CAPÍTULO XXXX

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Apenas salí por la puerta de sala, en busca de Deborah, sentí que golpearon mi nuca con algo sólido, di unos pasos, hasta que todo se hizo oscuro.

El dolor de cabeza me despertó, apreté mis ojos, quise moverme, pero no pude, en una camilla elevada verticalmente me tienen inmovilizado, con unas correas anchas de metal, que están alrededor de mis muñecas, tobillos, muslos y torso, estoy paralizado.
Hecho un vistazo a mi alrededor, en unas camillas similares a la que yo estoy atrapado, están Deborah y Camila, amabas inconsciente, me da impotencia verlas ahí sin poder hacer nada, pero es imposible no puedo moverme.

Se abre una puerta que está en el fondo de la habitación, dando paso a que entrara un hombre totalmente vestido de negro, con un chándal, un abrigo de gorro que le cubría la cabeza, ocultando su rostro.
Apenas lo vi supe que es el asesino, la persona que se ha encargado de destruir mi vida.

-Ya sabes mi secreto, no tiene sentido que me oculte- dijo mientras se quitaba el gorro dejando ver su rostro.

Su cabeza sin pelo, la frente plagada de líneas de expresión, algunos pelos blancos en su barba, esta vez no usaba sus típicos espejuelos, todo este tiempo el asesino se había sido el Dr. Sousman.

Quise zafarme, pero es imposible, por mi mente solo pasa una cosa, matar al bastardo que está parado delante de mí.

-No malgaste energía Sr. Deamon- dijo mientras inyectaba el brazo de Camila con alguna sustancia.

- ¡Déjala en paz imbécil! - le grité, pero fue en vano. Volví a intentar zafarme, sabiendo que es imposible.
-Mantenga la calma- ahora a la que inyectó fue a Deborah.

- ¡Ellas no te han hecho nada! - lance otro grito, para ser ignorado.

-Eso que les acabo de inyectar, es un veneno, que en 2 horas aproximadamente las matara, sufrirán una agonía lenta y dolorosa- dijo mirando su reloj.

-Mátame a mí, pero déjalas ir a ellas- casi que le supliqué, estoy dispuesto a dar la vida por cualquiera de esas dos chicas.

-Para que vea que no soy malo, le voy a dar la oportunidad de salvar a una de sus dos queridos amores- sacó una jeringa de adentro del bolsillo del chándal.

-Eso que ve aquí- dijo mirando la jeringa.  –es el antídoto para el veneno que les acabo de inyectar, a su debido tiempo usted tendrá la oportunidad de elegir a cuál de las dos salvara, la otra por desgracia va a morir- colocó la jeringa con el antídoto sobre una mesa de metal, que está en medio de la habitación donde estamos.

Para este psicópata todo es un juego, puedo ver en sus ojos que se está divirtiendo.

-Lleva tiempo detrás de mi Sr. Deamon, apuesto a que quiere saber mi historia- se sentó sobre una silla delante de mí.

-No yo lo que quiero es matarte- el odio, la sed de venganza se habían apoderado de mí.

-Puede que tengas la oportunidad- dejo ir una sonrisa enfermiza.  –Pero ahora quiero hablarle sobre mí, así que silencio-

-Estas enfermo- lo miraba con ira.

Caminó hasta donde estaba, me dio un golpe a puño cerrado, que hizo que girara mi cara, sentí la sangre correr por mi labio partido.

-Ya te vas a callar- dijo limpiando mi sangre de su nudillo.

Llevo mucho tiempo resistiendo el dolor mental, que es peor que el dolor físico, pero no gano nada con que ese tipo me golpee hasta la muerte y no pueda salvar ni a Deborah ni a Camila.
No tengo más opción que hacerle caso a ese psicópata egocéntrico.

-En realidad me llamo Blake Connor y trabaja como mercenario haciendo todo tipo de trabajos, hasta que me ofrecieron una buena suma por matar a un tal Dr. Miller.

OBSERVADO [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora