2. 03

2.7K 373 21
                                    

6 de septiembre, 1993━━━━━━━━━━━━━━━CHAPTER THREE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


6 de septiembre, 1993
━━━━━━━━━━━━━━━
CHAPTER THREE





"I see you everywhere, the only thing we share is this small town"



— Y con eso termina la clase de hoy, recuerden traer el capítulo tres leído, y la tarea que les asigné—exclamó, viendo cómo los estudiantes salían del salón sin mirar atrás. August resopló, comenzando a guardar sus cosas, recordando cómo solía hacer lo mismo en sus tiempos... estaba recibiendo su propia medicina.

— ¿Aún te odian? —Stefano ingresó al lugar con su típica actitud arrogante.

— Creo que lo harán todo el año—confesó, terminando de ordenar su maletín. — Seamos honestos, yo también odiaba ésta asignatura.

— Si, pero no teníamos una profesora tan sexy como tú—murmuró coqueto, tomando a la mujer por la cintura. — Habría sido todo diferente.

August carcajeó, mientras Nott dejaba cortos besos sobre su cuello. — ¿Tienes clases?

— A las tres—respondió mirando el reloj en su muñeca.

— Hoy es la prueba para ingresar al equipo de Quidditch—recordó, uniendo sus manos en la nuca de su pareja. — Le prometiste a Theo asistir.

— Lo sé, estaré ahí.—Besó sus labios, dejando un espacio muy corto entre ambos. — ¿Puedo preguntarte algo? —murmuró, quitándole algunos mechones del rostro.

— Lo que sea.

— ¿No quieres devolverle los recuerdos a Remus porque él está feliz, o porque tienes miedo de seguir sintiendo algo por él?

— Stef...

— No voy a enojarme, solo necesito saber la verdad.

— Si aún sintiese algo por Remus, no estaría en una relación contigo—sinceró—, no te haría algo así. Jamás.

— Solo prométeme que... si en algún momento, sientes que algo podría volver a pasar entre ustedes, me lo dirás. Lo primero que voy a priorizar es nuestra amistad previa, y no quiero que eso se arruine con mentiras.

— No te preocupes por eso. —Besó sus labios—, preocúpate porque está noche no dormirás mucho—ronroneó sobre sus labios, mientras descendía una las manos hacia su entrepierna.

— Evans—masculló, apretando la cintura de la mujer—, estás jugando sucio.

— No sé de qué estás hablando—musitó, dejando una línea de besos húmedos por su cuello. Lo que amaba de los descansos era que, los alumnos, no volverían a ese salón ni, aunque los amenacen de muerte. — ¿No puedo demostrarle a mi novio un poco de afecto? —bromeó.

— Tendrás que esperar hasta la noche, Evans. Si tu juegas sucio, yo también—murmuró, antes de dejar un beso intenso sobre sus labios. — Es una pena que ya no tengas el uniforme, la pollera habría ayudado mucho.




* * *



Remus respiró hondo, luego de lavarse el rostro por tercera vez en diez minutos. Su cabeza dolía como la mierda, y las visiones que llegaban a su cabeza como flashes no lo habían dejado dormir en toda la noche. Ahí estaba él viviendo toda su adolescencia, enamorado de la profesora que había conocido (aparentemente) por primera vez hace cuatro días.

Sin embargo, nada de lo que llegaba a su mente se sentía real. No había un solo sentimiento de amor hacia la profesora Evans, absolutamente ninguno.

Sentía enojo, rencor. Quería gritarle mirándola a los ojos; quería explicaciones de todo lo que estaba ocurriendo. Pero, sobre todas las cosas, simplemente necesitaba saber por qué lo había dejado solo.

Cuando la vio atravesar el campo de Quidditch quiso vomitar a causa de los nervios; su corazón parecía que había trepado hacia su garganta.

— Profesora, Evans—saludó sin quitarse los lentes de sol que cubrían las horribles ojeras que adornaban su rostro. — ¿Vienes a disfrutar el juego?

Por supuesto, su ahijado está ahí, y ella solía ser la capitana del equipo de Slytherin. Eres idiota Remus.

— Buenos días. —Tomó asiento a su lado. — Vengo a brindar un poco de apoyo moral a mis niños. —Sonrió mirándolo por unos segundos. — Les prometí que vendría, así que... aquí estoy.

Remus podía sentir como cada partícula de su cuerpo temblaba a causa de la cercanía. — Has hecho un excelente trabajo con Harry. —Rompió el silencio, logrando que ella volviera a verlo por segunda vez.

— Lily podría haberlo hecho mil veces mejor, créeme. —Sonrió con nostalgia. — Ella y James eran unos padres increíbles.

Lupin sintió como su corazón se estrujaba ante la mención de su mejor amigo. — ¿Cómo los conocías? —preguntó haciéndose el tonto.

Para su buena suerte, Augustine no fue capaz de notar aquello. — Lily es mi hermana... era.

— ¡¿En serio?! No sabía que Lily tenía una hermana.

— Adoptiva. Me adoptaron cuando tenía unos pocos meses de vida—relató. — Crecimos juntas. Sin embargo, no compartimos el mismo grupo de amigos—mintió. — Ella se juntaba con ustedes y yo...

— Entiendo. Sirius jamás se habría relacionado con alguien de Slytherin—respondió sabiendo que aquello le haría sentirse mal. — Odiaba a su propio hermano, te habría odiado a ti.

Augustine soltó una risita nerviosa. — Si, tienes razón. De todas formas, nosotras teníamos una relación muy linda.

— Ella era una amiga excelente. —La miró por unos segundos. — Cada vez que yo me sentía mal... Lily solía regalarme chocolates. Era lo único que me levantaba el ánimo.

Agudizó sus sentidos, escuchando como la mujer tragaba saliva. — Si, es una persona que necesitas en tu vida. Era. ¡Mierda!

Remus colocó una de sus manos sobre el brazo de Augustine. — Descuida. A mí también me cuesta, a veces. Hablo de ellos como si aún estuvieran... aquí.

— Creo que lo peor de todo es cuando Harry comienza a hacerme preguntas. —El licántropo escuchó cómo su corazón bombeaba cada vez más rápido. — No sé qué decirle. No sé cómo decirle las cosas. Simplemente entro en pánico, y cambio de tema. —Tapó su rostro con ambas manos. — Soy una idiota. Han pasado tantos años y yo aun no puedo hablar de mi hermana sin ponerme a temblar. — Su instinto por abrazarla y contenerla se vio interrumpido. — Sé que es mucho pedir, pero ¿crees que podrías hablar de James con Harry? Yo no lo conocía tanto como tu... y me gustaría que él escuche cosas buenas de su padre, y no lo que el idiota de Snape dice acerca de James.

¿Cómo es que mentía con tanta facilidad? Pensó Remus.

— Si, por supuesto. Hablaré con él.

— Gracias, Remus. —Su mano viajó hacia su antebrazo y un escalofrío subió por su espalda.

Sin embargo, antes de que pudiera siquiera desenmascarar su mentira, la voz histérica de Stefano Nott los hizo voltear.





— Sirius ha escapado.

𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora