|| 𝙰𝚜𝚝𝚕𝚢𝚛 ||

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Recuerdo.

Él era un constante recuerdo.

Primero, lo ignoró. Era un niño más entre tantos, ella era menor y lo que le interesaba en ese entonces era poder cumplir con el deseo de Helena. Si, lo cuidó como a otros, pero a sus ojos sus acciones propias eran insignificantes. 

Segundo, lo observó. Parecía llevarse bien con Emma y Ray. Siempre los veía a los tres juntos, para comer, jugar y a veces para dormir. Supuso que al ser de la misma edad se llevaría bien por derecho y que esa relación se convertiría en un fuerte lazo de hermandad y eso, la preocupó, un sentimiento de dolor la doblegó, no quería que ese lazo se rompiera, no quería que ningún lazo se rompiera.

Tercero, lo notó. Era inteligente, astuto y perceptivo, eso le trajo curiosidad y no podía evitar compararlo con su mejor amigo, Ícaro. Ambos albinos, siendo ambos personas inteligentes que siempre sacan buenas notas en sus exámenes, con el mismo gusto de juegos los cuales hacían trabajar su mente. 

Cuarto, lo cuidó. Le parecía increíble la facilidad con la que se enferma, y nunca evitó pensar lo irónico que era. Era un pensamiento torpe pero siempre que nevaba le recordaba el cabello de él, no como el de Ícaro que era más grisáceo, y cuando sacaba los pedazos de hielos para enfriar sus bebidas, sus pensamientos iban de inmediatos a sus ojos azules. Cosas frias le recordaban a él y el frío lo hacía enfermar.

Quinto, se preocupó. Había empezado, dio a conocer a sus amigos el secreto que se ocultaba, aunque nunca planeó verse envuelta tan directamente, tenía que afrontar. Cumpliría el deseo de Helena, Adam y de muchos más que les arrebataron sus sueños.

Sexto, se hundió. Sus dos mejores amigos, dos personas que amaba, se fueron para no volver. ¿Valía la pena seguir? Había fallado la primera vez, ¿por qué no la segunda? Negó y se golpeó, dolería mucho ver morir a quienes quiere y dolería aún más saber que no sería libre, pero supo que falló, la traición.

Séptimo, no abandonó. Una oportunidad más, solo una fue suficiente. Cuando lo veía recordaba, los recordaba a ellos, a sus amigos que murieron por un error. Al principio no entendió porque cada vez que él le hablaba con aquel apodo o llamaba su atención sin intención le recordaba el pasado. 

Octavo, lo comprendió. El lazo de hermandad, ella no quería que el lazo de Emma ni Ray se rompiera con Norman. Y aquel lazo era el mismo que quería proteger. No, no solo ese, anhelaba proteger también los lazos entre sus amigos ya fallecidos, pero no pudo. Él era un constante recuerdo de que falló, pero a su vez, él también fue un constante recordatorio de motivación, no volvería a fallar.

Noveno, les mintió. Con tan solo que ellos sean libres, se sentiría en libertad. Se sentía mal, mal por traicionar la confianza de su recuerdo, pero aunque quisiera no podía huir. Pero cuando salió ilesa una vez más, estaba decidida a hacer un cambio, algo para poder detener todo desde raíz.

Décimo, volvió. Tener que volver al lugar donde los recuerdos reinan aun habiéndolo quemado era demasiado, él ya no era el único que le recordaba lo que hizo mal, ahora las cuatros paredes que le rodeaban la seguían apresando con aquellos imborrables recuerdos.

Undécimo, se reencontró. Haber vuelto a ver a sus seres queridos fue un alivio, volverlo a verlo a él fue una incógnita. Confundida, y sin palabras, no sabía cómo describir lo que estaba sintiendo. ¿Sorpresa? ¿Calidez? ¿Nostalgia? No, era lo que siempre había sido, un recuerdo. Recordó una vez más porque aun no se había rendido.

Duodécimo, se cegó. El mundo humano era más ruidoso de lo que imaginó jamás, pero lo que hacía aún más ruido era su propio corazón, le fastidiaba despertar por su propio corazón pero lo que más le "irritaba" era que este sonido molesto aumentara en creces al lado de su recuerdo. Ya no "entendía" porque al ver a su recuerdo, su cuerpo actuaba extraño. Era terca y sobretodo ciega cuando se trataba de si misma. 

Decimotercero, lo admitió. ¿Pena? No, en absoluto. Normalmente uno no tiene el corazón de dañar a alguien a quien quieres, ella no entraba en esa categoría. Así que en su mente y corazón aceptó y admitió la verdad que negaba, si, jamás se interesó en él cuando estaban dentro del mundo de los demonios y al fin pudo encontrarle una razón a eso. Él era un recuerdo constante, con verlo recordaba porque hacía todo esto y ahora que estaba cumplido ha dejó de verlo como un mero recuerdo a con quien crear recuerdos.


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Al fin tiene lo que pensó Astlyr todo el tiempo de Norman, y para quien no comprendió.

Astlyr no se interesó en Norman ya que cada vez que lo veía, recordaba el porqué no se había rendido, (en un principio) era un recuerdo su fallo al no poder salvar a sus amigos (y después) una motivación para seguir "adelante". Luego, cuando al fin pudieron ir al mundo humano, "vio" a Norman ya como "alguien" (suena tan insensible) y no como un "recuerdo".

Me gusta mucho usar palabras o frases donde el lector debe de interpretar el contexto y también a su propio gusto, y muchas veces no específico o no aclaro por eso mismo.

¡No se vayan, en teoría quedan tres capítulos más por publicar!

𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐇𝐄𝐓; 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧Where stories live. Discover now