" ... -¡Vamos Kanawut hagámoslo!- seguía insistiendo el estúpido de Saint Suppapong, mientras reía de lo más divertido.
-¡No puedo creer que le sigas el rollo al estúpido de Bright!- le reproche horrorizado. Aun me costaba entender como mi amigo, el...
Contemplé la mesa que estaba frente a mí y sonreí orgulloso. Era la primera vez en mi vida que me esmeraba tanto por un desayuno, pero había valido la pena. La tortilla rellena khai yad-sai, había quedado esponjosa y realmente se veía deliciosa, las tortitas dobles khanom khrauk, lucían perfectas y los patong-goh estaban buenísimos, tanto que no pude evitar comerme algunos.
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Solo espero que a Mew si le guste la bebida nam tau-hu que le mando mi madre, no a todos le gustaba esa bebida de soya, aunque por si acaso prepare café y jugo de naranja natural.
Con cada minuto que pasaba me estaba poniendo un poco más nervioso, ¿Qué tal si Mew no venía? ¿y si me ignoraba como lo hizo toda esta semana?
Una incomodidad se instauro en mi pecho, yo entiendo que él no me preste atención en lo absoluto... pero aun así duele verlo alejarse.
No puedo ni imaginarme lo que pasa por su cabeza, o lo que su corazón siente, creo que si les pasara algo a mis padres yo me sentiría morir. Recordé la conversación que tuve con mi hermana el jueves pasado, cuando mi familia y yo fuimos al hospital a ver a la familia Suppassit.
Ella me había recomendado darle espacio a Mew, sobre todo porque lo que él tenía que arreglar no solo era su corazón roto, si no muchísimas cosas legales que lo abrumarían. Y eso lo puedo entender, lo que me seguía costando trabajo comprender es por qué Mew no me permitía estar a su lado y ser su apoyo.
Suspire con pesar, esta última semana había sido una pesadilla, tanto dolor a mi alrededor, que realmente estaba comenzando a sentirme deprimido. Saque mi móvil y mande un mensaje a Saint.
📤[¿Cómo sigue Brigth? En cuanto pueda hablar con Mew voy con ustedes.]
Cuando estaba por guardar mi celular, comencé a escuchar ruidos en la entrada. Así que me dirigí allí de inmediato.
Al llegar al vestíbulo mi corazón se detuvo, yo pensé que estaba preparado para verlo, pero creo que no fue así.
Mi cuerpo se congelo mientras su mirada se encontraba con la mía, mi pecho dolió al ver sus ojos rojos, sus ojeras marcadas, sus hombros caídos... lucia tan desprovisto de vida, que me dolió cada parte de mi cuerpo, nunca antes había sentido esta clase de dolor por la tristeza de alguien más, y eso también me abrumo.
No quería moverme, odiaría si me alejara de su lado una vez más. Pero Mew tampoco decía nada, seguía en la entrada mirándome fijamente, suspirando con pesar.
No se exactamente cuanto tiempo paso, pudo haber sido una hora o solo un minuto, pero ninguno de los dos dijo nada.
-Buenos días Mew, ¿Quieres desayunar?- pregunte animadamente tratando de fingir una tranquilidad que no sentía.
