|| 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸𝟿 ||

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|| ¿Por qué los seres humanos solo se preocupan por lo que les daña y le destinan un lugar exclusivo en su odio? ||

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|| ¿Por qué los seres humanos solo se preocupan por lo que les daña y le destinan un lugar exclusivo en su odio? ||


Hace mucho tiempo no se tomaba un rato para sentarse con lápiz en mano y trazar sobre la hoja una línea, con el pasar de los minutos empezó a tomar forma, podía escuchar las risas, murmullos y quejas de trampas por parte de los niños

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Hace mucho tiempo no se tomaba un rato para sentarse con lápiz en mano y trazar sobre la hoja una línea, con el pasar de los minutos empezó a tomar forma, podía escuchar las risas, murmullos y quejas de trampas por parte de los niños. También podía escuchar como las dos hermanas tutoras de Ícaro y Ren les explicaban ciertas cosas, sus oídos eran sus segundos ojos.

Poco tiempo después se sentó Juliette a su lado cargando a Hikari, una bebé de dos años que prontamente debería de poder salir de la cuna y empezar a convivir más con los niños de tres a cuatro años. Escuchó un quejido lastimero de alguien en el patio, cosa que detuvo su dibujo y la hizo levantarse para saber que ocurrió. Habían varios niños rodeando a alguien posiblemente, cuando sintieron que se acercaba le dieron pase para ver en el suelo a un albino de ojos azules acompañado de un castaño de igual color de ojos.

—Mamá, Mael se tropezó al andar —. Le dijo Gabriel.

—Duele, mamá —. Murmura el menor que fue rápidamente incorporado entre los brazos de la adulta, esta acariciaba su cabeza y espalda dándole consuelo.

—Te llevaré a la enfermería, pero no te preocupes no es grave si es correcto lo que dice Gabriel —. Le informa la adulta cargándolo y yendo al interior.

—¿Te ayudo? —. Le preguntó la pelirroja.

—No es necesario —. Le aseguró la castaña para ir directo a la enfermería.

Tiempo más tarde salió de esta misma acompañada de Mael que si bien le dolía al pisar, era un dolor aguantable. Con cuidado bajó las escaleras escuchando a su madre decir que no haga movimientos bruscos, no corra ni trote para el día de mañana despertar mejor.

Las tutoras salieron de la sala de exámenes y cuando vieron a la castaña se inclinaron levemente en muestra de respeto, la más baja dejó de inclinarse y habló en voz baja.

𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐇𝐄𝐓; 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧حيث تعيش القصص. اكتشف الآن