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Varios días habían pasado después de aquel violento encuentro entre los alfas

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Varios días habían pasado después de aquel violento encuentro entre los alfas.
Los rumores en la universidad corrieron velozmente, a tal punto que casi nadie quería acercarse a Minho.

El joven omega tratando de ignorar todo eso, iba sin falta todas las tardes a visitar a JoonSuk, sus padres presentaron papeleo del chequeo médico y éste tomó descanso por un buen tiempo.

El alfa insistió que sean al menos dos meses, no quería mostrar sus heridas y hematomas frente a todos en la universidad. Su orgullo como alfa se fue al piso cuando Chan se atrevió a golpearlo a tal punto de dejarlo inconsciente.

─¿Cómo estás?

─Pues mejor.─ respondió desinteresado. Tratando de fingir cuando en realidad le dolía hasta el respirar. ─¿Has vuelto a ver al idiota de Bang?─ cuestionó seriamente.

─N-no, Joon, te prometí que no lo haría.─ logró responder en voz baja.

No quería mostrarse triste al recordar que tuvo que ignorar al alfa desde aquel día. Pero tuvo que hacerlo, ya que JoonSuk le advirtió aquello a cambio de no acusarlo como su único agresor. Obviamente el omega aceptó, no quería que metiera a Chan en problemas.

─Así me gusta.─ sonrió ladino.

Se acomodó mejor en la cama, logrando sentarse y tomando el rostro de Minho para darle un corto beso. El omega le correspondió por inercia. Ciertamente sentía que el tacto ya no era el mismo, era como si aquella calidez fuera reemplazada por un roce frío y sin nada de cariño de por medio... Como si fuera solamente una obligación.

─Eres un buen omega.─ susurró, mordiendo suavemente los finos belfos de Minho.

El omega se tensó ante aquel toque inesperado y trató de alejarse. Sin embargo, JoonSuk lo tomó con rapidez por la nuca evitando aquello.

─JoonSuk...─ murmuró mientras el mencionado empezaba a repartir besos en toda la longitud de su cuello, llevando una de sus manos por debajo de la polera del omega, brindándole caricias que para Minho no eran aceptables. ─¡Espera!─ exclamó exaltado a la vez que alejaba con todo lo que podía al alfa.

El pánico lo inundó cuando el azabache había succionado fuertemente la piel sensible de su cuello.

─¿Qué pasa?─ respondió con el ceño fruncido y en claro signo de molestia. ─¿Cuál es el jodido problema?

─No hagas eso.─ habló cohibido ante la fija mirada del alfa.

─¿Por qué no? Eres mi omega y ya estamos en tiempo de poder hacerlo.─ bufó. ─Te he esperado lo suficiente.

El omega no pudo evitar el temor que recorría su cuerpo al entender su proposición, no se sentía listo en ningún aspecto.

─Aún no es tiempo, no puedo.─ bisbiseó.

─El que decide soy yo. Puede pasar en mi próximo celo si es que yo lo quiero.

JoonSuk, no, yo...─ intentó hablar.

─Cállate.

La grave voz de mando hizo que Minho se encogiera de hombros en su asiento, igualmente su lobo bajaba la cabeza, la sumisión salió a flote aún si él no quería. A veces el ser omega le disgustaba.

─Será cuando yo lo diga.─ lo miró directamente. ─Y será en tú próximo celo.─ el omega se estremeció ante lo dicho, pero no de placer o ansiedad, sino de temor. Él no quería aquello, no estaba preparado. ─Sé que ahora te niegas, Honnie, pero en tu celo estarás irreconocible a tal punto de rogarme por atención.

La sensación que el omega sentía no le gustaba para nada.

─C-creo que y-ya es hora de ir-me.─ se levantó rápidamente, tomó su mochila y salió apresuradamente de la habitación.
Sintió sus ojos arder y su mirada se puso nublosa. ¿Qué podría hacer si JoonSuk se encargaba de cumplir lo dicho?

Tenía demasiado miedo ante aquella idea. No quería, ni se sentía listo.

Una vez que salió de aquella casa, aspiró con lentitud el fresco aire de la tarde como si fuera a morir asfixiado. De ahora en adelante tomaría estrictamente la cuenta de sus días hasta su próximo celo. Llevando a todo lado sus supresores y neutralizadores en la mochila.

El omega sabía que lo que pedía era algo cruel quizás, pero realmente anhelaba que JoonSuk se quedara en su casa por mucho tiempo para no asistir a la universidad. No lo quería cerca si es que seguía con esa idea.

Suspiró con un deje de tristeza y se dirigió a su casa. El sol empezaba a descender lentamente, dando paso a que el cielo se tornara de colores cálidos. A cada paso que daba sentía como el viento se hacía más frío e impactaba su cuerpo. La polera que llevaba no le abrigaba como quería, así que intentó abrazarse así mismo, frotando con sus manos ambos brazos, intentando darse algo de calor corporal.

Caminó fijamente mientras los minutos pasaban, dando por inicio a la presencia del cielo negro azulado. No se preocupó por la hora, ya que al llegar a casa no encontraría a nadie. La idea lo invadió y sintió a su lobo desanimado. ¿Quién no se sentiría así? A veces anhelaba poder llegar a casa y ser recibido por un fuerte y cálido abrazo, una sonrisa sincera y una tarde junto a su familia.

Al menos podía soñar, porque tenerla era algo que estaba fuera de su alcance.
Inesperadamente pequeñas gotas empezaron a caer y de a poco la lluvia iba intensificándose. Minho maldijo internamente, tenía todo el frío apoderándose de su cuerpo y ahora tenía que lidiar con la consistente lluvia. Sus manos empezaron a temblar por la baja temperatura y empezó a empaparse por completo.

Su día no podía ir peor.

Divisó a lo lejos que se acercaba a la calle donde se situaba su casa. Inhaló y exhaló el aire con fuerza y se dispuso a acelerar un poco el paso.

Los pensamientos vacíos que tenía fueron dispersándose al percibir un aroma amargo pero con un toque dulzón a la vez, uno que conocía muy bien.

Agitó su cabeza de un lado al otro en negación.

No.

No podía ser la persona que él creía. ¿O sí?

Su lobo también percibió aquel olor y se removió en su interior. Aquellos días sin la presencia del alfa lo habían tenido mal y, ante el solo pensamiento de tenerlo cerca hacia que la emoción se dispersara en todo su organismo. Dándole señales que Minho se negaba a aceptar.

Sin embargo, todas sus tercas ideas se fueron abajo cuando escuchó aquella aterciopelada voz.

─Minho.─ murmuró lo suficiente audible para el omega.

El mencionado detuvo el paso frente a su casa y lo vio.

Aquel alfa que trató de evitar estaba sentado en el suelo y recostado en la puerta de su casa. ¿Qué se supone que tendría que hacer ahora?

 ¿Qué se supone que tendría que hacer ahora?

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𝘁𝗿𝗲𝗮𝘁 𝘆𝗼𝘂 𝗯𝗲𝘁𝘁𝗲𝗿 ꗃ᤻ chanhoWhere stories live. Discover now