CAPÍTULO XII

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Era él, el asesino con su capucha negra, está  parado detrás de aquella pequeña ventana de cristal.
Podía sentir como mi corazón martillaba mi pecho, mi respiración se entrecortaba, por más que lo intentara no podía mover un músculo, yo solo podía observar a ese ser, sin tan siquiera pestañar.
Estoy seguro que ese hombre disfrutaba con verme en ese estado de tensión. Pasaron algunos minutos en los que ambos nos mirábamos sin decir palabra.
Era escalofriante ver al hombre de mis recuerdos, al asesino de mi amigo con esa capucha negra enfrente mío, yo sin poder hacer nada.
Caminó unos pasos para acercarse más a mi ventana, ¿acaso va a entrar a mi cuarto? Puede notar como parte de su capucha recibía algunos destellos de iluminación, debido a la luz que pasaba por las ventanas de los cuartos que aún continuaban encendidos. Lo intenté, pero era imposible ver su cara a través de esa capucha, estaba peligrosamente cerca de mi ventana, su aliento empañaba el cristal.
Yo continuaba inmóvil, era como si de tan solo ver a ese ser me hubiera quedado petrificado, creo que ya estaba a punto del infarto cuando la persona que me observaba giró su cuerpo, caminando unos pasos para salir de mi vista, en cuestión de segundos en mi ventana ya no había nadie, me acerqué a la puerta, miré a ambos lados del pasillo, no había nadie, ese bastardo encapuchado desapareció entre las sombras.
Caminé hasta mi cama con mis manos en mi cabeza, lancé un grito que retumbó en entre las cuatro paredes de aquel cuarto, tiré una patada contra mi cama que hizo que la cama se moviera de sitio, terminé por inclinar mi cuerpo hacia adelante apoyando mis manos sobre la cama, mi corazón era invadido por el odio, la ira hacia mí mismo, me odiaba por haber tenido al asesino de mi amigo enfrente mío y yo permanecer inmóvil ante su presencia, dos lágrimas producidas por la ira rodaron por mi mejilla, cerré mis manos para estrujar parte de la sabana que cubría mi cama, la ira ya se había apoderado de mi corazón, lo que más genio me  causaba es que esa noche el miedo me había ganado.
Continuaba con mis manos apoyadas en la cama torturándome por haber sido un cobarde, encendieron las luces de mi cuarto y las del pasillo haciendo que me girara para ponerme de pie, mirando hacia la ventana de la puerta de mi cuarto.
No era todavía la hora de encender las luces en el psiquiátrico, el hecho que las hallan encendido antes significaba que algo había ocurrido durante la noche. Inmediatamente saqué la conclusión que sea lo que haya pasado, estaba relacionado con ese asesino de capucha negra.
Había mucho movimiento de los guardias y enfermeras por todo aquel sitio, apagaron las luces de los dormitorios dejando nada más encendida las del pasillo, no querían continuar alarmando a un grupo de personas mentalmente dañadas.
Después de lo que había vivido esa noche era incapaz de conseguir el sueño, apenas amaneció un guardia entró a mi habitación.

-vamos Deamon te esperan en el despecho del director-

- ¿Quién me espera? - me puse de pie al lado de mi cama

-lo sabrás cuando estés allí – me tomó del brazo para que empezara a caminar junto con él.
Antes de entrar al despacho del director puede ver al Dr. Bogan que estaba fuera, si no es el director del psiquiátrico ¿Quién quiere verme?

Me espera una mujer delgada, de una estatura media, su pelo castaño lo tenía recogido formando un moño, vestía con una chaqueta negra bastante ajustada a su cuerpo, debajo de la chaqueta tenía un pulóver de color gris y unos pantalones vaqueros cubrían sus piernas.

-Hola Sr. Deamon, soy la detective Menfis- estrechamos nuestras manos en forma de saludo.

¿Por qué quiere verme detective? – la última vez que la policía intervino en mi vida fue para culparme de un asesinato por tanto hablar con la detective no me agradaba.

-durante la noche asesinaron a un paciente en este centro- ese comentario me hizo tragar en seco, llegando a mi mente las imágenes del hombre encapuchado mirándome. –la víctima, con la última persona que hablo antes de morir fue con usted, estoy halando de David Clark, el joven pelirrojo de 18 años que encontramos degollado en su habitación, el mismo que tuvo una crisis en el desayuno mientras hablaba con usted – apoyó su cintura en la mesa y cruzo sus brazos sobre su pecho.

- ¡Mataron a ese chico ¡- no puede disimular lo sorprendido que estaba. - ¿usted no pensará que tuve algo que ver con su muerte? – temía que me culparan de ese asesinato también.

-Yo no pienso nada Sr. Deamon, solo estoy comenzando a creer que todo el que se acerca a usted termina muerto, o mejor dicho, es asesinado - Me dolió escuchar eso, aunque estaba comenzando a pensar que lo que decía esa mujer es cierto, todo el que se acerca a mi muere.
–Pero quédese tranquilo que tenemos constancia de que usted estuvo en su cuarto a la hora en la que sucedieron los hechos.

-si ya sabe que no fui yo ¿para qué quiere verme? – me enojé por su comentario anterior.

-necesitamos saber si la víctima le cometo algo durante el desayuno –
Me mantuve en silencio por un rato. Quizás contando lo que me dijo aquel chico podría ayudar a la policía a encontrar a su asesino.

-Detective cuando yo hable con ese chico se notaba perturbado, como asustado, me dijo que alguien iba a venir, que alguien lo quería matar por que vio las fotos- ella tomaba nota de todo lo que le decía.

- ¿No le contó más nada sobre esas fotos? – me miraba intrigada

-El solamente me contó eso que le dije –encogí mis hombros.

-El Dr. Bogan tiene mi número en caso de que sepa algo más puede llamarme, eso es todo por ahora, gracias por su colaboración-

Pensé en contarle sobre el incidente de la madrugada en que vi al a ese ser encapuchado, pero estaba enfadado porque esa mujer me hizo recordar que para todos yo era un asesino, decidí no decir nada, capaz que pensara que fue producto de mi estrés postraumático.

Los guardias me llevaron hasta mi habitación, levanté la mirada, esperándome en la puerta de mi habitación está la Srta.Strech, tan hermosa como de costumbre con esos labios rojos que hacen un contraste perfecto con su piel.
No le cambie la mirada hasta que estuve en frente de ella.

-Hoy toca consulta Sr. Deamon- hablaba en un tono bajo

-Lo siento, no tengo muchas ganas de tener una consulta hoy- no tengo deseos de hablar de nada, me había afectado que ese bastardo asesino haya matado a un niño de 18 años.

-Pero tengo que contarle lo que descubrí sobre esa insignia del ciervo coronado -     

Slenderman.

OBSERVADO [Finalizada]Where stories live. Discover now