3.

29 2 0
                                    

Avancé el paso, con mis manos en los bolsillos de mis pantalones, camine derecho, escuchaba sus pasos detrás de mí. 

-¿Qué paso?- habló de repente, lo cual causo por unos segundos asombro en mí, no quería responderle, pero tampoco quería ser descortés. 

-No es de tu incumbencia, Nolan- contesté, él avanzó el paso y me miró. Sí que me sentía pequeña al lado de él. 

-Lo sé y puede que tengas razón, pero no debes reprimirlo- frunció el ceño viéndome, lo mire y volví mi vista adelante, se notaba preocupado, pero no importaba ahora. Pero por alguna extraña razón sus palabras me enojaron, porque tenía razón.

-No te creas capaz de conocerme- gruñí al decirlo, sabía que siempre había reprimido mi dolor o lo que me molestaba, pero era mi maldito problema.

-No es necesario- al decir eso me enojo aún más, estaba yendo a detención y él salía con sus frases clichés. 

Me detuve y lo encaré.

-Deja de hablarme como si fuéramos amigos, ¡no somos amigos! No te des la deliberada confianza a decir que me pasa y que debo hacer. No pienses que me conoces ¡porque no sabes absolutamente nada de mí!- grité y la profesora de música salió del aula. Nos miró a ambos con el ceño fruncido.

-Íbamos a detención- contestó Nolan el cual me tomo del brazo y dobló a la izquierda para seguir caminando. Me soltó y siguió caminando dejándome atrás.

Me paralicé mirando su espalda, él se puso su capucha en ese instante y estaba más cerca de dirección. Fui grosera, lo sé. Pero en serio me sacó de mis casillas.

Luego camine mirando el suelo, hasta ahí. 

- - -


Ahora estoy aquí pasando mis minutos en una aula de cuatro paredes, perdiendo el tiempo. Dibujando garabatos en mi cuaderno y soltando cada 2 minutos suspiros de cansancio y frustración mientras que a mi costado esta Nolan leyendo el libro que me quitó, se me ve tan concentrado, tan atento a lo que va analizando, cuando pasa a la siguiente hoja lo trata con tanta delicadeza, es como si estuviera tocando una frágil rosa. Pasa su dedo en cada línea, en cada palabra. A veces hace gestos como a veces no. Su manera de leer es algo que me gustaría ver todos los días. Tal vez no debí tratarlo así. 

Pero aquí estamos, Nolan y yo, él vagando en otra realidad, mientras yo me aburro en la mía. Saco mi celular y entro a una red social, pasando publicaciones sin haberlas visto, solo quería matar el tiempo. 

Vuelvo a verlo se ve tan sereno, su rostro se ve tan perfeccionado, tan delicado su nariz respingada su cabello desordenado, pero no tanto, sus pestañas tan largas haciendo que sus ojos se vean tan grandes y lindos, jamás había visto como hoy, con tanto detalle al chico de la biblioteca, el único a decir verdad.

-Puedes seguir mirando tu celular, me incomodas- habló con su mirada fija en el libro. Sus palabras tan de repentes calentaron mis mejillas de la vergüenza.

-Ah, eh lo siento no quería incomodarte- bajo mi mirada a mi cuaderno. Mis mejillas se calentaron más, acosté mi cabeza en mi cuaderno y me cubrí con mis brazos alrededor, pensando... Luego levante mi vista y lo volví a mirar- No hice el trabajo de Ciencias. 

Me miró por encima de su hombro. 

-Yo tampoco- y nuevamente volvió su vista al libro. 

Por extraño que parezca, eso me hizo sonreír. Ya no sentía tanto dolor. 


- - -

-Hola, cariño- fue el saludo de ella, al recibirme a casa con una tarta de chocolate.

EFÍMERO  [2]Where stories live. Discover now