Capítulo 22: Tormenta

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''Bueno, a mí no me gusta'' refunfuñó, cogiendo al gato y poniéndolo en el regazo de Hermione. ''Desaliñada y maldita cosa...''

''Oh, cállate'' Hermione intentó no reírse. ''No le gusta demasiada gente, así que deberías estar halagado...''

''Sí, estoy jodidamente extasiado'' dijo, poniendo los ojos en blanco. ''No ayuda en su caso que me despierte un domingo por la mañana''.

''¿Es domingo?'' frunció el ceño, ojeando su calendario y luego el reloj. ''Mierda, necesito encontrarme con McGonagall en un rato''.

Él levantó una ceja. ''¿Para qué?''

''Michael vuelve hoy'' explicó, sin ver el destello de celos que melló su expresión mientras se levantaba de la cama.

''¿Y cuánto tiempo te llevará?'' preguntó cortante, ciertamente irritado por el hecho de que el delegado esté arruinando sus posibilidades de un rapidito por la mañana. ''Jodido Corner...''

''No empieces'' le dijo ella, poniéndose algo de ropa y lanzando un hechizo para hacerse ver más presentable. ''No debería durar mucho; tal vez una hora o así. ¿Podrías dar de comer a Crookshanks mientras estoy fuera, por favor?''

''¿No sería más beneficioso para la sociedad dejarlo morir de hambre?'' dijo entre dientes, encogiéndose cuando ella se giró para darle una bofetada en el brazo.

''No seas un...''

''Vale'' gruñó de mala gana, antes de que sus labios se moldearan en una sonrisa cómplice. ''Naturalmente, voy a pedir un favor a cambio''.

La boca de ella se ensanchó en una sonrisa por sí sola, y un rubor juguetón le coloreó las mejillas. ''¿Me atrevo a preguntar que implicará?''

''Estoy seguro que habré pensado en algo para cuando vuelvas'' dijo Draco encogiéndose de hombros, pero sus ojos se agrandaron cuando Hermione de repente se inclinó para taparle la boca con un beso rápido. Observándola con curiosidad y lamiéndose sus labios sutilmente cuando ella se apartó, lentamente arqueó una ceja mientras ella le mostraba una sonrisa perfecta. ''¿A que ha venido eso?''

''¿Es necesario que haya un motivo?'' preguntó, girándose y saliendo de la habitación. ''Volveré en un momento''.

Mirando con ojos pensativos cómo se retiraba, el chasquido de la puerta lo trajo de vuelta al presente, y sacudió la cabeza, pasándose los dedos por el pelo. Se había convertido en algo tan natural estar con ella de esta manera ahora; despreocupado y cómodo en su presencia, pero en el momento que le dejaba a su aire, se reprendía por haberse acercado tanto.

Demasiado apegado.

Pero ya poco se podía hacer al respecto. Su interés en ella estaba incrustado en su sistema y arrastrándose por sus venas, haciendo que su corazón palpitara más rápido cuando ella estaba cerca, incapaz de respirar. Mientras que antes lo sentía como una infección, ahora le parecía Brandy; cálido y placentero.

Y la guerra era la resaca. El dolor de cabeza, el mareo, la realidad.

La tormenta.

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En el segundo que Hermione puso un pie en el umbral, sabía que algo iba mal.

El aire se sentía grueso y húmedo, y vaciló frente a su puerta cuando se dio cuenta que todos los retratos mágicos estaban peculiarmente apagados o ausentes de sus marcos. El silencioso zumbido de los sonidos lejanos vibraba por los pasillos demasiado bajo para discernir pero preocupantemente consistente, y sus pies empezaron a moverse hacia la fuente del sonido. Cuando algo que sonaba inquietantemente como un grito ahogado atormentó sus oídos, aceleró los pasos y sacó la varita.

ISOLATION | Dramione - TraducidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora