Capitulo 7

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¿Cómo me he metido en tantos problemas? ¿Y tan rápido?

Sasuke se paso una mano por su pelo, la única evidente demostración externa que él se permitiría por como las cosas habían pasado de interesantes a jodidas en apenas dos días.

Como ahora por ejemplo. Él era un hombre casado –y sí, este matrimonio era válido, sobre todo una vez que se acostara con su nueva esposa. Casado, y sin embargo, su bienvenida a la familia de Sakura consistía actualmente en evadir un suegro psicótico. Peter no era el único al que tenía que evitar. Añade esquivar los numerosos ojos y oídos que pertenecían a las manadas de leones. Incluso si el orgullo de Shikamaru residía a medio país de distancia, no había ninguna duda de que Shikamaru tendría algún tipo de red de espionaje o tratados de amistad con los vecinos para vigilar a un diplomático ruso. Vigilado y aun no detenido.

Ellos técnicamente no podían pararlo, no sin el permiso del Consejo Superior –cuyas manos él engrasó bien– pero los leones locales podrían retrasar su salida y buscar su avión en busca de evidencia del paradero de cierta hembra.

Lo que no iban a encontrar. Se había asegurado de ello.

Como si eso no fuera suficiente, Sasuke también se mantuvo a la expectativa de asesinos que podrían trabajar para Peter. Ellos podrían estar al acecho en cualquier lugar. Así lo esperaba. Lo hizo disfrutar de un poco de deporte.

Además del entretenimiento, estaban las llamadas telefónicas que él recibió de las personas en busca de Sakura.

— ¿La tienes? — pregunto Shikamaru sin molestarse en saludar.

—No la he secuestrado. — Sasuke podía decirlo y sonar honesto. No lo había hecho. Su hombre de confianza lo había hecho, en contra de su última orden.

Ino también se contactó con él y le advirtió, —No te atrevas a salir y volar de vuelta a Rusia, donde yo no puedo seguirte. —

—Tan pronto como el avión este abastecido, estaremos fuera de aquí. —

—Es mejor que no te cases con ella y tampoco la seduzcas. —

Nunca me gustó aceptar órdenes. Aunque darlas... Si le ordenaba a su nueva esposa que le diera un beso, ¿obedecería, o le mordería?

Estremecimiento. Cualquiera de estas opciones le excito.

Así que, sí, él hizo lo contrario de lo que dijeron todos, y no se arrepintió una vez que lo hizo. Todavía no podía creer que su hombre de confianza hubiera logrado llevar a cabo el secuestro.

Cuando recibió la llamada telefónica la mañana después de la boda de Meena, diciendo que habían agarrado a Sakura y que conducían a Kentucky, donde esperarían por él en la pista de aterrizaje, propiedad de un amigo de la familia, Sasuke podría haber chillado.

—Se suponía que abortamos el secuestro, — dijo entre dientes al receptor, su mano ahuecada sobre el para que nadie escuchara. Él mismo entro al pequeño cuarto de baño adjunto a la habitación y cerró la puerta antes de encender el agua. Se relajó un poco. —¿Qué carajo? —

—Es que no recibimos el mensaje, jefe, — anunció Kakashi, su alta voz rusa y en pleno auge. —Por lo tanto, seguimos adelante con el plan. Cogimos a la chica y ahora estamos en ruta hacia el punto de encuentro. —

Lo que quería decir, que cuando el orgullo enviara inevitablemente a alguien para buscar su avión en el hangar de la ciudad cercana, no iban a encontrar nada, y no tendrían ninguna razón para retenerlo.

Un plan brillante, ideado por supuesto por él, y sin embargo, lo odiaba porque añadió algunas complicaciones, como arruinar su intención de atraer a Sakura.

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