capítulo 21. ☃︎ ❄︎

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Se quitó el delantal y lo dejó sobre la encimera de la cocina. Por una parte, Jin tenía razón. Tras la elaboración de los famosos lacitos, YoonGi estaba sucio, despeinado, cansado y asqueado, mientras que SeokJin parecía recién salido de la ducha. Misteriosamente, ni siquiera llevaba restos de masa o harina entre sus perfectas uñas. Estos fenómenos inexplicables hacían que se sintiera en desventaja.

— Bueno, ahora, si no es mucha molestia, creo que subiré a mi habitación y dormiré un poco... —anunció él, y bostezó con disimulo.

— Pero ¿qué dices? ¡Si todavía no hemos preparado nada!

SeokJin lo miró confundido.

— ¿Qué intentas decir, niño? —preguntó, arrugando la nariz; la última palabra sonó áspera y con un deje de hastío.

— Preparar el cumpleaños nos llevará horas, Kim —le informó—. Y no me llames niño, idiota.

— ¡Ni lo sueñes! Te dejo a ti el puesto de jornada completa, yo prefiero hacer media jornada y... creo que ya he cumplido con mi trabajo —sonrió ampliamente—. Me voy a echar la siesta.

Y salió de allí a grandes zancadas, cerró la puerta de la cocina con brusquedad y dejó a YoonGi sumido en un tenso silencio. El joven respiró profundamente, procurando mantener la calma. Al final, presa de la desesperación, decidió darse una ducha antes de enfrentarse de nuevo al americano.

Era invierno y hacía muchísimo frío, pero, de todos modos, Gi se duchó con agua templada y agradeció los escalofríos que recorrían su espalda haciéndole cosquillas, como si un ejército de diminutas hormigas escalase por su piel. Todavía era capaz de sentir algo. Últimamente las horas se le antojaban más largas y densas de lo normal, y por si aquello no fuera suficientemente malo teniendo en cuenta que estaba de vacaciones, temía estar perdiéndose a sí mismo.

Quizá estaba cambiando por culpa de SeokJin. Cerró los ojos con fuerza, disfrutando del contacto del agua sobre su piel. No podía dejar de pensar en la última conversación que había mantenido con el inglés. Su voz martillaba con fuerza en su cabeza una vez tras otra, incansable. Imaginaba a Jin cogido de la mano de una chica y sentía una extraña incomodidad al visualizar la imagen que trazaba en su mente. Aquella joven con la que él había estado debía de haber sido perfecta dada la selectividad de SeokJin. No como él... que al parecer tenía cien mil defectos que él odiaba y le recordaba constantemente. Poco a poco, casi sin darse cuenta, comenzó a compararse con la ex novia de este, a la que había ido idealizando, dando rienda suelta a su imaginación.

Enfadado consigo mismo, cerró con fuerza el grifo de la ducha antes de salir y cubrirse con un albornoz de color pistacho. El espejo le devolvió la mirada: a decir verdad, tampoco se veía tan feo, y supuso que Kim exageraba al respecto solo para hacerle daño. Era un chico corriente. Cierto que no se arreglaba demasiado, que verdaderamente no le gustaba hacerlo. Prefería invertir ese tiempo en cualquier otra actividad más provechosa.

Suspiró profundamente, en realidad no sabía por qué tenía que justificar su estilo de vida; nunca antes se había preocupado por ello y le molestaba hacerlo ahora.

Se vistió con desgana y salió del cuarto de baño más cabreado que nunca. Caminó a grandes zancadas, haciendo chirriar el suelo de madera a su paso hasta su habitación. Cuando entró, encontró a SeokJin revolviendo la ropa del armario. Los labios de YoonGi formaron una línea recta perfecta, y los apretó tanto que se tornaron blanquecinos.

— ¿Se puede saber qué demonios haces en mi cuarto?

— Solo... pasaba por aquí... Te estaba buscando —acabó confesándole

— ¿Me buscabas dentro del armario, entre la ropa?

Jin, con un gesto de absoluta inocencia, se encogió de hombros.

﹆ bat kisses; jin ∙ su.Where stories live. Discover now