𝐀𝐜𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐛𝐚𝐛𝐢𝐞𝐬.

Începe de la început
                                    

Sabías lo mucho que significaría para él el hecho de que lo presentaras a tus padres, el hecho de que supieran que ahora formarían una familia, pero sí debías ser sincera contigo misma y solo contigo; no era la idea mas viable por ahora.

En las semanas continúas, ya era visiblemente notable en tu vientre que estabas en cinta, recibías halagos encantadores que te ponían un poco mas nerviosa.
'Que lindo hace lucir ese kimono a tu embarazo, ____'
'Te ves realmente bien de esa forma'
'El embarazo te sienta bien'
'Tu prometido debe estár tan felíz'

Y si, Hakemi lo estaba.

Había noches en las que no podía dormir y tampoco te permitía a ti hacerlo debido a las interminables preguntas que solía hacerte.
'¿Crees que podré ser un buen padre, _____?' 'Espero sea idéntico a ti y no a mi, porque tu eres hermosa.'

Sí antes fue protector, ahora parecía tu guardaespaldas. Y al principio amaste eso, al principio todo se sentía tan bien. Hakemi se encargaba de tomar el tren por las mañanas junto a ti para ir a los chequeos con el médico, él siempre te esperaba en la pequeña sala médica, para regresar a casa. Preparaba el baño y cuando entrabas a la tina, se encargaba de enjuagar tu cabello, hacía el almuerzo para ti sin importar que tuviera que levantarse una hora mas temprano de lo usual.

Pero entonces todo eso cambió cuando la realidad te golpeó esa tarde.
Habías tenido antojos impredecibles durante el 4to mes, los rollos de canela y manzana se habían terminado del estante y habías convencido a Hakemi de ir por unos a la ciudad, podrían comprar algunas cosas que también comenzaban a ser necesarias.
Estando ahí no había una gran cantidad de personas debido a la hora.
Al momento de estár a punto de pagar, el dinero no les alcanzó. Y eran solamente cosas básicas de almacen.

Sabías que Hakemi estaba avergonzado, no con la mujer de la tienda o las personas detrás de ustedes esperando, sí no contigo. Estaba avergonzado por no ser suficiente, no ganar suficiente; por dios, sí pudiera, ya te habría comprado el anillo con el diamante mas brillante y enorme de todo Japón. Pero no podía, nisiquiera el sueldo de los dos les alcanzaba para comprar un par de cosas necesarias.

Y tu lo sabías. Porque al salir de ahí, caminaron en silencio de vuelta al apartamento, sí no hubieses conocido a Hakemi, sí tan solo hubieras escuchado a tus padres. 'Construye un buen futuro para ti'.
Fue en ese momento en el que algo se quebró dentro de ti, ver a dos padres y sus dos hijos yaciendo en el suelo y la oscuridad, mendigando por un par de centavos que las personas les pudieran ofrecer.

Por dios, no querías eso, no deseabas eso. Y era así como sentías que todo iba a terminar. Porque todo era demasiado costoso.
La formula para infantes.
La ropa de algodón interior para bebé.
La papilla, los biberones.
Y nisiquiera podías completar las cosas básicas para llenar el gabinete.

Las cosas comenzaron a escalar después de esa ocasión, debido a tu temor de no ser feliz, y de no criar a tu hijo en un lugar lleno de amor y esperanza.
Y aun que sonara cruel de tu parte, no deseabas que su vida terminara como la de Hakemi.

Luego llegó ese día, el día en el que tu prometido no soportó mas. Se rindió; y terminó colgándose en el sótano de la pequeña casa que compartían.
Te dejó.
Sola, con un bebé con el que no tenías idea de como sobrellevar.

A pesar de todo lo sucedido, trataste de ser una maravillosa madre cuando tu hijo nació; le llamaste por nombre "Kitsune".
Sus ojos purpura resaltaban como amatistas, sus cabellos azabaches como las alas de un cuervo, era un niño precioso; y lo que mas amabas con tu corazón.

Esa tarde habías decidido visitar a tu hermana mayor, Akane. La relación con ella se volvió aún mas estrecha después de escuchar sobre todo lo que te había sucedido. Tomaste la oportunidad de dar un paseo alrededor de las colinas cercanas al monte Haku mientras ella y su esposo preparaban la cena. Estabas entusiasmada por enseñarle sus primeros pasos al pequeño Kitsune, a esa edad, él iba y venía alrededor de ti, siempre con una sonrisa con apenas dos pequeños dientes de leche asomándose.

𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐛𝐮𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢 | 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒. +𝟭𝟴Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum