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1 de septiembre, 1977 ━━━━━━━━━━━━━━━ CHAPTER ONE
"How could a heart like yours ever love a heart like mine?"
August viró los ojos con hartazgo, luego de escuchar por diez minutos las quejas -insoportables- de su hermana mayor: Petunia. Muchas veces se sentía culpable por sentir tanto rechazo hacia ella, sin embargo, ocurrían situaciones como esas y la jovencita de diecisiete años quería lanzarla por la ventana del auto en movimiento.
No obstante, le genera muchísimo más malestar el hecho de que sus propios padres no le dijesen nada. Ellos simplemente permitían los insultos, las quejas, los berrinches. Hacían oídos sordos a todos los ataques que Lily, y Augustine, recibían por parte de su hermana mayor (y a veces sus amigos), simplemente por ser diferentes a ella.
La adolescente ‒perteneciente a la casa de Slytherin‒ había aprendido a ignorarla, ya ni siquiera gastaba energía en discutir con Petunia. Sin embargo, Lily era la más afectada. Aun, luego de tantos años, seguía sintiéndose mal por las cosas que su hermana decía sobre ella.
Los amaba, por supuesto, eran sus padres después de todo. Aunque, en muchas ocasiones, deseaba que ellos fueran diferentes. Anhelaba que su padre le de un abrazo de despedida, o que su madre le permitiera contarle sus problemas. Pero, luego de diecisiete años a su lado comprendió que jamás iba a tener ese tipo de vínculo con ellos.
— Nos vemos en unos meses. —Su madre, sin siquiera bajarse del auto, habló.
Augustine fue la primera en bajar del vehículo con un saludo frio, mientras sacaba su equipaje, alcanzó a escuchar como Lily se despedía de ambas con más alegría. Ella jamás iba a poder ser como su hermana, y quizás por eso, la cuidaba tanto. No podía permitir que un alma tan noble como Lily sea corrompida por personas como sus padres.
Cuando el vehículo color ciruela se perdió entre los demás, las dos hermanas emprendieron su caminata hacia la estación 9 ¾; las maletas pesaban muchísimo más que los años anteriores, y eso era debido a la cantidad de libros que debió empacar por ser su último año escolar. El solo hecho de pensar en las cartas que debía enviar a las Universidades le generaba un gran dolor de estómago. Debía ser un año perfecto.
— ¿Alguien trajo el veneno para serpientes? —James Potter apareció por la cabina, ocasionando que August girara sus ojos con aburrimiento.
— Todos los años, el mismo chiste—contestó con una sonrisa irónica— ¿No se te ocurrió nada en las vacaciones?
— Nunca deja de ser gracioso. —Chasqueó la lengua, sentándose a un lado de Lily— ¿Cómo ha estado mi persona favorita? —La abrazo por los hombros, dejando un pequeño beso en su sien.
— Excelente, gracias por preguntar. —Una segunda voz masculina inundó el lugar. — August, sigues igual de horrenda que siempre, Lily, te sigo odiando por quitarme a mi mejor amigo. Excelente año para todos, familia.
