mocoso se haya salido o haya hecho algo peligroso

Rápidamente revise las puertas de salida, verificado que todas estuvieran cerradas con seguro y así fue.

—¿Dónde fue el último lugar en que lo viste?— Pregunte ya seguro de que estaba escondido dentro de la casa

—Le dije que no valía si salía del cuarto ¡Hace trampa!— Respondió ahora mostrándose molesto

Entre a revisar la habitación de juegos y en cuanto entre lo vi y no pude reprimir una carcajada

—¿Lo ves?— Me pregunto mi hijo pequeño

El mocoso sonrió en cuanto se dio cuenta que lo había visto, estaba en el fondo de la pequeña piscina de pelotas, completamente inmóvil.

¿Cómo Eiji no lo había visto?

—¡Papá! ¿Donde está?— Al mocoso no le parecía divertido que yo me burlara y supiera dónde estaba su hermano.

Y el día apenas comenzaba.

—¡Hey mocosos, dejen de brincar, ahora mismo!— Les llame la atención por brincaba de un sofá a otro

—¡Papá, es el villano! ¡Papá, es el villano!— Pero mis regaños sólo incentiva sus gritos y brincos

—¡Escúchenme de una vez y bájense!— Intente alcanzarlos para bajarlos, pero son muy escurridizos

—¡Aquí está un verdadero villano que les robara abrazos a esos niños desobedientes!— Y su madre infantil apareció para dar inicio a otro juego escandaloso

—¡Ah!— Gritaron y se carcajearon, corriendo de un lado a otro siendo perseguidos por su madre.

Yo no eran mi problema, era mí momento de descanso