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—Buena noche, bienvenidos, ¿En qué les puedo colaborar?

Amm... Tenemos reservaciones.

—Seguro, caballero. ¿A nombre de quién?—, pidió el amable hombre de bigote gracioso.

—Spencer Reid.

El hombre rebuscó en su libreta el mencionado nombre.

¡Ajá! Mesa para dos. Síganme por aquí—, sonrió el de bigote al hallar el nombre en la lista, acto seguido adentrándose al restaurante.

El hombre les enseñó la mesa y se retiró.

El lugar era simplemente espectacular, precioso, con hileras de luces iluminando todo, una decoración con inclinación hacia la naturaleza -pues en las paredes se podían apreciar algunas plantas colgantes, con sus hojas cayendo de forma casi elegante.

El establecimiento tenía un suave olor a menta y eucalipto, resaltando la clase de ambiente que buscaba inspirar.

Había varias mesas pero alejadas las unas de las otras, dando la sensación de privacidad -y de que había pocas mesas. También había una pista de baile afuera, como si se tratase de un pequeño kiosco, igualmente con plantas colgantes decorando el mismo. A un lado del lugar había una barra, para las bebidas fuertes; y junto a esta, una pequeña tarima donde había una banda de jazz tocando música en vivo.

Sobre la mesa había una vela encendida y una pequeña planta -pero no una flor- como centro de mesa.

Spencer corrió la silla, dándole paso a la pecosa.

En cuanto Valerie se sentó, él empujó la silla hacia la mesa. Y tomó asiento frente a ella.

—Cortesía de la casa—, un amable mesero apareció, sosteniendo entre sus manos una botella de vino y dos copas. Y recibiendo sonrisas por parte de los dos genios, sirvió—. ¿Ya saben lo que van a ordenar?

Intercambiaron miradas, no muy seguros.

—El platillo del día estaría bien—, se encogió de hombros mirando a Spencer brevemente, casi buscando la aprobación de la castaña.

—Sí...

—De acuerdo. Se los traeré en unos momentos. Disfruten su velada.

Con una última mirada y sonrisa, el hombre se retiró, dejando a la pareja de genios solos finalmente.

Oye, pequitas, acomoda tu cabello.

Fue casi como si el hechizo desapareciera.

—Ugh... Odio este plan—, rodó los ojos disimuladamente, acomodando con una mano su cabello casi perfectamente peinado en suaves rizos -ocultando así el cable del audífono que subía por su nuca.

En primer lugar, el plan fue idea tuya—, defendió Emily, desde otra mesa casi al otro extremo del lugar.

Alzaron sus copas, brindando. Spencer sonrió.

—Bueno, sí. Pero cuando dije "hay que tenderle una trampa, alguien tendrá que ser la carnada", definitivamente no hablaba de mi—, alegó en voz baja, simulando hablar con el rizado y no con el equipo a través del intercomunicador—. Además el vestido me hace ver gorda.

Escucharon la risa de Morgan por el audífono.

Concéntrese. ¿Ven a Labrot ahí?—, ahora habló Hotch, quien esperaba afuera en una camioneta, con Rossi y un equipo SWAT en caso de necesitar refuerzos.

—No—, murmuró Spencer, escondiendo sus labios tras la copa.

( . . . ) 

Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora