viii. baseball

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chapter number eight
[ BÉISBOL ]

Sentada en el asiento del copiloto, miró con cansancio al cobrizo que estaba a su lado

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Sentada en el asiento del copiloto, miró con cansancio al cobrizo que estaba a su lado. No tuvo tiempo ni de replicar cuando su hermano ingresó a su habitación volviendo nuevamente a interrumpir un caluroso encuentro con sus compañeros. Si Edward seguía así Madeleine terminaría arrancando su cabeza.

—No, no lo voy hacer—repitió por quinta vez

—Por favor—llevó su cabeza hacia atrás—. Su papá me odia. Si vas tú tal vez deje ir a Bella

—¿A ti que te hace pensar que quiero que Bella venga con nosotros?—se enderezó en su asiento—. Si por mi fuera no quisiera ni verla en la escuela. ¡No la soporto! ¡Ni siquiera quise venir contigo!—chilló

—En estos momentos agradezco a Alice y Jasper por convencerte—susurró—. ¡Vamos, Maddie! Ayúdame. Soy tu lindo hermano mellizo que tanto amas—agarró su rostro con ambas manos

—Me arrepiento de no haberte comido cuando estábamos en el estómago de mamá—escupió con enojo—. Edward Cullen Vampiro de más de 100 años le tiene miedo a un simple humano—soltó una breve risa—. Patético.

Edward la miró con ojos suplicantes.

—¡Bien! Quita tus manos de mi cara, mugre vampiro—abrió la puerta del copiloto y comenzó a caminar hacia la entrada de la casa de la humana. Pudo escuchar un "te quiero" por parte de su hermano.

«Ni siquiera su casa tiene vida»

Soltó una pequeña risa por las ideas de la serpiente.

—No, ni siquiera eso—susurró y tocó el timbre

«vuelvo a preguntar ¿por qué no la matamos? Podemos llevarla a otro continente y la matamos. Desaparecemos el cuerpo al estilo CSI Miami. ¡Bingo! Nadie la encuentra. No testigos, no policías, no crimen»

—No podemos matarla porque es la tua cantante de Edward—suspiró y jugó con la manga de su chaqueta—. Solo por eso.

La puerta fue repentinamente abierta y dejó ver la figura de Charlie Swan. Madeleine sonrió con total falsedad y con su mejor voz de chica buena saludó.

—¡Buenos días!

Charlie observó con total asombro a la chica que se encontraba frente a él. Su belleza era inigualable, su cabello pelirrojo brillaba y sus ondas caían detrás de sus hombros, su piel era pálida y con un cutis perfecto, sus ojos eran una mezcla de verdes con dorados. Al darse cuenta que se le quedó mirando durante mucho tiempo cambió su expresión y la reconoció como la hija de Carlisle.

—Charlie Swan, un gusto—se presentó con un poco de incomodidad, algo bastante común en el hombre

—Igualmente, jefe Swan—estrechó su mano y Charlie pudo sentir la fría piel de la "adolescente"—. Soy Madeleine Cullen—ahora si le dedicó una sonrisa verdadera

𝐒𝐄𝐗𝐘 𝐃𝐑𝐔𝐆 | 𝐀𝐥𝐢𝐜𝐞 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧, 𝐉𝐚𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐇𝐚𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora