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—¿Alguno ha visto a Valerie? Nunca llega tan tarde—, murmuró Spencer, notando que ya todos estaban allí y la ausencia de la nombrada se sentía en el ambiente.

—No. Tal vez se le hizo tarde—, propuso JJ, leyendo un informe—. O Hannah no quería despertar—, rio la rubia, recordando ese detalle.

Pero esto no fue suficiente para alivianar el malestar en el pecho del rizado. Porque ella nunca llegaba tarde, nunca, jamás. Y cuando sucedía, era porque traía café para todos o donas... incluso, a veces, sándwiches.

Pasaron algunos minutos más pero... Valerie simplemente no llegaba.

Ni una llamada, ni un mensaje. Nada. Eso era lo que más le preocupaba.

Hotch había salido de su oficina, incluso, preguntando por la ex-teniente. Ninguno supo qué responderle, básicamente porque ninguno sabía de la pecosa.

( . . . )

Se levantó del suelo, sintiendo la fría nariz de Adonis presionarse contra su abdomen, llamando su atención.

Gruñó de dolor al realizar un movimiento con una de sus piernas. El animal lo notó y se acercó para servirle de apoyo -lloriqueando por ambos al ver las muecas adoloridas de su dueña.

Miró su casa. Todo era un maldito desastre. Quiso llorar solo por ello.

Caminó por el pasillo a pesar de los gritos desesperados de su propio cuerpo por no moverse, hacia la habitación de Hannah, apoyada apenas en Adonis para no perder el equilibrio.

( . . . )

—Tranquilo, hijo. Solo se retrasó un poco. Ya verás cómo sale de ese elevador con una caja de donas y una bandeja con tazas de café en cualquier momento—, intentó tranquilizarlo Morgan. Ambos fijaron sus ojos en el elevador, con la esperanza de que sus palabras se hicieran reales en un parpadeo.

Y, como estimó el moreno, las puertas del elevador se abrieron. Pero de estas no salió la agente especial Thomas con una caja de donas y una bandeja con tazas de café.

Salió un chico que trabajaba en el mismo piso pero en otra sección -ambos lo desconocían completamente.

—Oigan, tenemos un caso—, informó JJ acercándose a ellos—. Hotch me pidió que les preguntara si sabían algo de Valerie. Es muy raro, ya han pasado casi tres horas, nunca se retrasa tanto...-

Ambos estaban de acuerdo. Ya llegaba dos horas -y cincuenta minutos- tarde.

Algo estaba mal... Realmente mal.

El nudo de ansiedad se apretó en el pecho de Spencer con fuerza. 

—No contesta mis llamadas. Ni mensajes—, murmuró Morgan.

Una Prentiss ligeramente preocupada intervino, agregando que la pecosa tampoco le respondía a ella.

El rizado se unió a ambos, tomando su teléfono. No le llegaban los mensajes, y todas sus llamadas iban a parar directamente al buzón de voz. 

—Iremos a ver qué le sucedió... A su casa—, saltó Spencer. Y no hubo negativa, de hecho solo tuvieron que esperar unos minutos para que su jefe les diera una afirmativa, agregando que se apresuraran.

Y así, Morgan y Reid salieron directo a la casa de la pecosa en el auto del primero. Pues, aunque quedara cerca de Quántico, no tenían tiempo qué perder.

( . . . ) 

—¡Valerie!

La hallaron en el suelo. Alrededor de un pequeño charco de sangre, con su ropa hecha girones y el preocupado gran danés a su lado, chillando al no obtener respuesta de su dueña.

Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ