Capítulo 13: Visitando la enfermería

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     Me acerco lentamente, tomo dos largas respiraciones intentando tranquilizar mis descarriados latidos     –. ¿Adónde vamos?    – pregunto cuando tomo asiento quedando frente a él por completo.

     Liam no aparta la mirada de la table que sostiene, dedicándole casi por completo su atención al aparato     –. Estamos llegando al instituto     – responde con calma concentrado en lo que hace.

     – ¿Vamos a una escuela?    – Mis cejas intentan tocar el cielo al tiempo que mi mandíbula cae víctima de la incredulidad. Imaginé que podrían llevarme a cualquier parte, incluso a otro planeta, ¿pero a un instituto?

     «Opino que es un mal chiste».

     Sus ojos se encuentran con los míos al elevar la mirada     –. No es solo una escuela. Es uno de los mejores institutos que se especializa en enseñar a chicas como tú.

     «Creo que él no lo ha entendido, instituto y yo no debe ir en la misma oración».

     – Cómo yo ¿Qué significa exactamente eso?     – Inclino la cabeza hacia un lado ante la perspectiva de lo que dirá a continuación, ya que me parece fascinante sentirme como un bicho raro o un espécimen en peligro de extinción.

     – Chicos con dones … sobrehumanos     – explica con simpleza      –. Es uno de los lugares más seguros para ti en este momento     – agrega a tiempo descubriendo por mi gesto que su primer argumento no me es válido     –. Tenía que llevarte a la Ciudadela, pero nos estaban siguiendo, así que hubo cambio de planes.

     – Tranquilo      –. Barro el aire con la mano quitándole importancia a algo que claramente lo tiene      –. Me encanta que tomen decisiones por mí sin consultarme      – expongo de manera brusca, más de la que realmente pretendo.

     Sé que él no tiene la culpa, pero yo tampoco y sinceramente estoy harta de que manejen mi vida tirándome a la oscuridad de los secretos.

     «Ya he tenido suficiente de eso».

     Hecho un pequeño vistazo en su dirección para tantear el terreno después de mi abrupto comentario, pero su mirada se encuentra perdida en el cielo y no luce molesto. Aprovecho para observarlo mejor. En su rostro se asoma la sombra de una barba de unos dos o tres días, envuelve sus labios y lo hace ver más interesante.

     Ambos continuamos distraídos, él en el cielo y yo en él. 

     – Debes de tener mil preguntas en la mente   – habla entornando la mirada en mi dirección, y no dice nada por encontrarme observándolo. Me mira como si en mis ojos tuviera la respuesta a una pregunta no formulada     –. Sé que tu madre no te contó nada, ella tenía miedo de perderte si lo hacía     –. Guarda silencio esperando alguna respuesta por mi parte, y de seguro, una impulsiva.

     – Lo sé, pero ella no entiende que nunca me perderá. Puedo estar enojada y muy molesta con ella, pero eso jamás cambiará el amor que le tengo    –. A mis padres le debo todo lo que soy, jamás he sentido diferencia en su cariño hacia mí por no compartir la misma sangre.  

     – Ella te escribió una carta contándote todo    –. Hace una pausa, aguardando por alguna clase de reacción. Continúa al no obtener una      –. Está dentro de la mochila, creo que deberías leerla antes de que lleguemos, así será mejor para ti. Podrás asimilar todo lo que está por venir. 

     No me contengo, hurgo rápido en la mochila, sintiendo una pequeña caja que me apresuro a extraer, jamás la había visto. Es blanca con los contornos en dorado, su tamaño es un poco más grande que el de un sobre. Dentro hay varias cartas, las últimas parecen muy viejas. La primera es la más nueva y tiene escrito, «Mamá», la tomo y comienzo a abrirla sin preocuparme de estar en su presencia.  

La flor de LisWhere stories live. Discover now