|| 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟽 ||

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|| Debemos desconfiar unos de otros

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|| Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición ||


Ícaro observaba con seriedad a su madre desde lejos, en los últimos días estuvo dando información falsa a sus hermanos menores y pudo notar como Isabella caía en estas, pero algo no andaba bien, no podía ser tan fácil, a su lado se encontraba sent...

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Ícaro observaba con seriedad a su madre desde lejos, en los últimos días estuvo dando información falsa a sus hermanos menores y pudo notar como Isabella caía en estas, pero algo no andaba bien, no podía ser tan fácil, a su lado se encontraba sentada Astlyr dibujando, como siempre hacía. El albino apoyó su cabeza en el hombro de la castaña haciendo que esta lo mirara para volver a dibujar, el de ojos rosados debía de admitir que su amiga tenía un don para el arte y que en el momento en que salieran de ese lugar podía convertirse en una artista.

Soñaba con un futuro así donde todos sean libres.

Desde lejos unos ojos verdes los observaban con el ceño fruncido, aquella niña siempre sintió envidia por la castaña de ojos dorados, tal vez por el extraño amor fraternal que todos le tienen, tal vez por su gran inteligencia, o sus habilidades para atrapar a todos en las traes, parecía ser tan perfecta que se frustraba por no encontrar algo negativa en ella. Algo aparte de su mudez, claro.

Sus hebras doradas se movieron por el aire y observó como Gilda se acercaba a ella, sonrió, aquella peliverde era a la que mas quería dentro de ese orfanato, por algunas excepciones, pero aun así le tenía un gran amor a la menor, cuando esta se sentó a su lado la abrazó por la cintura sentandola en sus piernas, apoyó su cabeza sobre el cabello peliverde cerrando los ojos y así disfrutar del momento.

—Susie —. Nombró la menor. —¿De qué hablaron hace unos días?

—¿Quienes? —. Preguntó la mayor.

—Cuando Ícaro y Drake los llamaron ustedes a la biblioteca —. Respondió Gilda, los ojos de la rubia se abrieron.

—Nada relevante, no te preocupes —. Le dijo Susie a la menor abrazándola mas a su cuerpo. —¿Quieres jugar a algo?

—Con Emma a las muñecas —. Respondió la menor.

—Hagamos eso, entonces.

[...]

𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐇𝐄𝐓; 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora