x. prohibido.

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"La pestilencia de la difunta Tía Valery me persigue siempre

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"La pestilencia de la difunta Tía Valery me persigue siempre."


Habiendo terminado la clase de salud de aquella semana, Olive se despidió de el resto de los alumnos, de Madame Pomfrey y, prometiendo prestarle sus apuntes a una chica de Hufflepuff en la semana, salió de la enfermería caminando de prisa para poder llegar a la sala común antes del toque de queda. Aunque pensándolo bien, no importaba mucho si sobrepasaba aquella hora ya que en unos cuantos minutos estaría haciéndolo y más aún, rompería un par de reglas más al ingresar con un manto de invisibilidad a la zona prohibida de la biblioteca. 

Ingresó a la Sala Común, después de haberle dicho la respectiva contraseña de la semana a la Señora Gorda, encontrándose con un par de estudiantes haciendo deberes frente a la chimenea y a James Sirius conversando con Dominique.

—¿Estuvieron bien las clases, bonita?

La misma semana que habían comenzado las clases en septiembre, Olive adoptó aquel apodo de parte de James. Al principio negaba algo incomoda, pero luego al comprender que no lo decía en serio (en base a la cantidad de citas que tenía el chico con un sinfín de muchachas en Hogwarts), comenzó a simplemente rodar los ojos e ignorarlo, como hizo en aquel momento.

—Dejo mis cosas arriba y bajo. —dijo con algo de rapidez, estaba ansiosa.

—No te apresures tanto, deben esperar a que no quede nadie en la sala. —le susurró la pelirroja antes de tenderle un pedazo de rana de chocolate algo mordisqueado—. Lo siento, era todo para ti, pero no resistí darle una mordida.

Olive la observó enarcando una ceja, pero simplemente se encogió de hombros antes de echarse la rana a la boca. Le lanzó un beso con la mano antes de subir a la habitación en donde Madeleine hacia sus deberes sobre su cama. La saludó con la mano que tenía libre mientras dejaba su bolso en el suelo junto a su cama y se despojaba de la capa.

—Tomé prestada tu redacción de defensa, ¿no hay problema?

—No, claro que no. Solo recuerda dejarla en mi cómoda cuando termines. —respondió la castaña a la rubia antes de ingresar al baño para ponerse algo más cómodo.

Decidió no darse una ducha y, en vez de eso, se cambió de ropa quitándose el uniforme y poniéndose los pantalones de chal de su pijama junto a una camisa con un suéter de color negro. Cepilló sus dientes eliminando el olor a la cena antes de salir del baño y bajar a la sala común. Ésta estaba un poco más vacía, pero aún quedaban un par de estudiantes que ya comenzaban a guardar sus cosas.

—Iré a dormir, mañana empezaré a darle tutorías a unos chicos de segundo año y no quiero aparecer con un rostro de sueño y asustarlos. —murmuró Nique en cuanto Olive se sentó en una de las butacas individuales. Se desearon una buena noche y la vieron desaparecer por las escaleras.

AUGUREY, james s. potter.Where stories live. Discover now