«No te soporto Leclerc, te juro que no te soporto más»
Isabella, la nueva oficial de prensa de Charles Leclerc, tendrá que no solo hacele frente a un trabajo con mil cosas por aprender sino también a su piloto, que esfuerza en hacer imposible su rut...
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| el amor después del amor
Era raro volver a estar allí. En un Grand Prix, en un circuito, en la sala de Charles. Era aún más raro haber pasado las horas anteriores a la carrera eligiendo su outfit del día y no vistiéndose directamente con el uniforme rojo Ferrari.
Era raro, después de todo, estar fuera de lo que había sido su trabajo durante años.
Charles la dejó pasar como quien se encuentra con un viejo conocido después de mucho tiempo: en silencio, dejándole espacio y cerrando la puerta detrás de ella. La sala estaba desordenada, un tipo de desorden en el que solo el monegasco podía encontrarse, pero estaba cálida, erizándole apenas las piernas descubiertas bajo el vestido floreado que vestía.
Los dos se quedaron parados, distanciados, mirándose.
-Hola- dijo finalmente ella -Cuánto tiempo- agregó con una media sonrisa.
-Hola- respondió él, todavía algo sorprendido por su presencia- Sí...es raro verte de verde- agregó con una risa nerviosa.
El silencio volvió al lugar. Era un silencio expectante, más que incómodo. Como si ambos estuvieran buscando el momento o las palabras indicadas. Isabella le dió una mirada panorámica: el mameluco rojo atado a la cintura, la cara y el cuello colorado y el cabello despeinado, indicio de que recién se había quitado el casco.
Cuando tomó coraje para hablar, se escuchó un grito del exterior.
-¡Cinco minutos, Charles, te necesitamos para la foto final!
Sus cabezas giraron hacia la puerta de inmediato. Isabella no pudo evitar sentir la desesperación.
-Isa, yo...
-No, no- lo cortó rápidamente- no quiero quitarte tiempo, ni molestarte, solo quiero agradecerte- comenzó, dando un paso hacia adelante. Sus manos jugaban con los anillos entre sus dedos -Se que me tomé demasiado tiempo, que tardé en entenderlo y que tendría que haberte hablado antes...pero se que el que puso la plata, que el que calló a la prensa fuiste vos y eso...eso es un gesto enorme que no podía dejar pasar. Me salvaste la espalda, Charles, y más allá de todo lo que pasó y todo lo que me duele esta situación, mereces saberlo- terminó con una larga respiración, como si hubiese vomitado todo lo dicho.
Charles tenía la vista en el suelo.
-Es lo mínimo que podía hacer...-admitió casi en un susurro- Debería haber actuado antes, Isa, antes de tu último día, antes de mi cumpleaños...podría haberte evitado que se te caigan los contratos, todo este mes sin hablarnos...
Isabella sintió como los latidos del corazón se aceleraban. No de nervios, como había sentido desde que había puesto un pie en el país, sino más bien de emoción, más cercano a la felicidad.
-El azul ni siquiera me queda tan bien- se animó a bromear, lo que le ganó una pequeña risa de Charles.
(Y sí, extrañaba un poco escuchar ese sonido en vivo y en directo).
