11.5

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—¿Qué están mirando?

—Solo quiero hacerte algunas preguntas—, alzó sus manos en señal de paz.

—¿Sí? ¿Sobre qué?—, el hombre respondió nuevamente con hostilidad.

—Caras desconocidas por aquí.

Se habían separado en parejas -Hotch y Reid, Morgan y Prentiss, Rossi y ella; JJ iría con el capitán Wright y con el detective McGee- por la zona que usualmente cuidaba el detective. Pues aprovecharían la oscuridad de la noche y el frío de la misma, para poder interrogar a tantos vagabundos, adictos y prostitutas en la zona como les fuera posible.

Pasaron horas -¿Dos, tres tal vez?- entre preguntas y personas poco dispuestas a ayudar.

Finalmente regresaron sobre sus pisadas, reuniéndose con el resto del equipo.

—Bueno, no es Charles Chaplin—, escupió con un dejo de burla Hotch, en cuanto vio a Morgan y Prentiss acercarse por la calle.

Ah, volvemos a Chaplin—, rio Morgan, seguramente se trataba de algún chiste interno.

—¿Cómo les fue?—, preguntó Rossi, guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón, resguardándose del frío.

—Bueno, Reid recibió propuestas de dos docenas de prostitutas, pero no hallamos a nadie que haya visto al ignoto—, informó Hotch, sonriendo ligeramente. Spencer frunció el ceño, algo incomodo por la mirada -¿Burlona, orgullosa? no podía descifrarlo- de Morgan; y absolutamente avergonzado al ser expuesto por su jefe de tal forma.

—Vaya...—, rio entre dientes, abrazándose a sí misma para mantener el calor—. Te sorprendería saber que superé esa cifra—, ensanchó su sonrisa, empujando al rizado con su hombro -incitándolo a reír—. Pero no, tampoco encontramos a nadie.

Ahora Morgan miró la pecosa, casi ofendido. Él ni siquiera había llegado a la docena.

—Vimos a McGee, Wright y JJ a una calle, tampoco tuvieron suerte—, siguió Morgan, girando hacia su jefe.

—Es raro... Si el ignoto estuviera aquí, resaltaría, la gente reconocería la descripción...-

—Reid, ¿Qué significa?—, interrumpió la pelinegra.

—Justo lo que yo les dije—, el capitán Wright apareció por la calle, junto a McGee y JJ—. Dijeron que sería totalmente memorable, que estaban seguros. Así que, si nadie lo recuerda, según ustedes: No existe.

—Señor, eso no fue lo que dijimos—, JJ saltó con el amable recordatorio.

—Lo implicaron—, el hombre rodó los ojos.

—Bien, ¿Qué cree que les pasó a todos, capitán?—, cuestionó Thomas abandonando cualquier vestigio de amabilidad en su voz.

Definitivamente no podía lidiar con la terquedad y arrogancia de ese hombre.

—Ya les dije que no creo que algo les haya pasado.

—¡Ah, cierto! Cree que tienen casa y empleo—, escupió socarrona. Fue su turno de rodar los ojos—. Y simplemente decidieron no volver aquí.

El suave y titubeante toque de una mano enredándose en su antebrazo la hizo girar la mirada. Spencer se hallaba a su izquierda, un paso atrás, aprovechando de la exquisita oscuridad de la noche para tomar el brazo de la menor, de encubierto. Pretendía calmarla un poco, simplemente porque no ganarían nada discutiendo con el capitán Wright.

Con un suspiro, apretó el agarre de sus brazos cruzados, haciendo evidente la molestia que le causaba la tozudez de ese hombre. Dio un paso atrás, acercándose más a Spencer -él no soltó su agarre en el brazo de la pecosa.

Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)Where stories live. Discover now