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| Darth Vettel contraataca 

Sebastian Vettel era un hombre pocas palabras. Rara vez se lo escuchaba hablar de más o malgastar oraciones. Su naturaleza alemana lo mantenía siempre en un discurso escueto pero directo. Y sobre todo, claro. 

Cuando Isabella abrió la puerta y encontró a su anterior compañero de trabajo frente a ella, quiso llorar. Y no en un llanto de angustia y desasosiego, como le venía sucediendo.  La muchacha se vio invadida por una emoción que hacía días la había abandonado. 

El piloto se hizo espacio y entró al departamento sin esperar la invitación. No era la primera vez que estaba allí, no cuando él y su esposa personalmente había ayudado a Isabella a encontrar un hogar indicado. 

Isabella lo siguió hasta la pequeña cocina, donde ambos se encontraron sentados en la mesa junto a la mesada. La muchacha seguía sin palabras, con la única concentración en aguantar el nudo en la garganta que tanto la acechaba. 

-Podés hablar, mädchen. Sabés que no muerdo- exclamó él en tono jocoso. Isabella levantó la vista, contempló su cara relajada, su expresión paternal, y no pudo hacer mucho más. Rompió en llanto sin poder evitar los sollozos y los mocos que le empezaron a caer por el rostro. 

Con las manos mitad cubriéndose, mitad secándose, sintió la mano de Sebastián dándole una palmada en la espalda en el mas silencioso "te entiendo". 

Sin dejar de llorar, lo escuchó moverse y servirle un vaso de agua, que colocó delante de ella. Isabella solo se soltó el rostro para poder hidratarse. Ni quería imaginar lo que era su cara en ese momento. 

-Perdón- exclamó tras dar el primer trago con un hilo de voz. Sebastian negó con la cabeza.

-No creo que seas vos la que tiene que pedir perdón. 

-En el momento en que esto se haga publico, lo mínimo que voy a tener que hacer es pedir perdón. De rodillas. Y con un látigo en la espalda- continuó acompañado con un sollozo. 

Sebastian soltó una risa involuntaria. Isabella esperó algún remate más, pero el alemán se quedó callado.

-¿Qué hacés acá? La carrera...¿no tenés que estar allá?- La pregunta no tenía intenciones de ser ofensiva, de hecho el tono fue mas inocente. Isabella realmente se preguntaba como no tenía que estar en plena preparación para un GP a medio mundo de distancia. 

-Tenía que resolver algunas cosas en Europa...y Hanna me dijo que no respondiste ninguna llamada. 

Ante esto, Isabella se sintió avergonzada. Era cierto, la esposa de Sebastian había estado intentando contactarla desde hacía varios días, pero ella no quería ver ni hablar ni siquiera escuchar a nadie.  

El alemán no esperó a que ella emitiera palabra. Su rostro hablaba solo: las mejillas rojas, los ojos hinchados, la postura jorobada. Todo en ella expresaba derrota. 

-Quiero, queremos, que nos dejes ayudarte, Isa. No tenes por qué avergonzarte, o de qué sentirte culpable, esto...esto te excede-le explicó con la sabiduría de alguien que tiene varios años en una industria de tal astilla. 

Isabella levantó la mirada, de cierta manera interrogándolo, por un momento sintiendo que la curiosidad le ganaba a la angustia. El nudo en la voz era lo único que no le permitía verbalizarlo. 

-No viene al caso ahora- siguió él como leyéndole la mente- hay cosas en Ferrari que ni yo entiendo, y estuve años lidiando con ellos- el alemán se inclinó un poco más y la tomó de la mano con un pequeño apretón- El punto es que con Hanna decidimos hacernos cargo de tu abogado y tu asesoría legal. Queremos que tengas una defensa fuerte y-

-Es mentira, Sebastian, te lo juro, nunca vendería información...no tiene sentido que lo haga, ¿por qué Red Bull me contrataría...?- comenzó frenética, buscando cualquier palabra que verifique su discurso, sus acciones.

El alemán la detuvo con otro pequeño apretón.

-Lo sé, mädchen, en serio, lo sé. Por eso vamos a presentar una contrademanda por daños y perjuicios para después continuar con una denuncia por injurias y calumnias. Vamos a limpiar tu nombre, a ponerte de pie de nuevo ¿sí?- Sebastian la miró, esta vez expectante de una respuesta. Isabella asintió entre lagrimas- Pero para eso necesitamos que nos atiendas las llamadas, que hables con Paulina, que salgas de la cama ¿ok? 

Isabella volvió a asentir, ahora con sollozos mas agudos. El piloto se acercó a ella y la contuvo en una abrazo que la invitaba a soltar todo lo que tenía guardado. Aquel verde regio de la chomba de Aston Martin quedaría contaminado por el verde moco y la sal de las lagrimas. 

-Te necesitamos fuerte, Isa. Recuperada. Vos solo tuviste el infortunio de quedar en el medio de una joven con mucho dinero y poco amor paternal. Y de enamorarte. Y por ninguna de las dos puedo culparte. 

La imagen de Charles no ayudó a que dejara de llorar. Pero el apoyo paternal de una de las mejores personas que el circuito le había presentado la hizo sentir por primera vez en varias semanas que estar emocionalmente estable era una posibilidad. 

Después de un chocolate caliente y de intentar sin triunfo que los mocos salieran del verde regio de la chomba de Aston Martin, Sebastian recogió sus cosas y se dirigió a la puerta. 

-¿Vas a atender las llamadas?- le dijo tomándola por ambos hombros y mirándola de frente. 

-Sí. 

-¿Vas a volver al mundo real?

-Sí. 

-¿Vas a estar fuerte?

-Sí- terminó, convencida (aunque limpiándose un moquito que caía). 

Se abrazaron una vez más antes de que el alemán tomara el picaporte de la puerta. 

Sin embargo, antes de voltearse totalmente, Sebastian observó la televisión que había quedado prendida detrás de ella y habló de nuevo. 

-Ah, mädchen, a los medios no va a llegar nada. Podes apagar esos noticieros, te lo afirmo con total seguridad. 

Isabella, como mujer de prensa que era, sabía que de la misma manera que se invertía dinero para que algo llegue a los medios, se necesitaba una contraoferta para darlo de baja, para evitar que marque agenda. Y, en general, estas contra inversiones eran de tipo... sustancial. 

-Nn-o...no sé como agradecerte esto, Sebastián, es un montón...yo...

Pero el alemán la paró en seco.

-Nono, Isa, vos sabes mejor que yo que nunca tuve la inocencia o el carisma para ser el favorito de la prensa. Ni mucho menos la cara bonita. 

Con media sonrisa en la cara, y la galantería de haber tirado casi una primicia, Sebastian la saludó con un ultimo beso en el cachete y cerró la puerta tras salir de la casa, dejando a Isabella congelada en su lugar, con las lagrimas secas calándole las mejillas, la expresión atónita invadiendo su cara y el corazón con una taquicardia extrema amenazando con estallarle de emoción. 

¿Acaso...significaba...?

-

Holu, aparecí (?)

Bueno, vamos con las noticias:

1-Perdón por tardar tanto en actualizar. Se que pasó mucho tiempo desde el ultimo cap y que tardé banda. Amo mucho leer sus comentarios, ver cuanto les interesa esta fic y que estan expectantes de lo que pase, me hace sentir muy bien. Pero al mismo tiempo, no estoy pasando un buen momento en la vida cotidiana, no tengo mucho tiempo y el poco que tengo lo invierto en intentar sentirme bien. Nada, para que sepan. 

2-Por alguna razón no estoy pudiendo subir gifs asi que por eso estas ultimas actualizaciones no tienen imagen, veré como lo arreglo

3-Espero que les guste este cap y que esta historia siga teniendo sentido para ustedes. Como dije mas arriba, amo mucho leerles♥

4-También espero que anden bien ♥

Un beso muy grande, gracias por el apoyo y la paciencia♥

red || charles leclercOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz