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Se sentía mal, viéndose frente a ese espejo, había una razón para eso. Se sentía inútil, mucho, e impotente. Sus ojos azulados estaban clavados en ella misma, en un trance, preguntándose cientos de cosas, ni siquiera veía su rostro ahí, su mente estaba en su propio interior, en un mar de pensamientos, ahogándose en los sentimientos que aquellos juicios propios le provocaban, ninguno era positivo.

Por alguna razón, aquel mar terminaría repentinamente, cortando el flujo que la mantenía concentrada y con la mirada fija en aquel espejo.

Rarity negaría, suspirando, alejándose y dejando la toalla que estaba en su casco a un lado. Su propósito inicial fue lavarse la cara de los residuos que las incontables lagrimas dejaron por la noche, pero perdió una media hora extra, odiándose a sí misma por no haber hecho algo más en el momento que tuvo la oportunidad; eso era inevitable, pero sentía que, un movimiento, una palabra, o algo, pudieron hacer una diferencia significativa, en algún momento.

Caminaría, y vería la cama, donde Apple Bloom dormía. La potra temblaba mucho, y estaba tensa, fue un milagro que ella pudiera dormir.

La unicornio blanca saldría de la habitación. Toda la boutique, y su casa, se sentían más frías de lo normal, solitarias y mucho más. No se sentía cómoda ahí, pero no podía ir a otro lugar, ninguno estaba mejor, ya todos tenían a su maldición encima, este al menos era suyo.

Pasaría frente a la habitación de Sweetie Belle, donde Applejack debería estar durmiendo. Inicialmente pensó en entrar a ver como estaba, pero si estaba tan tensa como la última vez que la vio, se despertaría con el solo abrir de la puerta, y en caso de estar despierta, mejor sería dejarla sola, aunque no quisiera eso, solo para asegurarse, daría un par de toques ligeros, escuchando atentamente. No oiría nada, tenía razón, mejor la dejaría sola, por lo que pasaría directo a las escaleras.

Para esas horas, la boutique ya debería estar abierta, o ella trabajando en algún pedido, pero no tenía ni pensado hacer nada de eso, y no querría darle explicaciones a nadie, solo quería estar tranquila, o lo poco que lograra conseguir.

Llegaría hasta la cocina, donde solo pensaría en algo simple, por lo que, con su magia, sacaría un tazón de un mueble, para luego atraer una caja de hojuelas de trigo, y dejarlas caer dentro del tazón, mientras ella se sentaba en la mesa, apoyando su cabeza contra uno de sus cascos, y con su magia sacar una cuchara.

Mientras comía, escucharía unos ligeros y pequeños cascos bajar las escaleras, para después cruzar por la puerta de la cocina, dejando ver a una potra pelirroja, y amarillenta.

La potra le daría una mirada triste a Rarity, para luego hablar con una voz decaída, decepcionada y triste.

—No fue una pesadilla... —Con una voz ligeramente quebrada, pero más que nada, desesperanzada.

Rarity la vería, y triste le contestaría.

—Me temo que no, querida —lamentaba ser ella quien confirmaba sus miedos, pero mentirle tampoco habría resultado útil.

Apple Bloom le dedicaría una mirada, no tan larga, sus ojos tenían unas leves ojeras, que solo hacían más notable la estética decaída que había adoptado inconscientemente, aunque no era de esperarse menos.

—Volveré a dormir —dijo la potra, con decepción, dando una media vuelta tan decaída como ella.

—¿No vas a comer? —Rarity levantaría ligeramente la cabeza al preguntar.

—No tengo hambre. —Fue la contestación que recibiría de la potra que subía las escaleras, de vuelta a la cama, aunque volvería a pensar en algo que descartó al bajar.

My Little Pony: Era oscura (BETA)Where stories live. Discover now