Capítulo 36: La casa del árbol

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Viajamos a toda velocidad por la carretera rumbo al norte, cruzando puentes que se extienden sobre ríos azules grisáceos, kayaks, y hombres con cañas de pescar

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Viajamos a toda velocidad por la carretera rumbo al norte, cruzando puentes que se extienden sobre ríos azules grisáceos, kayaks, y hombres con cañas de pescar. El cielo está despejado, la brisa cálida en mi rostro y un millón de emociones explotando en mi pecho.

Mi celular vibra enloquecido: los mensajes de mi madre no cesan. Chequeo la pantalla para confirmarlo: quiere asegurarse que River maneje con cuidado, que no vaya demasiado rápido, que use casco...

A esos quince mensajes los contesto con uno solo: un "sí, ma" en mayúscula.

Puedo imaginarme a Tommy y Brisa torturando a mi madre con todo tipo de preguntas, ya se deben de haber enterado de que no voy a llegar a casa a tiempo para el programa de dibujos animados que vemos juntos.

"¿Por qué no podemos andar en moto también?"

"¿Por qué solo Albita puede? ¡No es justo!"

"¿Es River su novio? Ella mintió y nos dijo que no lo era."

"¿Eh, mami?"

Casi veo a mi pobre madre pidiéndome ayuda con ojos desesperados, mientras mis hermanos posiblemente siguen aullando su miseria como los pequeños lobos salvajes que son.

A medida que continuamos nuestro camino, el paisaje urbano le cede espacio al rural, hermosos árboles decoran la ruta, y el canto de los pájaros se escucha con más claridad

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A medida que continuamos nuestro camino, el paisaje urbano le cede espacio al rural, hermosos árboles decoran la ruta, y el canto de los pájaros se escucha con más claridad. El tránsito también cambia: a mi derecha veo semirremolques, y camiones de carga. Y en medio de todo ese tumulto estamos nosotros, encima de una motocicleta, ansiosos por pasar tiempo a solas.

Aprieto con fuerza el torso de River, no estoy acostumbrada al ruido, y la velocidad me aterra y me encanta a la vez. Él gira un poco la cabeza como si quisiera decirme: "Está bien, nenita. Te tengo. No va a pasarnos nada."

Aceleramos y las ramas de los árboles se balancean, se expanden como dedos largos en nuestra dirección. Mi pecho se contrae. Mi mente se llena de negrura, no quiero escucharla, pero no tengo opción.

"¿Estás segura de que estarás a salvo, Alba?"

"River mencionó un lago... ¿No te preocupa el agua?"

OlvídameWhere stories live. Discover now