Capítulo 4: Las Murallas de Hielo.

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Después de relajarse, Denki y Hari se vistieron y salieron de la habitación del bicolor. Shotō se quedó un rato más recostado pensando en la pulsera y aquellos ojos rubíes.

Mientras Enji y Shota buscaban el libro perdido. Debían eliminar a los Licántropos antes que se hicieran más fuertes. Se encontraban en la oficina del padre del pelirrojo.

—Lamento no haberte dicho antes— le dijo Aizawa—. Nunca imaginé que ellos volverían.

El Rey se detuvo para mirarlo.

—Me extraña que siendo el mejor de mis hombres, hayas sido tan confiado. Bajar la guardia con estos asesinos es impensable.

—No fue mí intención ser tan débil— se excusó el pelinegro.

Enji lo quedó mirando. Notó entonces que Shota estaba más pálido de lo común. Se acercó para verlo mejor.

—¿Estás comiendo bien?— preguntó Enji mirando sus ojos.

—Últimamente la comida ha escaseado por la culpa de esos malditos Lobos— le dijo Aizawa—. Pero estoy bien, no te preocupes.

El pelirrojo acercó su mano a los labios del General, Shota lo quedó mirando.

—Bebe— le dijo Enji.

—Pero.

—Es una orden.

Shota sintió un calor en su garganta. Tomó de la muñeca a su Rey, y le enterró los colmillos bebiendo de su sangre. Cerró sus ojos sintiendo un elixir llenar su cuerpo. Enji estiró su otra mano y le acarició una mejilla.

Aizawa abrió sus rojos ojos viendo a su Rey.

—De ahora en adelante sólo beberás mí sangre— le dijo el pelirrojo.

Shota liberó la muñeca de Enji, pasando su lengua por los pequeños orificios.

—Sí, mí Rey.

La noche comenzaba a caer en las Montañas del Olvido. Shotō se había vestido para ir a cenar.
En el gran comedor se encontró con sus dos hermanos, además de su padre, Shota y ambas Guardias Reales. Todos se sentaron en la gra mesa con una gran copa de sangre.

—Tú hermano me ha contado lo que ocurrió en la batalla— le dijo Enji al bicolor.

Shotō lo quedó mirando.

—Sólo vi la oportunidad de pelear, y fui. Lamento las perdidas.

—Esas no son respuestas de un príncipe. Debes hacer caso al Capitán de la Legión— lo increpó su padre.

Las Guardias Reales estaban en silencio.

—Vuelves a fallar una vez más y quedarás fuera de la Legión de Vampiros— le dijo Enji con voz severa.

—¡No puedes hacerme esto!— le gritó Shotō.

—Es la única forma para que hagas caso.

El bicolor se levantó de la mesa y sin beber de su copa, se retiró del comedor. Enji dio un suspiro.

—Yo le llevaré su copa más tarde— le dijo Fuyumi a su padre—. Por favor, continúen.

Los vampiros levantaron sus copas y bebieron la rica sangre.

Lejos de ahí en las Montañas de la Muerte, Bakugō estaba sentado junto a sus padres y ambas Guardias Reales. Masaru había dado las últimas indicaciones para la cacería de la mañana siguiente. Midoriya y Kirishima estaban más callados que de costumbre. Kai los observaba.

Luego de comer, los Lobos se retiraron a sus aposentos. El cenizo se encerró en su cuarto, necesitaba pensar tranquilamente en los pasos que daría. Infiltrarse en la guarida de los vampiros era suicidio. Sin embargo era algo que debía hacer, no podía dar por perdida la joya del Rey Agron. Al menos sabía que estaba en manos de aquel vampiro de ojos extraños.

Lazos de Sangre 🧛‍♂️🐺 [Todobaku].Where stories live. Discover now