Capitulo 5: Polvos Flu

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*Narra __*
Me desperté, me aliste y fue a desayunar con papá, lo habitual pero esta vez papá tenía la carta de Hogwarts con los nuevos materiales, me la pasó y la leí.

__: ¿quien crees que va a dar defensa contra las artes oscuras?—pregunté después de tragar mi bocado

Papá: un tal Gilderoy Lockhart—dijo encogiéndose de hombros—es un imbecil, se cree por qué es algo guapo... pero no se compara a mi—me reí por lo bajo

__: claro que no papá... nadie se compara a ti—dije rodando los ojos con diversión— bueno... cambiando de tema... ¿cuando iremos?—pregunte

Papá: mañana... y esta vez te acompañare yo y puede que veamos a Molly y a Arthur—lo miré con la sonrisa más grande

__: gracias pa... te quiero—dije puesto que sabía que extrañaba a aquellos pelirrojos

Papá: yo también... pero...—y ahí viene de nuevo—tienes que practicar hoy—asentí y me paré para ir por el arco y luego luchar.

*Narra Harry*
La vida en La Madriguera no se parecía en nada a la de Privet Drive. Los Dursley lo querían todo limpio y ordenado; la casa de los Weasley estaba llena de sorpresas y cosas asombrosas. Me lleve un buen susto la primera vez que me miré en el espejo que había sobre la chimenea de la cocina, y el espejo le gritó: «¡Vaya pinta! ¡Métete bien la camisa!» El espíritu del ático aullaba y golpeaba las tuberías cada vez que le parecía que reinaba demasiada tranquilidad en la casa. Y las explosiones en el cuarto de Fred y George se consideraban completamente normales. Lo que encontraba más raro en casa de Ron, sin embargo, no era el espejo parlante ni el espíritu que hacía ruidos, sino el hecho de que allí, al parecer, todos me querían.

La señora Weasley se preocupaba por el estado de mis calcetines e intentaba hacerme de comer cuatro raciones en cada comida. Al señor Weasley le gustaba que me sentara a su lado en la mesa para someterme a un interrogatorio sobre la vida con los muggles, y me preguntaba cómo funcionaban las cosas tales como las estufas o el servicio de correos.

Sr. Weasley: ¡Fascinante! —decía, cuando le explicaba cómo se usaba el teléfono—Son ingeniosas de verdad, las cosas que inventan los muggles para apañárselas sin magia.

Una mañana soleada, cuando llevaba más o menos una semana en La Madriguera, escuché hablar sobre Hogwarts. Cuando Ron y yo bajamos a desayunar, encontramos al señor y la señora Weasley sentados con Ginny en la mesa de la cocina. Al verme, Ginny dio sin querer un golpe al cuenco de las gachas y éste se cayó al suelo con gran estrépito. Ginny solía tirar las cosas cada vez que yo entraba en la habitación donde ella estaba. Se metió debajo de la mesa para recoger el cuenco y se levantó con la cara tan colorada y brillante como un tomate. Haciendo como que no lo había visto, me senté y agarre la tostada que me pasaba la señora Weasley.

Sr. Weasley: Han llegado cartas del colegio —dijo entregándome a mi y a Ron dos sobres idénticos de pergamino amarillento, con la dirección escrita en tinta verde—Dumbledore ya sabe que estás aquí Harry; a ése no se le escapa una. También han llegado cartas para ustedes dos —añadió, al ver entrar tranquilamente a Fred y George, todavía en pijama.

Hubo unos minutos de silencio mientras leíamos las cartas. A mi me indicaban que agarrara el tren a Hogwarts el 1 de septiembre, como de costumbre, en la estación de Kings Cross. Se adjuntaba una lista de los libros de texto que necesitaría para el curso siguiente.

Harry:
Los estudiantes de segundo curso necesitarán:

El libro reglamentario de hechizos (clase 2), Miranda Goshawk.
—Recreo con la «banshee», Gilderoy Lockhart.
Una vuelta con los espíritus malignos, Gilderoy Lockhart.
—Vacaciones con las brujas, Gilderoy Lockhart.
Recorridos con los trols, Gilderoy Lockhart.
Viajes con los vampiros, Gilderoy Lockhart.
Paseos con los hombres lobo, Gilderoy Lockhart.
Un año con el Yeti, Gilderoy Lockhart.

Siempre fue ella (Harry potter y tú) [segundo año]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin