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Se supone que las cosas cambian a medida que creces, todo te resulta tan nuevo, y en cierta parte en cierto, pues entras a otra etapa de tu vida, ya dejaste esa etapa de niño-adolescente, ahora nuevas cosas te pueden pasar y también nuevas responsabilidades. Comienzas a independizarte, y el tiempo en un día se te hace muy corto, el dinero es la pieza fundamental en tu vida, se hace tan esencial y tan necesario, por la cual muchas personas recurren al trabajo, el único medio por conseguirlo, todo gira alrededor de tu rutina, dejas de hacer cosas que de adolescente te gustaban. Te levantas temprano, y ya no existe la opción de faltar, porque del trabajo depende tu manera de seguir viviendo. De qué no te falte nada. 

Todo se vuelve tan monótono. Tan repetitivo. 

A menos que sientas que puedes hacer más, que le puedes ofrecer algo al mundo. Algo que también te puede beneficiar a ti. 

Yo quise cambiar eso. Sabía dentro de mí que podía hacerlo, solamente tenía que encontrar dentro de mí, como lograrlo para conseguirlo. 

Por eso me halló aquí sentada en mi cama, con mi laptop en mis piernas, mis dedos se mueven por todo el teclado, apretando las letras correctas. Escribiendo mi primer libro. Estoy aquí desde que me desperté. Y ya son la una de la tarde. 

Mi mente piensa e imagina y mis dedos escriben el resultado. Ese ha sido mi mayor sueño. Estoy dando mi experiencia, mi vida entera en letras, en palabras. Contando la historia de mi vida. Avanzo tan rápido, que me dejo llevar por lo que siento en el momento. 

Por todo y cada cosa que me haya sucedido, lo único que me queda por decir es que seré fuerte, no me dejaré vencer, seré valiente, tomaré el miedo y lo dejaré detrás de mí, es posible que en mi camino el miedo me vuelva a alcanzar y es cuando correré más rápido volviéndolo a dejar a atrás. Tengo que vivir, no solo existir. Debo vivir por los que ya no están. 

Debo hacerlo. Ya nada me detendrá. 

Entonces doy pausa y me quedó mirando la pantalla, pensando en las últimas palabras que escribí. 

Tomo mi collar en mi mano y lo sujeto fuertemente. 

-Contaré su historia, y la mía. Todos sabrán quienes fueron y lo que yo llegué a hacer-di un beso corto a mi collar y me lo puse. 

Justo sonó el timbre. 

Sabía perfectamente quién era. 

-Estoy lista-hablé al ver la persona frente a mí. 

-Bien, justo estaba hablando con los de una Editorial, están muy interesados-me comenta entusiasmado, el chico de cabello negro. 

-Gracias por apoyarme.

-No fue nada, más bien vamos, sé que les gustará lo que tienes escrito. 

Salimos de casa, no fue necesario que subiéramos al auto, porque el centro no estaba tan lejos de mi casa. Caminamos con calma, mientras yo tenía mi laptop en mi mochila. 

-¿Por qué me engañaste?-vi como me miró, le fue tan repentino mi pregunta.

-¿A qué te refieres?

-¿Por qué, adelantaste la hora de mi celular? 

-Bueno, quería conversar contigo. Quiero decirte que solo me queda admitir que estoy muy orgullosa de ti, Celeste. 

-Puedes decirme, Daidi. Ya estás perdonado. 

-Bueno, eh Daidi...

-¿Sí, torpe?-vi como se le formó una sonrisa. 

-Quiero que cumplas cada sueño, cada uno, y quiero estar saltando de felicidad en cada uno de ellos. Sé que no estuve antes...

Tome su mano y alcé mi mirada, lo miré fijamente.

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora