𝐒𝐄𝐗𝐘 𝐃𝐑𝐔𝐆 | ❝ La pregunta no es quién me lo va a permitir, sino quién va a detenerme ❞
𝐌𝐀𝐃𝐄𝐋𝐄𝐈𝐍𝐄 no es como los demás vampiros, ella posee un gran poder. Una mujer con un carácter difícil, sarcástica y ruda, conseguir caerle bien e...
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Sus rizos casi naturales caían como ondas sobre sus hombros, su maquillaje natural y sus labios teñidos de un suave brillo labial que hacia contraste con su piel pálida. Cerró los ojos con suavidad al sentir unos brazos rodearle la cintura. No hacia falta adivinar de quien se trataba. Su fragancia tan dulzona y tan embriagador hacia que todo su cuerpo temblara.
—Es hora de irnos a la escuela—habló. Su rostro era reflejado por el espejo. Se podía ver una pequeña sonrisa en sus labios y como sus ojos tenían un brillo especial al verla.
Ella soltó una queja.
—¿Es necesario?—giró sobre sus talones. Ambos quedando frente a frente—. Podríamos quedarnos aquí.
—Llevábamos todo un fin de semana metidos en nuestra habitación. Carlisle y Esme incluso se habían quejado por haber roto nuestra cama por cuarta vez.
—No es como si ustedes se quejaran por ello—miró a la figura que estaba sentada sobre la cama. En sus manos traía un regalo envuelto.
—Y no lo hacemos—admitió—, pero tengo este regalo hace bastante tiempo y quiero entregárselo a Bella—se levantó y caminó hacia ambos
—Espera, ¿es navidad?—preguntó la pelirroja—. ¿un regalo?
—No, hermosa. Es por su cumpleaños—acomodó el cabello rojizo de su mujer y sus dedos rozaron la piel desnuda de su cuello.
—Ya sé el porqué este día se repetía y repetía en los pensamientos de Edward—blanqueó los ojos—. Era tan cansador.
—Es hora de irnos—Alice miró el reloj de la pared—. ¡Vamos, Maddie! Tenemos que ir.
Madeleine, en un intento de hacerse la fuerte ante los encantos de ambos vampiros cerró los ojos.
—No. No iré a la escuela—habló con voz segura—. Vayan ustedes, pero yo no. Nada me hará cambiar de opinión.
Alice sonrió un poco.
—¿Segura? ¿Nada?
—Si, segura. Nada me hará cambiar de opinión—volvió a repetir—. No iré y esa es mi última palabra—los miró a ambos.
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La pelirroja volvió a bufar mientras bajaba por las escaleras del instituto. Los murmullos y conversaciones chocaban contra sus oídos y hacía que una mueca creciera en su rostro.
—Lo que hicieron se llama manipulación—reprochó—. Manipulación sexual para ser más exactos.
Jasper sonrió con burla mientras que Alice soltaba una risita.
