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«Eres tan hermosa»
«¿Es ese El Principito?»
«Es tu turno, elige una página»
«Eda, no me dejes. Yo también iré contigo»
Las frases suelen tener pocas palabras y aún así contener una carga emocional que no se puede describir ni con una mirada llena de amor. Su corazón pedía con necesidad la presencia de cierto arquitecto llamado Serkan Bolat y era muy irónico para Eda Yildiz, pues unos meses atrás con la simple mención de aquel nombre, su mente estallaba de furia. Los amores asi solo sucedían en series y películas, por lo cual nunca esperó enamorarse tan profundamente del hombre con el que había firmado un contrato, con el único fin de separar a una pareja que a los ojos de Serkan no tenía futuro.
Ahora Selin estaba muy cerca de caer por Serkan y Eda no podía quedarse a ver como ellos formaban una relación, no podría verlos juntos de la mano añorando ser ella la mujer a su lado. Muchas personas la describían como una mujer fuerte que era capaz de superar cualquier obstáculo, pero por alguna razón sabía que su corazón no resistiría.
Entonces llegó la oferta de Italia con un cartel de «salida» y con la oportunidad que necesitaba tanto para cumplir sus sueños, y de la nada Serkan enfermó haciéndola incapaz de ignorarlo.
«Iré contigo a Italia»
—¿Hice algo estúpido?
—No, no lo hiciste.
—Bien.
—Espera un minuto... ¿No recuerdas nada?
—No recuerdo. Probablemente las medicinas hicieron su trabajo—musitó aún somnoliento. Eda asintió con una mirada apagada pensando en que era demasiado bueno para ser verdad.
Hace unos minutos se encontraba con una sonrisa en su rostro al estar dormida en el pecho de Serkan con suma comodidad, sintiendo su lenta respiración y los latidos constantes de su corazón. Y en el justo momento en el que él se levantó con confusión, Eda sintió un pinchazo en su sistema, rememorando cada momento junto a él, olvidando todo lo que suponía saber para por fin reconocerlo. Aquellos ojos inexplicables y su sonrisa derrumbaron sus paredes de concreto creadas por los sentimientos negativos, haciéndole sentir las famosas mariposas que nunca antes había conocido.
—Iré a bañarme. Volveré y desayunáremos.
Eda no mencionó ni una sola palabra y a su vez su cerebro le gritaba que era lo mejor, que no funcionaban, que no eran del mismo mundo, palabras que Aydan Bolat repitió sin saber cuanto estaba afectando a la chica frente a ella.
—Para recomponer los errores del pasado, Serkan debe volver con Selin—continuo con tranquilidad—. Eres una chica tan buena Eda, en tan poco tiempo me has dado mucho a mi, a Serkan e incluso a Alptekin, de cierta forma nos quitaste el polvo y le recordaste a Serkan que era humano, pero ahora necesita a alguien que lo conozca, que lo despierte, alguien con quien pueda confiar y esa persona es Selin.
