𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐇𝐄𝐓 || Dicen que la palabra es un arma, por eso el silencio es un escudo
【 Todos tenemos miedo a
algo, Astlyr, a que suceda
lo mismo que en el pasado.
...
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|| Una vez que permitas que tu dolor se convierta en ira nunca desaparecerá ||
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Peinaba suavemente las cuerdas del instrumento escuchando las notas salir, las estrellas esa noche se encontraban más brillantes de lo común, ya que, las nubes se encontraban despejadas. Puso su palma por donde se encontraba el agujero de la guitarra para detener el sonido, suspiró frustrada, desde el interior de aquel cuarto vacío no vio a nadie salir de la casa en busca de la mochila con cuerdas, las cuales plantó Ícaro en busca del coraje del "traidor", el cual o la cual Astlyr, prefería llamar gato.
'Esto ya es aburrido' pensó la niña dejando el instrumento en el suelo y salir por si misma para quitar la mochila de Caleb. 'Maldito gato desgraciado que no hace el trabajo sucio'
Salió de la casa con un pequeño truco bajo su manga, caminó a donde se encontraba la mochila de Caleb escondida, la tomó y pudo sentir como esta pesaba. Caminó de vuelta a la casa y al entrar fue directamente a la oficina vacía de Isabella, dejó la mochila en la silla de la mujer y tomó una hoja para escribir una nota.
—Dile a tu jodido gato que haga algo útil, como vigilar a Catalina.
Así plantó la semilla para ver quién era aquel gato que prefería lanzar la piedra y esconder la mano, subió al cuarto donde dormía y al entrar pudo ver a Yuzuru despierta, se sorprendió de ello pero aún más al ver lágrimas en sus ojos, supuso que por una nueva pesadilla. Se acercó a la menor suavemente queriendo que esta recargara su cabeza sobre su pecho y así esconder su rostro en busca de refugio.
—¿D-Duermes c-conmigo? —. Preguntó aun llorando levemente, la castaña la apretó a su cuerpo y tomándola entre sus brazos pudo acomodarse en la cama fácilmente, teniendo el cuerpo mas pequeños casi sobre ella.
'No lo dudes' quería decirle.
Al siguiente día despertó con unos ojos verdes viéndola curiosa, entre sus brazos la azabache seguía durmiendo plácidamente y con una sensación cálida ante el contacto humano junto a las frazadas que impedían que pasara frio. La de ojos dorados entrecerró un poco los ojos al ver como Emma se quitaba sus botas, supo de inmediato cuál era su intención y maldijo en su mente al tener otro cuerpo encima algo más pesado que el de Yuzuru.
