Capítulo 39: Un jueves con Stormy

Comenzar desde el principio
                                    

—Es una belleza, realmente. Me contó que pasó sus veranos siendo un niño allí con su familia. Hay un lago, muchas flores y hasta una casita del árbol —Termino la frase algo acalorada, trato de no hacer contacto visual con mi amiga, pero ella me conoce demasiado bien.

—Ah, bueno. ¿Y esos cachetes colorados? Ahora sí que la cosa se va a poner interesante.

—No sé a lo que te refieres —le digo con mi mejor cara de santa.

Soy pésima actriz...

—Pff, se te nota. Dijiste "casita del árbol", y no solo te pusiste colorada, sino que te temblaron las manos con la taza de café. Vamos, cuéntele a la tía Stormy las chanchadas que hicieron en esa casita.

Suelto una carcajada, incapaz de aguantarme. Ella me guiña un ojo mientras sube y baja sus delicadas cejas en complicidad.

—Nadamos en el lago, antes de subir a la casita...

—Sexi, ¿y después?

—N-nosotros... Ay, amiga. ¡No me mires así que me pones más nerviosa!

Stormy se ríe entre dientes, colocando una mano sobre la mía.

—Solo contéstame algo...

—Okay.

—¿Fue lindo? —Su mirada me dice que me defendería de lo que sea que me haga daño. La adoro con el alma.

—Sí. Fue eso y mucho más. Nunca pensé vivir tantas emociones juntas, amiga.

Stormy suspira embobada, y acerca su silla a la mía para darme un abrazo. Luego comparte fragmentos de su visita a la clínica donde está internado su hermano. Sé muy bien lo unidos que son. Me parte el alma verla luchar contra las lágrimas al escucharla, así que nunca le suelto la mano.

No le cuento de haber visto la sombra de papá en la selfie que tomó River. Stormy es demasiado importante para mí, si ella supiera mi secreto quizás se alejaría y no querría ser más mi amiga. Juro que no sobreviviría ese dolor. No ahora...

Ojalá pudiera hablar con ella más abiertamente, confesárselo todo, parte de mí cree que entendería, pero termino atragantándome con mi cobardía a flor de piel. En cambio, le cuento sobre lo feliz que estaba con River mientras conducía su moto y la brisa me enredaba mi cabello ya de por sí rebelde. Ella aplaude, rebotando en su silla de la emoción.

—Aw, ¡yo quiero un River en mi vida! Aunque debería ser rubio y con algún que otro tatuaje... —murmura, con ojos soñadores.

Me encojo de hombros.

—Si hay alguien que se merece ser feliz, esa eres tú. Ya te va a llegar el momento de estar toda hormonada y yo voy a ser la que te pida todos los detallitos hot.

—River y tú son dos almas gemelas que se han encontrado, Alba. No vayas a dejarlo ir. Creo que se está enamorando de ti.

Escuchar esas palabras hace que el corazón me dé un vuelco. Recuerdo un murmullo en la oscuridad, antes de dormirme en sus brazos.

"Te quiero, Alba."

¿Lo habré soñado?

—Tierra llamando a Alba. Me escuchaste, ¿verdad?

—Sí. Intentaré no arruinarlo todo, como suelo hacer —susurro.

Stormy vuelve a reír, asiente y le da unas palmaditas a mi mano. Abro la boca para decirle cosas no tan lindas, pero la cierro inmediatamente.

Dejo que ella charle sobre música y una serie de Netflix que acaba de ver, mientras pienso en cómo quise dejarme llevar por la corriente cuando estaba en el lago. Cómo quise flotar, silenciar las advertencias de mis propios miedos y la posibilidad de la muerte, y tal vez encontrar la voz de mi padre entre las nubes moteadas... Pero River estaba allí, nadando a mi lado, y no lo hice.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora