CAPÍTULO XXVII

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El guardia terminó por llevarme a una de las muchas salas de consulta que hay en el psiquiátrico, sentada tras la mesa está Camila, magníficamente hermosa, está diferente a como nos vimos la última vez, tiene la parte delantera de su pelo de color negro, con el moño que tiene hecho de color rubio, es un contraste que le asienta con el color de su piel, usa unos espejuelos cuadrados transparentes, que hacen que sus hermosos ojos azules resalten aún más. Me abalancé sobre ella con la mirada, como de costumbre me perdí en esos ojos.

-por favor siéntese-  señalaba hacia la silla que queda frente de la mesa en donde está sentada ella.

Tomé asiento, detrás de mi estaba el guardia que me trajo observando todo.

-salga de la habitación, necesito privacidad para la consulta- le indicó al guardia, imponiéndose con una fría mirada.

-Srta. Tengo la orden de vigilar sus consultas con este paciente- el guardia permaneció en su posición.

-Está bien, vigile, pero fuera de la consulta, en caso de que suceda algo yo le aviso- señaló la puerta de salida de la consulta.

El guardia lanzó un resoplido y salió de la consulta.

-Hola Nick, ¿Cómo has estado estos días? – su voz comenzaba a notarse cálida.

-Bien- ya es algo habitual mentir en la respuesta de esa pregunta. –hace tiempo que nos teníamos consultas- siento interés por saber dónde había estado metida mi psicóloga.
-Tuve algunos problemas personales- esquivó mi mirada. -Nick ¿Por qué no sales al patio?, como el resto de los pacientes- volvio a colocar su mirada sobre mí.

-No hay nada que me interese afuera- me acomodé encima de la silla.

-Debes tener algo de vida social Nick, te estas encerrando dentro de ti mismo- me miraba con compasión.

-Todo el que se acerca a mi termina en problemas- utilicé un tono frio, eso que dije es cierto, yo lo creo así.

-Nick ya hablamos de esto, no te valores de esa manera, te estás haciendo daño tú mismo- apuntó con ambas manos hacia mí.

Permanecí en silencio, Camila tiene razón prácticamente no socializo con nadie, pero bueno mejor así.

- ¿Le puedo preguntar algo? - intento cambiar el tema, ya sé que soy un bicho raro.

-Si- encogió los hombros.

- ¿Dónde llevan las pertenecías de los pacientes que abandonan el psiquiátrico? - incliné mi cuerpo hacia adelante colocando mis manos sobre la mesa.

-Esa pregunta la haces por saber a dónde fueron las pertenecías de Oscar ¿cierto?-

-asentí con la cabeza- no estaba seguro de que me fuera a contestar.

-Noto que sigues con esa idea de que eres inocente de asesinar a Oscar- clavaba sus perfectos ojos azules en mí.

-Veo que todavía recuerda nuestra última conversación, eso es que piensa mucho en mi- mostré una sonrisa, sin sacar mis dientes. – pero no se asuste, yo también pienso en usted- no sé cómo se valla a tomar que un posible asesino psicópata le diga que piensa en ella.

Noto la sorpresa en sus ojos, sus mejillas comienzan a tomar un color rojizo, definitivamente a Camila le gustó lo que le dije.

-No, no pienso en usted- me miró de mala manera. –Solo que no es fácil olvidar que un paciente te diga que es inocente de un crimen del cual se le culpa-

Puede que su mirada halla parecido molesta, pero no puedo controlar el rojo débil en sus mejillas.

- ¿En qué te basas para decir que eres inocente? - ya volvió adoptar su mirada normal.

-En nada, olvide que le dije eso alguna vez- escapé de su mirada.

-Usted no me puede decir que olvidar o que no- amarró su rostro con una expresión seria.

-Te respondo la pregunta que me hiciste si, tú me respondes la que yo te hice- cruzó sus manos sobre su pecho, mostrando una mirada chantajista.

La miré por un lapso corto de tiempo. No sabía si contándole parte de todo lo que me sucedía, ella accedería a decirme a donde llevaron las pertenecías de Oscar, pero por decirle algo no pierdo nada.

-Durante la noche, a mi mente llegan imágenes relacionadas con el asesinato de Oscar y en una de ellas, pude ver a otra persona torturar a mi amigo hasta la muerte- el dolor se abrió paso por mi pecho, es difícil recodar esas imágenes.

- ¿Cómo sabe que esas imágenes son reales y no pesadillas producto de su medicación? –

-Solo lo sé – mantenía mi mirada baja, el dolor seguía azotando mi pecho

-Sino se desasieron de ella, las cosas de tu amigo están en el armasen del ala sur, allí es a donde llevan las pertenecías de los pacientes que por alguna razón mueren en este sitio- no estaba seguro de que me hubiera creído, pero eso que me dijo sonó bastante sincero.

- ¿Para qué necesita saber dónde están las cosas de Oscar? - coloca sus delicadas manos sobre la mesa inclinando su cuerpo hacia adelante.

Aproveché la situación para también inclinar mi cuerpo hacia ella, para mi sorpresa Camila no hecho su cuerpo atrás, quedamos de una manera que nuestros labios estaban muy cercas, podía sentir su respiración en mi rostro, comenzaba pensar que le gusto a esa chica, al igual que ella me gusta a mí.

-Lo siento esa pregunta no se la puedo contestar- volví a echar mi cuerpo atrás, disfrutaba estar tan cerca de esos apetecibles labios, pero todavía no sé si confiar del todo en Camila.

-Está bien no forcemos las cosas- se puso en pie, la consulta había terminado.
Camila dio un paso y sin darse cuenta, choca con la parte superior de su pelvis contra la esquina de la mesa, dobló su cuerpo producto del dolor, una mano la apoyo contra la mesa y con la otra cubrió el sitio donde se había dado el golpe.
Al instante me paré de mi asiento, la agarré por sus hombros. – ¿Estas bien Camila? - el golpe no pareció tan fuerte.
Permaneció en silencio y de un movimiento lento retiró la mano con la que cubría el lugar que se había golpeado.

Quedé paralizado, por la bata de Camila se extendía una mancha de sangre.

SlenDDerman.     
 

OBSERVADO [Finalizada]Where stories live. Discover now