CAPÍTULO XX

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En la puerta de mi cuarto está ese chico, que durante la mañana me había indicado donde estaba el comedor.

-vamos a ver al hombre del sótano- utilizó un tono muy bajo para hablarme.
Miré mi reloj 1:45 –  no es seguro que andes a esta hora deambulando por los pasillos de este psiquiátrico- deje caer una mirada de desaprobación sobre él.
-Además si algún guardia te ve vas a meterte en líos- intenté que entrara en conciencia.

- yo si voy a ir a ver al hombre del sótano- me dio la espalda, para salir caminando sigilosamente.

-Espera- puse mi mano sobre su hombro. –voy contigo- no sé si fue mi curiosidad por saber quién era ese hombre del sótano o el sentimiento de proteger a ese chico lo que me hizo seguirlo a través del oscuro pasillo.

Ambos estábamos escondidos tras una pared.

-tenemos que llegar a esa puerta- apuntó con su dedo índice hacia una puerta que estaba al final del pasillo.

- ¿Qué hacemos con el guardia que está custodiando la puerta? -  aquel chico parece tener experiencia en andar de noche por el psiquiátrico.

-Solo espera – lanzó una mirada hacia su reloj. –dentro de 30 segundos el guardia saldrá a dar su ronda habitual cuando se valla nosotros llegaremos hasta la puerta.

-Asentí con la cabeza- es increíble como aquel chico lo tiene todo pensado.

Pasaron los 30 segundos, el guardia comenzó a caminar hacia nuestra posición.

-Pégate a la pared- puso su mano en mi abdomen

Nos pegamos a la pared, ocultándonos en la oscuridad, debido al silencio que hay a esa hora de la madrugada se pueden escuchar los pasos del guardia acercándose cada vez más hacia donde estábamos, sentí como mi cuerpo se ponía tenso, mi corazón aceleró el ritmo de sus latidos, una carcomilla subía desde mi abdomen llegando a mi pecho para luego bajar y volver a subir, finalmente el guardia nos pasó por el lado de la pared, en la que nos ocultábamos alejándose lentamente.
Miré al chico que me hacía seña para que lo siguiera, puso un dedo en su boca indicando que había que estar callados. Abrimos en silencio la puerta que conducía al sótano, el chico saco una pequeña linterna, el camino hacia el sótano está demasiado oscuro, solo se logra ver lo que la luz dela linterna alcanza a iluminar.

- ¿Cómo te llamas? - caminaba con cuidado de no tropezar con ningún escalón de la escalera que comenzábamos a bajar

-Nicolás, pero puedes llamarme Nico- me respondió sin girar su cabeza para verme

-Creo que los chavales de tu edad no se dedican a ir a los sótanos durante la madrugada-  utilicé un tono sarcástico.

-Puede que tengas razón, pero siempre me han dicho que yo hago cosas muy maduras para mi edad- encogió los hombros.

-Está bien, chico maduro – sonreí

-Ya llegamos al sótano- pasó de una manera rápida la luz de linterna por todo aquel lugar. –pero el hombre del sótano no está aquí hoy- sonó decepcionado.
No se veía nada, una oscuridad pura llena todo aquel lugar, tomé aire serrando los ojos para sentir como mis pulmones eran invadidos por un aire frio, al abrir los ojos Nico había desaparecido y la luz de su linterna también.

Di un paso atrás –Oye Nico, ¿estás ahí? - el silencio abrumador fue la respuesta a mi pregunta.

Pasé unos segundos en la total oscuridad, no me movía, temía tropezar con algo, es imposible alcanzar a ver. De la nada, una luz débil luz amarrilla iluminó aquel sitio, elevé mi mirada, una bombilla colgaba del techo del sótano, logré ver a Nico con su mano sobre el interruptor, es obvio, ese chico ha venido aquí otras veces.
Me detuve a reparar en detalles el sitio donde me encontraba, debajo de la bombilla se encuentra una mesa con papeles encima de ella, pegada a una pared una cama con un colchón sucio con un color amarillento opaco, con muchas manchas de churre, en la última pared del sótano había un orinal, a juzgar por todo lo que observé puede llegar a la conclusión de que aquí vive alguien, pese a las malas condiciones que tiene este sitio.

-Nico, ¿conoces a la persona que vive aquí? - Tomé algunos de los papeles que había sobre esa polvorienta mesa.

-el que vive aquí es el hombre del sótano- se sentó sobre la cama

- ¿No sabes porque vive aquí? -  mantenía mi vista sobre esos documentos, a juzgar por lo poco que alcancé a ver esos papeles son unos diseños de planos de alguna construcción, supuse que del propio psiquiátrico.

-No eso no lo sé, el hombre del sótano es muy callado no le gusta hablar mucho sobre él, nada más habla conmigo y algunos de mis amigos- movía sus pies adelante y atrás mientras permanecía sentado en la cama.

- ¿Tus amigos también vienen aquí? - me sorprenden que esos niños tan jóvenes vengan a hablar con un desconocido al sótano.

-Sí, el hombre del sótano siempre nos cuenta historias sobre antiguos pacientes de este lugar-

-No le preste mucha atención a eso último que me dijo Nico- seguía tomando más papeles que habían sombre esa mesa, aparté algunos papeles, para encontrar sobre la mesa una fotografía la cual rápidamente tome en mis manos.

-Nico alcánzame la linterna-  extendí mi brazo hacia donde se encontraba el chico

Con la poca luz de la bombilla de ese sótano es imposible detallar bien esa fotografía, sin tener en cuenta lo vieja y dañada que está, apenas sentí la linterna en mi brazo iluminé rápidamente la foto que tengo en mis manos.

- ¿Qué tienes ahí? - Nico se bajó de la cama, caminado hacia donde yo estaba

No respondí la pregunta de Nico, solo miraba con asombro esa fotografía

- ¿Quiénes son? - Nico ya estaba junto a mi, mirando la fotografía que había encontrado.

-Este el director del psiquiátrico el Dr. Bogan, estando mucho más joven-apunté con mi dedo al Dr. Bogan que se encontraba a la derecha de la foto, este del medio no sé quién es, pero su uniforme se parece al nuestro debe ser un paciente y este otro de la izquierda con la bata con la insignia del ciervo coronado solamente puede ser una persona el Dr. Miller- ¿Qué relación unía a estas personas? ¿Quién era ese paciente? Formulé esas dos preguntas dentro de mi cabeza, para terminar como de costumbre sin darle respuesta.

-Este de aquí se parece al hombre del sótano - señaló con su delgado dedo a la persona que está en el medio de la foto.

- ¿estás seguro de lo que dices? – acerqué más la linterna a la persona que mencionó Nico

-No estoy del todo seguro, solo digo que se parecen en los ojos, ósea en la mirada- tomo asiento en la silla que estaba junto a la mesa.

Yo continuaba con aquella foto en la mano, si lo que dice Nico es cierto la persona que vive aquí abajo es un paciente que conoció en vida al Dr. Miller ¿el Dr. Bogan conocerá que alguien vive en este sótano?
-cuando nos conocimos dijiste que el hombre del sótano te habló de mi ¿cierto?– apoyé mis dos manos sobre la mesa, déjando la fotografía justo en frente de mi mirada.

-El me comentó que trasladarían a alguien nuevo para esta parte del psiquiátrico, al verte preguntando por el comedor supe que eras tú el nuevo- lanzó un estornudo, no es sencillo lidiar con todo el polvo que tiene este lugar.

-La única manera que ese hombre supiera que sería trasladado aquí, seria porque se lo contara o el Dr. Bogan, él fue quien decidió mi traslado, eso me lleva a pensar que el Dr. Bogan si conoce que alguien vive en este sótano.

Para encontrar respuestas a mis preguntas tengo que hablar con el hombre del sótano

Slenderman.      

Sólo espero que hasta aquí les valla gustando la historia,  se va a poner mejor ....

OBSERVADO [Finalizada]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant