Capítulo Trece

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Capítulo Trece.

Brighton// Inglaterra

Narrador AT.           

El reloj marca las 9 de la noche y cada vez estoy más cerca de perder el control. Masajeó mis sienes tratando de aclarar las ideas. Esto tiene que ser un error, debe ser un error. El, ella, sus manos tocándola, teniéndola. La sangre bombea cada vez más fuerte y me es imposible relajarme. Reviso nuevamente las fotografías buscando una falla, una equivocación, algo que me certifique que no es verdad. Rabia, frustración, todo se acumula en mi sistema y odio ser dependiente, odio seguir reaccionando a ella de esta forma.

Observo el retrato en la mesa, aquella foto que no es más que una mentira, una prueba de un suceso que solo me importo a mí. Una promesa que solo yo cumplí. Lo sostengo prometiendo que todo cambio y que ahora solo tengo una prioridad, antes de estrellarlo con la pared, volviéndolo añicos.

Camino como león enjaulado por toda la habitación. Lo advertí, lo hice. Ambas eran intocables, sagradas ¿Qué tan difícil era seguir una puta orden? Me aleje de ellas para no arrastrarlas a mi mierda, a mi mundo. Y ahora, ahora cada estúpido sacrificio ha sido en vano. Cada cosa que vivimos, que fuimos, se convierte en mis cadenas, en mi infierno. Porque recordar no siempre es vivir, no siempre está bien. En mi caso es lo único que puede destruirme, lo único capaz de a travesar mi armadura, es un recordatorio de todo lo que perdí y que desgraciadamente nunca volveré a tener.

Escucho resonar unos pasos por el pasillo antes de que la puerta sea abierta, no necesito girarme para saber quién es.

—Jefe, Eryx acaba de llegar. Está en el estacionamiento como ordenó —Informa Jax sin entrar— Creo que debería pensar...

—No estás aquí para que creas —Volteo— El que manda soy yo ¿Lo recuerdas? Que no se te olvide —espeto pasando por su lado, se que luego tendré que disculparme, pero eso ahorita no importa. No soy yo, no cuando tocan lo que amo. Busco las escaleras y las bajo de dos en dos. Imágenes de hace tres años vienen a mi mente y lo único que logran es incrementar mi ataque de ira. Coloco mi huella en el lector que da acceso a todas las instalaciones del cuartel. Introduzco mi contraseña y la puerta gira dándome entrada. La atravieso y ahí está. Mis manos se cierran instintivamente para lo que quiero y eso es sangre, Su sangre.

El pelirrojo esta recostado en su Camaro negro con un cigarrillo entre sus dedos, su lenguaje corporal demuestra confianza y relajación. Desde que lo conozco es así, nada le importa, nada lo quebranta. En su mundo todo gira a su alrededor y primero muerto antes que ella sea una más. Me aproximo y el que, él muy imbécil esboce una sonrisa sarcástica, me hincha la vena del cuello.

Asiente como saludo y su tranquilidad es el detonante que me faltaba para aborrecerlo. Elevo mi puño estrellándolo en su rostro, es enfermo, quizás perverso, pero el crujir de su mandíbula me hace desear quebrar cada uno de sus malditos huesos.

—Te dije que ellas no se tocaban —Lo encuello— ¡Te advertí que si le ponías una sola mano encima a cualquiera de las dos, te mataba! ¿Tienes algún puto problema de comprensión? —grito en su cara. El solo responde observándome mientras rié.

—¿Quieres tener más cuidado con la camisa? —Sujeta mis manos empujándome— No la arrugues por favor. Ahora bien, anoche me enrolle con varias ¿Por cual me estas reclamando? ¿Por la morena, la occidental? O ya se. Es por rubia sexy del Biza'sz ¿No? —Inquiere.

—Eres un jodido enfermo —escupo golpeándolo nuevamente. Esquivo uno de sus golpes antes de enterrar su brazo en uno de los parabrisas. Sacude su rostro, levantando la mirada.

Cuando cae la lluvia © Tomo I [Completa ✔️]Where stories live. Discover now