i. hogwarts.

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 "¿No sabes volar una escoba, pero sí sabes hacer pociones de nivel San Mungo? Chica, necesitas ayuda

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"¿No sabes volar una escoba, pero sí sabes hacer pociones de nivel San Mungo? Chica, necesitas ayuda."


La estación de trenes Kings Cross, el andén nueve y tres cuartos específicamente, se encontraba repleto de familias despidiéndose de sus hijos que iniciarían un nuevo año en Hogwarts. Olive caminaba con lentitud hacia el vagón donde se recibían los equipajes, su hermano la había dejado atrás en cuanto cruzaron la barrera mágica.

—Muchas gracias.

El encargado de acomodar los baúles dentro del tren le sonrió con asombro al notar el cabello y ojos de la chica. Sin darse muchas vueltas, la muchacha subió de inmediato despojada de sus cosas, siendo una de las pocas personas que no llevaba jaula con mascota.

Encontró de inmediato un compartimento vacío, quizá por suerte de principiante o por el hecho de que sus padres no se habían tomado la molestia de despedirlos en la estación y simplemente enviaron una limosina para ellos.

—Disculpa, ¿podemos sentarnos aquí?

La puerta se abrió dejando ver a un par de chicos bastante diferentes entre sí. Ambos abrieron los ojos con sorpresa notando el azulado cabello de la chica.

—Claro, pasen.

—Tu cabello es hermoso, me encanta. —uno de ellos, el rubio, se sentó frente a ella dejando sobre sus piernas una jaula con una bonita lechuza de plumas negras—. ¿Crees que se me vería bien ese color, Al?

—Si no quieres que a tu padre le dé un infarto, quédate con el rubio.

—Tienes toda la razón, como siempre. —el más bajo de ellos asintió antes de girarse nuevamente hacia la chica—. Scorpius Malfoy, mucho gusto.

—Olive Devaulx, el gusto es mío.

Ante la mención del apellido, Al, cómo Scorpius lo nombró, arrugó la nariz con molestia.

—Dime que no estás relacionada con el imbécil de Altair Devaulx, sin ofender.

—Es mi hermano, pero estás en todo tu derecho de llamarlo así. ¿Te ha molestado? Me disculpo por él, cada día dudo más sobre la presencia de un alma en ese cuerpo.

Los chicos rieron y asintieron totalmente de acuerdo. El castaño se presentó como Albus Potter, lo que conllevó a una incómoda charla sobre los padres de cada uno; el padre de Scorpius era el medimago jefe de San Mungo, el de Albus era el salvador del mundo mágico y el de Olive el jefe del departamento de misterios.

A lo largo del viaje hacia el castillo, hablaron sobre distintos temas, incluyendo entre ellos la casa a la que pertenecían los chicos y el año que iniciarían ese día. Eran un par de años menores que la peliazul, pero aquello no significaría nada en cuanto a la amistad que fue formándose en las horas del viaje.

AUGUREY, james s. potter.Where stories live. Discover now