Want you back | Parte 1

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Una pequeña Eda miraba la gran casa que se alzaba frente a ella, su mirada lucía perdida mientras que Tahir, el guardaespaldas de su abuela le decía que no saliera del vehículo a menos de que sea una emergencia

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Una pequeña Eda miraba la gran casa que se alzaba frente a ella, su mirada lucía perdida mientras que Tahir, el guardaespaldas de su abuela le decía que no saliera del vehículo a menos de que sea una emergencia. Sin embargo, él no volvía y Eda se sintió abandonada durante unos minutos, ¿la iba a dejar así como la dejaron sus padres? 

Así que ni siquiera dudó en abrir la puerta del coche para correr a un lugar en donde se sintiera segura y en cuanto vio los caballos se detuvo en seco. Un niño unos tres años mayor a ella acariciaba a uno con cuidado con el ceño fruncido como si le molestara algo, pero al mismo tiempo parecía triste.

Y estaba solo, asi como ella.  

Eda sintió como sus piernas avanzaban solas y tomó la pulsera que su madre le había regalado como una especie de protección. Al llegar al lado del niño, Eda noto como este suspiro con cansancio como si no le gustara su presencia del todo así que intentó indagar qué estaba mal con ella.

—Hola.

—Hola—saludo rodando un poco los ojos. Era bastante alto e incluso un poco rubio—, no quiero sonar grosero pero estas en mi casa y quiero que te vayas a algun otro lado. 

—Pero estas solo.

—Estoy mejor así—respondió agachando la cabeza un poco.

—Nadie debería estar solo—contradijo poniendo una mirada un poco más suave—, ¿como te llamas?

—Serkan—respondió esta vez prestándole más atención—¿y tu?

—Eda...—antes de que pudiera continuar escucho pasos apresurados a su espalda y cuando se giró pudo ver a Tahir con una mueca de molestia al tiempo en que agarró su brazo con un poco de brusquedad.

Serkan noto el comportamiento del señor y estaba por replicar hasta que en su campo de visión apareció su padre con un impecable traje, casi no parecía estar preocupado por que su hijo mayor estaba enfermo. El hombre observó con cuidado a la niña, la culpa lo carcomía y era por ello que había movido cielo y tierra para lograr saber sobre su paradero. 

—¿Es ella?—cuestiono en un susurro.

Evet—el guardaespaldas soltó su brazo poco a poco ante la mirada amenazante de la niña.

—Lamento lo de sus padres—indicó el patriarca de los Bolat claramente afectado.

Eda casi se tira a llorar por tercera vez en el dia, pero solo le respondió un ligero asentimiento. La mirada de Tahir fue suficiente para hacer que ella se despidiera de Serkan y de su padre con tristeza. Una vez llegaron a el vehículo de nuevo, sintió el peso de sus acciones caer en su espalda de nuevo.

—¿Cuales fueron mis indicaciones?—preguntó con un tono un poco grotesco—. Si te perdias tu abuela era capaz de colgarme vivo, ¡vamos! Deberías estar en tus clases de ballet y ni se te ocurra decirle que nos desviamos de la ruta normal.

One Shots | SÇKWhere stories live. Discover now