ii. inmune.

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"Cariño, sé que soy una desgracia para la familia desde el momento en que fui fecundada

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"Cariño, sé que soy una desgracia para la familia desde el momento en que fui fecundada."



Despertó temprano, emocionada por empezar las clases. Se levantó de la cama dando una mirada a sus compañeras que continuaban durmiendo y se quedó algo estática al ver sus cabezas. Donde se supone que debería estar el liso cabello rubio de Madeleine, un verde brillante se dejaba ver, mientras que a cambio del alborotada cabello pelirrojo de Dominique, se veían unas hebras color púrpura.

Asustada por tener el mismo destino, corrió al baño para verse al espejo y suspiró relajada al ver que continuaba teniendo su característico azul.

Ingresó a la ducha luego de sacar su uniforme del baúl y dejarlo en una repisa del baño. Estaba con el cuerpo bajo el chorro de agua cuando escuchó un fuerte grito de Nique. Se duchó con algo de rapidez para no atrasar a las chicas y salió, comenzando a vestirse.

—¡Los mataré! —gritó Madeleine viéndose a un espejo.

Justamente la noche anterior había mencionado cuánto odiaba el color verde Slytherin, por lo que uno podía entender el enojo máximo que tenía.

—Puedo suponer que esto es obra de los chicos, ¿no?

—Los chicos que en unos minutos estarán muertos, sí. —la ex-rubia frunció el ceño al ver cómo Olive mantenía su color natural—. ¿Por qué los imbeciles no te hicieron nada?

Devaulx se encogió de hombros sin tener una respuesta. Dejó pasar a Dominique al baño, quien se mantenía en silencio, aunque con un rostro de molestia. Madeleine rebuscaba en su baúl su uniforme, al parecer había perdido la falda extra que guardó.

Cuando las tres estuvieron listas, bajaron al comedor para desayunar, claro que las dos antiguas estudiantes iban con la capucha de la capa con vergüenza por la broma que se les había hecho.

—Primita, ¿por qué tan tímida?

En cuanto Fred profirió aquellas palabras, Dominique se le lanzó al cuello con molestia comenzando a golpearlo. Por su parte, Madeleine le gritaba molesta a James lo horrible que se veía con el cabello verde, mientras el Potter solo reía.

—Buen día, Olive, ¿dormiste bien? —las saludó Frank tendiéndole un muffin de chocolate, que agradeció con una sonrisa—. Cuéntame, ¿qué poción o hechizo usaste para que tu cabello fuera inmune a nuestra broma?

Con la pregunta dicha, la mente de Olive se llenó de confusión. ¿Entonces los chicos si habían tratado de hacerle la misma broma que a sus compañeras? ¿Por qué no funcionó?

—Uh, no hice nada, en serio. Tampoco entiendo que sucedió, pero sí he notado que desde que tengo este color, ningún producto para aclarar, alisar u ondular el cabello sirve.

AUGUREY, james s. potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora