19. Shared hobbies

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—Midoriya, ¿cómo es estar en una relación con Bakugo? —el pecoso dejó caer su cuchara

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—Midoriya, ¿cómo es estar en una relación con Bakugo? —el pecoso dejó caer su cuchara.

—¿Eh?

—¡Todoroki-kun, es un tema de la vida privada y amorosa de nuestro compañero! —Iida defendió la intimidad de la relación de su amigo.

Midoriya suspiró, hacía apenas un par de semanas que finalmente formalizaron una relación. Sorprendiendo a todos al instante.

¿Cómo alguien tan dulce como Izuku se enamoró de alguien como... Pues, Bakugo? Nadie lo sabía, excepto ellos mismos.

Llenaba de curiosidad como las personalidades opuestas de ambos se complementaban y entendían tan bien. Incluidos algunos profesores que los veían convivir animadamente con ese aire distinto al pasado.

—Es lo más asombroso del mundo... —comenzó a hablar.— Tal vez es muy pronto pero... Lo que sentimos es muy fuerte, supongo que es por éso...

—Oh, te sonrojaste, Deku-kun —el mencionado sintió arder mucho más sus mejillas y las tocó con sus manos.

Mientras sus amigos reían por las reacciones dulces del chico, al otro lado del comedor, un joven de explosiva personalidad veía enérgico al de rizos convivir con sus amigos.

—Bakubro, iremos al patio, ¿vienes con nosotros?

—Piérdanse, tengo mejores cosas qué hacer —levantándose, tomó su bandeja de comida y caminó hasta alejarse de la mesa.

—¡Bakubro! ¡Tú libro!

—¿Cuál libro? —Kirishima dio un salto y un grito no muy masculino al escuchar de repente al novio de su amigo.

—Ha estado leyendo mucho este libro y lo olvidó, Kaminari me espera. ¿Se lo puedes llevar? —el más bajo asintió sonriente, era una excusa perfecta para ir a verlo.

Aunque ya no necesitaba de ninguna.

El pelirrojo le agradeció y tras dejar el libro en sus manos, corrió por el gran salón hasta perderse entre los estudiantes.

Midoriya se disculpó con sus amigos y caminó para buscar a su pareja.

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'Lenguaje de las flores' leía el joven de pecas en la portada de libro.

Estuvo buscando al rubio cenizo y no pudo coincidir con él, tenía su teléfono apagado y no respondía las llamadas. Así que, aprovechando sus dos horas libres antes del entrenamiento, fue a la biblioteca a esperar.

En su aburrimiento, decidió abrir el libro justo donde tenía el separador, siendo casi el medio.

Las hojas eras grisáceas con una tipografía impecable y de aires victorianos. Las ilustraciones de la flor roja plasmada entre las páginas lo  llevaron a acariciarla con el solo roce de sus dedos.

—Es... Bonita... —sonriendo, sacó de su bolsillo un pequeño cuaderno y un lápiz de puntillas, comenzando a dibujar aquellas curiosas flores.

Disfrutaba mucho de dibujar, practicaba cada que podía y su progreso lo aplicaba en los dibujos de los trajes de sus compañeros o héroes en sus notas personales.

Tan absorto se encontraba viendo su obra que ignoró la presencia imponente del ojirubí tras de él, que estaba viéndole dibujar desde hace casi cinco minutos.

—¿Seguirás viendo lo que no es tuyo? —Izuku casi grita de no ser porque recordó estar en la biblioteca.

Aunque no había nadie ahí, ni la encargada.

—Lo-lo lamento, Kacchan... —murmuró, su acompañante tomando asiento a su lado.

Katsuki se limitó a ver en qué página se encontraba, observando en letras cursivas el título de 'Jacintos'.

—¿Sabes qué significado tienen esas flores? —el menor negó, menos avergonzado que hace un instante.— Hay un mito que cuenta que el Dios del sol justo antes de perder a su amado lo convirtió en jacintos para volver de su muerte algo hermoso. Esa flor representa un amor tan puro que cruzó incluso la barrera de la muerte...

Mientras el más alto hablaba, él ponía total atención a lo que decía, imaginando todos los escenarios que le contaba y detallando más su dibujo.

Tras hablar de esa flor, le mostró más de su libro, enseñándole muchas otras, una más bella y colorida que la otra. Contando animado las historias y significados de cada una. Midoriya dibujando cada una de ellas.

Fue en ese instante en que, esperando a que su novio terminara su dibujo de tulipanes, se dio cuenta de cuánto le gustaba verlo hacer algo que le gusta. Sus expresiones al trazar las líneas en el cuaderno, el cómo mordía su labio inferior cuando algo no quedaba tal como lo quería.

Sabía de antemano cuánto le gustaba dibujar, pero nunca lo vio hacerlo con tanto esmero como en ese momento. El cómo peinaba uno de sus rizos tras su oreja para que éste regresara a su lugar original. No retuvo su sonrisa y llevando su mano a su verdoso cabello, acarició las rebeldes hebras.

Detendiendo su actividad, levantó la mirada para encontrar los orbes sangre mirarle con paciencia y cariño, una pequeña sonrisa surcando sus labios. Sus mejillas pronto se encendieron y sonrió nervioso por ello.

—Kacchan sabe mucho de flores...

—A la bruja le gusta cultivarlas en su jardín, era cuestión de tiempo para que aprendiera.

—Ahora que lo pienso, te gusta mucho leer, ¿verdad? —el chico frente a él hizo un sonido en afirmación.— Se nota bastante, siempre traes un libro nuevo cada día.

Por un momento, el cálido ambiente entró en un silencio cómodo, donde ambos solo se dedicaban a mirarse con el cariño que se profesaban.

Estar juntos era un proceso para conocerse de nuevo, explorar y aprender de los otros yo, esos que nadie más conocía. Finalmente ser sinceros con el otro.

—Dibujaste muchos tulipanes —habló, terminando por romper el silencio agradable.

—Los tulipanes son mis favoritos. ¿Quieres intentar dibujar uno? —sin responder con palabras, le quitó el lápiz y cuaderno, viendo fijo la imagen de su libro y la hoja en blanco.

Comenzó trazando una simple línea que acabó borrando; y otra; y otra. Acabando por dibujar una flor deforme y llena de borrones.

—¡Es una mierda! Al carajo tus putos tulipanes —en lugar de sentirse ofendido, Izuku comenzó a reír.

Finalmente había algo en que era mejor que su novio.

—Kacchan podría enseñarme más de las flores, y yo de cómo dibujar.

Tras una breve pausa nuevamente en la conversación, el más alto sonrió con cierro deje de arrogancia y diversión.

—Te voy a superar.

—Ya veremos, Kacchan.

Y tras ese encuentro siguieron compartiendo de los pasatiempos del otro. Midoriya escuchaba con curiosidad sobre los libros de Bakugo y él veía con atención los consejos de cómo dibujar mejor las flores.

Emocionados al punto de olvidar por completo la práctica de la tarde.

BNHA KATSUDEKU - FLUFFTOBER 2021Where stories live. Discover now